Interconexión eléctrica submarina.

Interconexión eléctrica submarina. Invertia

Observatorio de la Energía

Europa redobla la protección de los cables eléctricos submarinos ante el temor de que Rusia o China traten de cortarlos

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Europa se enfrenta a la realidad del sabotaje al sistema energético. No es la primera vez. En septiembre de 2022, la explosión de los dos gasoductos que unían Rusia con Alemania, el NordStream 1 y 2, abrieron la caja de Pandora a un escenario donde la seguridad energética se quedaba en entredicho.

Y hace dos días, Alemania y Finlandia alertaban por la rotura de un cable de comunicaciones en el Báltico a causa de una "fuerza externa", mientras que las autoridades de Suecia, por su parte, abrían una investigación por los daños en otro cable de comunicaciones que une su país con Lituania.

"Siempre está la posibilidad de que Rusia sabotee los cables de interconexión eléctrica en Europa, desde luego, o que lo hagan países 'amigos' de Rusia", explican fuentes del sector energético europeo a EL ESPAÑOL-Invertia.

"Y en concreto, los más vulnerables son los cables submarinos, aunque después de lo que ocurrió con NordStream 1 y 2, la OTAN está muy pendiente y vigilante de toda esta infraestructura submarina y es más difícil actuar por sorpresa", añaden.

Pero no solo es electricidad, también se está pendiente de los gasoductos que unen los países europeos. "Uno de los puntos críticos es el BalticConnector, un gasoducto bidireccional de gas natural entre Finlandia y Estonia, que proporciona a Finlandia acceso a las instalaciones de almacenamiento subterráneo de gas de Letonia.

¿Cómo protegerlos?

La protección de las redes de cables submarinos plantea numerosos desafíos. Entre ellos, protegerles a lo largo de los kilómetros que recorren entre los países en el lecho del mar. Eso les hace muy susceptibles a intentos de sabotaje desde submarinos o vehículos submarinos no tripulados.

Incluso se agrava por el hecho de que muchos cables submarinos se encuentran en lugares remotos, pero su ubicación es de conocimiento público, ya que facilita el sabotaje.

Otro desafío importante es que muchos cables submarinos se encuentran en aguas internacionales. Si bien la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar otorga a los países jurisdicción sobre sus aguas territoriales y algunas obligaciones de aplicación de la ley en las zonas contiguas, la responsabilidad de proteger la infraestructura fuera de estas áreas sigue sin estar clara.

Y según el CER (Centre por European Reform), un grupo de expertos dedicado a mejorar el funcionamiento de la Unión Europea y a fortalecer su papel en el mundo, los ciberataques también podrían utilizarse para atacar los sistemas de gestión de redes que controlan la infraestructura de cables. Especialmente con una mayor digitalización de todo el proceso de control y monitorización de datos de las infraestructuras energéticas.

En el norte, mayor control

Según el informe del CER, "Protecting Europe’s critical infrastructure from Russian hybrid threats", especialmente los países europeos del Norte han tomado medidas para mejorar la resiliencia de las infraestructuras críticas nacionales.

Noruega, Dinamarca, Bélgica y los Países Bajos han reforzado la seguridad en torno a las infraestructuras energéticas vitales; Francia, Italia y el Reino Unido han invertido en la protección de las infraestructuras submarinas; y Chequia ha publicado una estrategia nacional específicamente dedicada a contrarrestar las amenazas híbridas.

Los estudios concluyen que hay una mayor vigilancia rusa de la infraestructura energética europea. A medida que la UE se aleja de las importaciones de energía rusa y Noruega se convierte en el principal proveedor de gas al Viejo Continente, cualquier interrupción de su producción energética sería un suceso peligroso para la seguridad energética de Europa. Sería casi imposible para la UE encontrar un sustituto para la energía noruega.

Si bien la protección de las infraestructuras críticas es una responsabilidad fundamentalmente de cada país, la UE y la OTAN han intensificado sus esfuerzos para contrarrestar las amenazas híbridas y protegerlas.

Suecia paraliza la eólica

Las infraestructuras energéticas críticas no son solo los cables eléctricos o los gasoductos, también son las plantas de generación y los parques renovables. 

Y eso es lo que ha pasado en Suecia. Hace solo quince días que el veto militar se ha impuesto a todos los proyectos eólicos marinos en la costa central y meridional del mar Báltico sueco. Una decisión que pone en riesgo la competitividad industrial y la seguridad energética del país, mientras que podrían perderse inversiones privadas de hasta 47.000 millones de euros (50.000 millones de dólares).

Los parques cancelados podrían haber obstaculizado la capacidad del sistema de defensa aérea del país nórdico para reaccionar a un ataque con misiles proveniente del enclave ruso de Kaliningrado, ubicado a solo 300 kilómetros de la isla sueca de Gotland, argumentaron los expertos militares suecos.

El nerviosismo también se visibiliza en el extremo más septentrional de Europa. El pasado 16 de noviembre, un barco espía ruso fue escoltado fuera del Mar de Irlanda después de entrar en aguas controladas por Irlanda y patrullar un área que contiene tuberías y cables submarinos críticos para la energía e Internet.

El jueves, aviones británicos también fueron enviados a vigilar a un avión de reconocimiento ruso que volaba cerca del espacio aéreo del Reino Unido, según el Ministerio de Defensa del país.

Y este mismo miércoles, Dinamarca vigila de cerca un barco chino tras las sospechas de sabotaje en la rotura de un cable submarino en el Báltico. Rusia y China rechazan cualquier insinuación de que hubieran estado involucrados en los daños a este y otro cable.

"Toda la infraestructura submarina europea de cables está muy vigilada, pero eso no quita que se pueda dañar de alguna manera, si sigue esta escalada del conflicto con Rusia", concluyen las fuentes.