Los vertidos (curtailments, en inglés) por exceso de generación renovable en algunas horas del día están provocando un auténtico quebradero de cabeza en los inversores del sector. El almacenamiento energético se posiciona como el gran salvador de una industria que se ha disparado exponencialmente en los últimos años.
Sin embargo, según el estudio 'El almacenamiento de energía de larga duración en España' de Aurora Energy Research, consultora especializada en energía, no se conseguirá eliminar esos vertidos renovables hasta 2035, especialmente con la incorporación de los parques de eólica marina.
"Permitir la integración de las energías renovables en el sistema eléctrico será clave para lograr mayores objetivos de electrificación y descarbonización establecidos en el PNIEC (Plan de Energía y Clima) revisado", dice el informe. Un plan significativamente más ambicioso en términos de desarrollo de renovables, almacenamiento y electrolizadores que el presentado hace dos años, y las expectativas de nueva capacidad limpia representarán el 81% del mix eléctrico en 2030.
Aurora confirma que el almacenamiento de energía de larga duración es una forma rentable de reducir la dependencia del gas y, al mismo tiempo, evitar los vertidos o curtailments renovables, pero aún existen algunas barreras para su desarrollo.
Con el almacenamiento se puede asegurar el uso de la generación renovable mientras descienden las emisiones de CO2.
Subvenciones para el almacenamiento
El problema actual de las tecnologías de almacenamiento energético es que todavía no son 'bancables'. Dependerá de las ayudas que reciban para su despliegue y, por eso, Aurora Energy Research considera que algunos activos de almacenamiento necesitarán una subvención que garantice entre el 73% y el 88% de los costes durante su vida útil.
Un apoyo necesario ya que la integración de estas tecnologías en la red eléctrica nacional reduciría los costes totales del sistema en 1.000 millones de euros hasta 2060.
En el informe se presentan dos escenarios: uno con el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de larga duración (al que llaman LDES -Long Duration Energy Storage-), y otro con la tendencia actual.
Los LDES ocupan la franja entre el almacenamiento a corto plazo y el estacional (que puede ser un bombeo hidráulico con capacidad de semanas y meses) al ahorrar energía entre más de ocho horas y unos pocos días.
Según la consultora energética, ya existen seis tecnologías comercialmente viables para almacenar energía entre 12 y 96 horas, pero todas ellas necesitan subvenciones para ser rentables.
Y para el almacenamiento térmico industrial, se requeriría una ayuda de entre seis y diez euros/MWh para competir con las calderas eléctricas ya en 2025, aunque algunas tecnologías ya serán competitivas ese año. Se calcula un LCOH (coste nivelado del hidrógeno, una variable que nos indica cuánto cuesta producir 1 kg de hidrógeno renovable en función de su inversión) de 32 euros/MWh. El LCOH de las calderas de hidrógeno se mantiene por encima del almacenamiento térmico debido a los altos precios del hidrógeno.
Qué son los LDES
El almacenamiento de energía de larga duración (LDES) es posible gracias a tecnologías basadas en electroquímica, como baterías estáticas (redox de vanadio), baterías de flujo, baterías de aire de metal (hierro) y otras baterías químicas. También están las baterías térmicas especialmente pensadas para la industria.
Todos estos tipos de baterías tienen una serie de ventajas, como mayor duración (más de cuatro horas), mayor seguridad, menor preocupación por la temperatura ambiente, fácil escalabilidad, ausencia de los efectos perjudiciales de una descarga profunda, muy baja autodescarga, menor coste nivelado de almacenamiento y ciclo de vida largo.
Para Aurora Research Energy, gracias a estas tecnologías se observa una mayor disminución de los vertidos para la energía eólica marina flotante, reducción de hasta 93 puntos porcentuales en comparación con el 5% si no se implementaran.
E, incluso, la restricción económica se reduce a casi 0% a principios de la próxima década para la energía solar fotovoltaica y la energía eólica terrestre en comparación con el 5% en el escenario de referencia.
Un 'pool' por los suelos
El informe confirma lo que publica en redes sociales Javier Revuelta, sénior principal en Afry, otra consultora del sector.
Según sus cálculos, "en 2025 (ya habiendo ajustado demanda y solar), se dispararán los vertidos en todos los trimestres, notablemente en el segundo. Todo apunta a que tanto si hay un año seco o húmedo, tendremos un pool por los suelos durante el 80% de las horas de sol del segundo trimestre, y cerca del 50% durante el primero y el tercero".
"Seguimos yendo mal en almacenamiento, algunas baterías de dos horas harán cosquillas a los precios. Si no instalamos dos GW/año de grandes almacenamientos en lo que queda de década, esto no se corregirá y en pocos años se frenará la inversión en solar sustancialmente".
Y mientras tanto, propone como soluciones que se desplacen "consumos (turnos de fábricas, aerotermia, vehículo eléctrico), se atraiga demanda industrial, haya un nuevo mecanismo para incentivar muchísimo almacenamiento, e incentivar menos la solar y más el vehículo eléctrico y las bombas de calor".