La inflación y la crisis energética han pasado factura al bolsillo de hogares y empresas. Los supermercados se han visto obligados a hacer frente a altos precios de la luz y el gas y a la subida de los productos que reciben. El margen de beneficio medio para un minorista de alimentos ronda el 1,7%, y en el coste de la energía se pueden lograr ahorros significativos con una inversión relativamente baja y buenos plazos de amortización.
Por eso, la empresa danesa Danfoss, especializada en tecnologías para la industria, presenta un plan reducir hasta en un 50% la factura energética con un plan completo de eficiencia energética tanto para los sistemas de refrigeración y calefacción como para la electricidad.
Paneles solares sobre cubierta para autoconsumo, reutilización de calor que desprende el mobiliario frigorífico, recogida de los desperdicios de alimentos, automatización en remoto y digitalización de la maquinaria... todo sirve para ahorrar en las facturas energéticas.
Lo han llamado la nueva 'Smart Store' (tienda inteligente) y ya hay una prueba piloto en el centro de pruebas de tecnología de eficiencia energética de Danfoss, en Nordborg, Dinamarca.
Se espera que esta 'Smart Store' sea un 50% más eficiente energéticamente en comparación con un supermercado típico que tenga un sistema de refrigeración de CO2 de primera generación. Y lo mejor es que aseguran que, gracias al ahorro energético, se puede amortizar la inversión en un tiempo de amortización récord de tres o cuatro años.
Claves para ahorrar energía
El proyecto tiene en cuenta cualquier opción posible de reducir consumo energético, pero también de poder autogenerar y aprovechar todas las soluciones de economía circular.
Se alimenta de electricidad renovable, con los paneles solares situados en el tejado de la edificación, y como reutiliza el exceso de calor generado por los sistemas frigoríficos que conservan los alimentos en el interior del supermercado, reduce los costes de calefacción hasta en un 90%.
El supermercado también se descuenta el 78% de su factura de calefacción al reutilizar el calor de sus cámaras de refrigeración. Y más aún, vende el calor excedente a viviendas y empresas cercanas a través del sistema de district heating, un modelo de calefacción central muy extendido en otros países de Europa. El exceso de calor es la fuente de energía sin explotar más grande del mundo, asegura la compañía.
"Las cámaras frigoríficas generan calor durante el proceso de enfriamiento, tal y como funciona una nevera en nuestras casas", explica Lars G. Andersen, director de la cadena de supermercados BALS (Brugsen for Als og Sundeved), protagonista de este proyecto, en un encuentro con medios internacionales entre los que se encontraba EL ESPAÑOL-Invertia.
"No queremos desperdiciar nada, ni siquiera el exceso de calor procedente de nuestros frigoríficos. Este exceso puede ser reutilizado o vendido a terceros, ayudando a reducir la factura energética y las emisiones de CO2".
"Desde que hemos puesto en marcha este proyecto hemos reducido alrededor del 70% los costes de calefacción y un 37% la factura eléctrica. El exceso de calor cubre la calefacción de nuestro establecimiento y el suministro de agua caliente. Con el exceso de calor que generamos podemos calentar unas 15 viviendas del vecindario".
Otras iniciativas, como la instalación de puertas en refrigeradores y congeladores, ahorrarán alrededor de un tercio en el uso de energía, mientras que la elección de iluminación LED consume hasta un 85% menos de electricidad que las bombillas incandescentes. La automatización y el monitoreo de la 'Smart Store' añade otra capa de ahorro de energía.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos estima que por cada dólar (0,90 euros) de ahorro de energía equivale a aumentar las ventas en 59 dólares (54 euros).
El 3% de la demanda eléctrica total
Mientras la población mundial va camino de los 10.000 millones de personas en 2050, se necesita invertir en los comercios y supermercados locales para que la conservación de los alimentos sea sostenible.
En la actualidad, el consumo de electricidad de los supermercados de un país puede suponer entre el 2% y el 3% de la demanda total, como es el caso de Reino Unido, y en cada supermercado hasta el 40% del consumo de electricidad se destina a la refrigeración.
La presión está creciendo, tanto sobre la demanda y los costes de la energía, como sobre la necesidad de reducir la pérdida de alimentos. Se desperdician tantos alimentos que suponen el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo por detrás de EEUU y China, es decir, el 10% del total.
Los smart stores no sólo apuntan a tiendas de alimentos, sino a cualquier local que busque soluciones de eficiencia energética.
"Es posible construir una instalación super eficiente y respetuosa con el medioambiente, utilizando tecnología de calefacción y refrigeración de última generación. En el futuro, el mundo estará más urbanizado, con poblaciones más grandes, mayores demandas de energía, y una creciente necesidad de refrigeración y almacenamiento eficiente de alimentos", ha dicho por su parte Jürgen Fischer, presidente de Soluciones Climáticas de Danfoss.