No hay duda de que la crisis energética en Europa está removiendo todos los cimientos. Ahora el siguiente paso lo ha dado el Gobierno francés al anunciar que quiere quedarse con el 100% del capital social de su gran energética, EDF. Una decisión que sorprende porque posee ya el 83,88% de la eléctrica y el resto está en manos de minoritarios y fondos de inversión.
"Seremos la primera gran nación ecológica en salir de los combustibles fósiles", afirmó la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, para quien la emergencia climática exige decisiones contundentes y radicales.
"Necesitamos tener el control total de la producción y de nuestro futuro energético", añadió Borne, subrayando que la pandemia demostró una excesiva dependencia de industrias extranjeras. "Ya no podemos depender del gas y el petróleo rusos", apostilló.
Las acciones del grupo eléctrico francés subieron hasta un 14,53% el miércoles tras conocerse la noticia, con lo que la capitalización bursátil se ha disparado hasta los 34.738,16 millones de euros, y si Francia quiere hacerse con el total de la compañía, a día de hoy, debería pagar más de 5.500 millones de euros.
Independencia energética
"Se avecinan tiempos muy complejos con el suministro eléctrico en toda Europa y cada país se está posicionando", explica a EL ESPAÑOL-Invertia María de la Torre, experta legal en Gobernanza y socia directora de Governance & Compliance.
La decisión se produce justo horas después de que el Parlamento Europeo haya dado luz verde a considerar la nuclear y el gas como tecnologías verdes para la taxonomía financiera.
[La Eurocámara aprueba conceder la etiqueta 'verde' a la energía nuclear y el gas]
También ha hecho el anuncio horas después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamara a la unidad y coordinación entre Estados miembros. Hay que prepararse ante el riesgo de que Rusia corte todo el suministro de gas a Europa, una amenaza ante la que ha advertido a los socios comunitarios para no caer en el "egoísmo y proteccionismo" que se vieron en los primeros meses de pandemia.
"Debemos asegurar que en caso de interrupción total el gas seguirá fluyendo hasta donde sea más necesario", ha defendido la jefa del Ejecutivo comunitario, para apelar después a la "solidaridad europea" y subrayar la necesidad de "proteger" tanto el Mercado Único como las cadenas de suministro a las industrias en la UE.
Por ello, la política alemana ha alertado de que los Veintisiete no deben "olvidar la amarga lección" que aprendieron durante la pandemia de coronavirus --cuando la descoordinación de los primeros meses llegó, por ejemplo, a bloquear en algunos países socios contingentes destinados a otros Estados miembro--.
Francia y la autogestión
"Tiene todo el sentido del mundo que el Gobierno francés tome esta decisión en estos momentos", continúa la letrada. "Aunque seas el accionista mayoritario, si cotizas en bolsa, tienes que mantener informados a los accionistas minoritarios de los resultados de la compañía, pero, sobre todo, de los planes estratégicos".
Los minoritarios en EDF se organizan en un 15,03% de accionistas institucionales e individuales, un 1,06% de accionistas empleados y un 0,03% de autocartera. "Las directivas europeas obligan a proteger a los minoritarios y eso significa que no les puedes negar la información que soliciten. No es lo mismo mandar que tener el control total en el consejo de administración", añade De la Torre.
El grupo, que ya está fuertemente endeudado, se enfrenta a grandes cargas financieras y el gobierno también lo está desafiando a lanzar un nuevo programa de nuevos reactores nucleares.
"Francia quiere tener la autogestión de EDF para no tener que dar cuentas a nadie de lo que va a hacer con el negocio de la energética, ya no estará obligado a ser supervisado por ningún fondo extranjero y, por supuesto, no tendrá que facilitar información estratégica o crítica a nadie", concluye la experta jurídica.
Estado de la compañía
EDF completó el pasado mes de abril una ampliación de capital de 3.150 millones de euros, en la que el Estado suscribió unos 2.700 millones equivalentes a su peso en la empresa, con el fin de financiar las operaciones de desarrollo del grupo entre 2022 y 2024; reforzar la calificación crediticia y su acceso a los mercados de financiación, y,
de manera más general, para fortalecer la flexibilidad financiera de la eléctrica.
La 'utility' francesa obtuvo en 2021 un beneficio neto atribuido de 5.113 millones de euros, lo que supone prácticamente ocho veces más que el resultado de 650 millones de euros contabilizado el ejercicio precedente, mientras que el resultado bruto de explotación (Ebitda) aumentó un 11,3%, hasta 18.005 millones.
Asimismo, durante el pasado ejercicio la compañía alcanzó una cifra de negocio de 84.461 millones de euros, un 22,3% por encima de los ingresos contabilizados en 2020. Sin embargo, la deuda financiera neta de EDF se incrementó hasta los 43.000 millones de euros.