El principal objetivo es la descarbonización de la actividad económica, no solo del sector energético, sino de los hogares, las empresas y las industrias. Y no todo puede pasar por la electrificación. Por eso, hay una opción que en España está sin desarrollar pero que podría convertirla en la tercera potencia de Europa por detrás de Francia y Alemania: los gases renovables.
En concreto, el biometano, que "es un gas con una composición similar a la del gas natural y, por tanto, se puede inyectar en la red de gasoductos directamente, sin ningún tipo de modificación técnica de las infraestructuras", explica Naiara Ortiz de Mendíbil, secretaria general de SEDIGAS, Asociación Española del Gas, a EL ESPAÑOL-Invertia.
Para obtener biometano, hay que construir plantas que utilicen los residuos (como restos orgánicos de vertederos, residuos agrícolas y ganaderos, lodos de aguas residuales de depuradoras, o restos forestales). Ahí se someten a un proceso de limpieza denominado upgrading, donde se eliminan distintas impurezas como el CO2, el principal causante del cambio climático.
Potencial de España
Aunque a día de hoy España está a la cola del desarrollo de esta industria, su potencial sería enorme, algo a valorar en un contexto de tensiones internacionales por la dependencia de combustibles fósiles con terceros países.
En términos de biometano, "la Unión Europea reconoce que somos el tercer país con mayor potencial y es el presente, atendiendo a que es una tecnología madura y competitiva".
Según datos de la Comisión Europea, el potencial técnico español para producir biometano alcanza los 122 TWh. Es una cifra que representa más de una tercera parte de los 378 TWh de la demanda nacional de gas en 2021, pero que si no se tuviera en cuenta el gas destinado a la producción eléctrica (90 TWh), incluso cubriría el 50% de las necesidades del segmento industria y residencial.
Un potencial que se queda corto comparándolos con los datos del informe de IDAE, que asegura que podrían llegar a los 137 TWh. Por tanto, "España debería marcarse un objetivo ambicioso de producir biometano para cubrir en torno al 10% de toda la demanda gasista en 2030, y no el insuficiente objetivo del 1% que ha aprobado el Gobierno en la hoja de ruta del biogás en marzo pasado", añade Ortiz de Mendíbil.
Plantas de biometano
Transformar residuos orgánicos urbanos, lodos, estiércol, purines y restos de cosechas y de alimentos en electricidad y calor, evitando quemar combustibles fósiles y obteniendo un abono con lo que sobre, solo se puede hacer si se cuenta con las plantas adecuadas.
"España va muy retrasada en su desarrollo. Por ejemplo, hasta hace seis meses solo teníamos una, la de Valdemingómez, en el vertedero de Madrid, y ahora ya contamos con cinco más", explica la responsable de SEDIGAS.
Una de ellas se encuentra en la Planta de Digestión Anaeróbica y de Compostaje del Consorcio para la Gestión de los Residuos del Vallès Oriental en la Estación Depuradora de Aguas, de Barcelona.
Otra en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Bens (La Coruña), una tercera en el polígono de Villalonquéjar (Burgos), el proyecto UNUE, y la última está en la granja de vacuno Torre de Santamaría, en Vallfogona de Balaguer (Lleida).
"Es una muy buena señal ese cambio en tan poco tiempo, pero insuficiente si se compara con las más de 200 plantas que hay en Alemania o las más de 300 que hay en Francia", puntualiza la experta.
La buena noticia es que hay más de 200 proyectos planteados para ponerse en marcha por toda la geografía española. "Las empresas están muy concienciadas, incluso más que con el hidrógeno. Tenemos una gran oportunidad como país, aprovechémosla para dar mayor seguridad de suministro", concluye la directora general de SEDIGAS.
Garantías de origen
Uno de los puntos clave para impulsar esta industria es la falta de incentivos. El sector no habla de ayudas económicas, la señal de precios del gas es lo suficientemente alta como para no necesitarlo, pero sí de un sistema de Garantías de Origen o mejorar los tiempos para conseguir los permisos de construcción de plantas en las diferentes administraciones.
"El futuro está en los gases renovables, especialmente el biometano", explican fuentes del sector gasista a este diario.
"No hay barreras económicas, los inversores están interesados en el desarrollo de este sector, ni tampoco técnicas, el obstáculo se encuentra en las Administraciones públicas y en la dificultad para llegar a acuerdos con los productores de residuos".
Según las mismas fuentes, "con un precio de 60 euros/MWh ya es rentable montar una planta de residuos, así que visto el panorama de precios internacionales, estamos ante una oportunidad única".
El biometano puede sustituir de un día para otro al gas natural y utilizar las infraestructuras ya desarrolladas para sistemas de calefacción de edificios eficientes, producción de electricidad gestionable y como combustible en el transporte pesado rodado. Y además, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta niveles nulos para mediados de siglo, según el estudio Gas for Climate.
El mismo estudio asegura que, con cifras europeas, la utilización de 270 bcm de gas renovable podría suponer un ahorro anual para el continente europeo de 140.000 millones de euros en 2050.