El sector agroalimentario ya ha mostrado su rechazo a la propuesta de Podemos de crear un supermercado público que lanzó este fin de semana la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. Y lo ha hecho porque considera que “no aportaría nada” y que el sector es muy competitivo. Pero hay una tercera razón para vetar esta idea: en España ya hubo ejemplos de empresas públicas dentro del sector y fracasaron.
En concreto, hay dos casos que desde el sector recuerdan bien. “Ya tuvimos experiencias públicas en este sector. Fracasaron y tuvieron que ser rescatadas por dos empresas del sector”, señala José María Bonmatí, director general de la asociación de fabricantes y distribuidores Aecoc.
La primera de ellas tiene como protagonista a Distribuciones Reus SA (Dirsa). Fue una cadena de supermercados con sede en Reus creada en 1981 por Andreu Rodríguez Figuerola, Juan Jesús González Cabrejas, José Guiu Rius y Antonio Gallego de la Frentil. Esta cadena, en cuestión de unos años, se expandió rápidamente a golpe de franquicia (toda una novedad en el sector) y llegó a tener su marca propia: Preko, que tuvo tiendas propias.
Su gran crecimiento le llevó a protagonizar la operación más importante del sector de la distribución en los años 80. En 1988, Tabacalera (empresa pública hasta 1999 que se privatizó dando lugar a Altadis) adquirió el 75% de Dirsa tras desembolsar 6.000 millones de pesetas (algo más de 36 millones de euros). En aquellos años, la empresa trabajaba en la diversificación de su negocio tradicional (labores del tabaco y timbre).
Por aquel entonces, Tabacalera tenía un proyecto “demasiado ambicioso” que “el mercado rechazó”. Estas fueron las declaraciones del presidente de la empresa, Miguel Ángel Valle-Inclán, publicadas en la edición de junio de 1990 de El País.
En ese año, Tabacalera puso a la venta Dirsa al fracasar en su intento de conseguir crear una red de distribución minoritaria a través de una empresa pública.
Solo unos meses después de reconocer el fracaso del proyecto, Banco Bilbao Vizcaya (BBV) junto al grupo Continente, adquirió el 100% de Dirsa por 12.100 millones de pesetas (72,7 millones de euros).
Esta compra, además, estuvo cargada de polémica. Hubo una segunda oferta de la cadena de distribución Centra (junto con Bankinter y de Fonfir, entidad filial de la corporación financiera Cofir) con la que Tabacalera firmó un precontrato. Pero finalmente fue vendida a la entidad bancaria.
En 1996, fue la cadena de supermercados Dia la que se hizo con Dirsa. Se trató de una fusión por absorción que acabó con la disolución de Dirsa como sociedad, pero también como marca comercial.
Segundo experimento
En esos mismos años en los que el plan de Tabacalera se iba al traste, otra empresa pública, Mercasa (la actual red de mercados públicos), intentaba algo parecido con la cadena Jobac. La compañía fue creada en 1957 por el emprendedor valenciano José Bacete Cardos y siguió una expansión parecida a la de Dirsa.
En 1988, Mercasa compró Jobac. Pero lo suyo fue también una breve incursión en el campo de los supermercados.
Tal y como relata en una de sus publicaciones, Mercasa se vio obligada en 1991 a salir de todas las sociedades de las que era accionista, entre ellas Jobac.
Todo ello con el objetivo de sanear la compañía tras endeudarse en exceso precisamente por la compra de empresas del sector alimentario.
Primero, Erosmer se hizo con el 70% de la compañía, mientras que Mercasa mantuvo el 30%. Ya en 1995, Consum compró la totalidad de Jobac por un precio de 6.500 millones de pesetas (más de 39 millones de euros). La sociedad resultante dio lugar a un grupo de 312 establecimientos. Al igual que Dirsa, tanto la sociedad como la marca comercial se disolvieron.
Estas dos intentonas entre los años 80 y 90 reflejan la dificultad de poner en marcha un supermercado intervenido por el Estado, aunque sea a través de empresas públicas. De ahí que el sector de la distribución y los fabricantes insistan en que el plan de Podemos no es necesario.