Sandra Tobar Noelia Ruiz

Ir al supermercado se ha convertido en un acto casi de valentía. A la escasez de algunos productos por el paro de transportistas, se añade una inflación desbocada por la guerra en Ucrania que no ha hecho más que agravar los problemas en el campo español. El resultado es una cesta de la compra cada vez más cara.

Y el Índice de Precios al Consumo (IPC) es un reflejo de ello. La inflación subió un 3% en marzo en relación al mes anterior y elevó de golpe su tasa interanual más de dos puntos, hasta el 9,8%, su valor más alto en 37 años, según publicó ayer el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Aunque se trata del dato adelantado al definitivo que se publicará el 13 de abril, ya avanza una escalada imparable de precios, especialmente en los alimentos y bebidas no alcohólicas, mayores en marzo de este año que en igual mes de 2021. También la electricidad y los carburantes. 

Esta subida de precios ya venía siendo alertada por agricultores y ganaderos, pero también por expertos en el sector. “Se incrementarán precios por la subida del coste de la energía y esto al final repercute mucho en los supermercados”, explicó recientemente Bernardo Rodilla, experto en retail de la consultora Kantar Worldpanel.  

Un hecho que precisamente se nota en los precios de productos agrícolas y ganaderos en origen. Si atendemos, por ejemplo, al 'Boletín semanal de coyuntura' que elabora el Ministerio de Agricultura, la evolución semanal muestra realmente el avance imparable de los precios en su origen.

En la semana 11 del año, del 14 al 20 de marzo, el informe destaca crecimientos de precios con respecto a la semana anterior de la torta de girasol (9,25%), el aceite de oliva virgen extra (3,95%), naranjas del grupo blancas (19,12%), cebolla (62,61%), la patata (29,57%) o los tomates lisos (12,44%).

Se disparan en un año

Pero si nos fijamos en los precios de hace justo un año, los incrementos son mayores. Por ejemplo, en la carnicería todas las variedades se han encarecido. La carne de vacuno es la que más ha subido de precio, ahora cuesta un 21,33% más que hace un año, seguida por la de pollo, que cuesta un 14,4% más. 

El precio del cordero y del conejo se ha disparado un 12%, subiendo en 79 céntimos por kilo en el caso del primero, y 22 céntimos en el caso del segundo. 

La carne de cerdo es la que ha experimentado una menor subida: ahora cuesta un 10,5% más que hace un año. Eso se traduce en 18 céntimos más por cada kilo de este animal, según los precios de entrada al matadero recogidos en el informe de precios semanal publicado por el Ministerio de Agricultura.

Supermercado. EP.

En el caso de las frutas y hortalizas también se observa una subida generalizada en los precios: destaca el plátano que se ha encarecido un 153%; el limón lo ha hecho un 75%, el pimiento verde, un 62%; y el aguacate, un 11,8%. Como excepciones de la regla general, la alcachofa y la zanahoria han rebajado unos céntimos su coste en origen. 

En el caso de los aceites, la subida ha sido muy acentuada por la sequía y por la escasez del girasol tras la guerra en Ucrania. El precio del de oliva se ha disparado en todas sus variantes, sobre todo en la de menor calidad, lampante, por ser la más parecida al girasol. El litro del aceite lampante cuesta un 37% más que el año pasado en esta fecha y un 33% más que en la semana antes de la guerra en Ucrania.

Aunque más moderado, el aceite de oliva virgen ha subido un 27% en un año y el virgen extra se ha encarecido en un 23%, según los precios consultados en el Sistema de Información de Precios en Origen (POOLred). En comparación con su coste justo antes de la guerra, el virgen está un 12% más caro y el virgen extra un 9,8%.

Y la docena de huevos ha pasado de costar 0,83 céntimos a los 1,17 euros. Misma tendencia que la miel. Un kilo de miel multifloral a granel cuesta 42 céntimos más que hace un año por esta fecha. 

Alertas

El último Consenso Económico y Empresarial de PwC España -en el que participa la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged)- destaca que las consecuencias de la guerra en Ucrania sobre la subida de precios serán muy importantes en las materias primas, la energía, los alimentos y la cesta de la compra en general. En concreto, un 63,6% de los expertos y empresas encuestadas creen que subirán los precios de forma intensa en alimentación.

PWC

Antes incluso de que Rusia comenzase la invasión a Ucrania, algunas cadenas como Dia no escondían la preocupación por la inflación. En enero, alertó de que el tirón de los precios estaba "generando tensiones inflacionistas” que se prevé que se extiendan durante gran parte del año.

Muchos fabricantes, de hecho, han reconocido ya aumentos en sus productos, como P&G y Coca-Cola; mientras que otros anuncian que lo harán este año. Tal es el caso de Heineken, que lo hace para compensar los incrementos de costes que sufre en sus operaciones. Presión adicional que empujará a muchos supermercados a plantearse subir más los precios en 2022. 

Por lo tanto, no estamos ante un problema nuevo, sino que -como hemos comentado anteriormente- llevan meses sufriendo con el agravante ahora del conflicto en Ucrania. De ello, el sector ha recibido por parte del Gobierno un paquete de ayudas de 362 millones de euros para aplacar los efectos del conflicto en el sector. 

Crisis en el campo

El campo lleva meses viéndose muy afectado por la subida del precio de la energía, el combustible, los plásticos y los insumos agrícolas (fertilizantes, abonos, plaguicidas, semillas…). 

Por lo tanto, el origen de la subida de precios de los alimentos está en los costes de producción que soporta toda la cadena alimentaria. Estos se trasladan desde el primero hasta el último eslabón -aunque con diferencias en cada parte de la cadena-. Es decir, desde el agricultor, pasando por el fabricante y las cadenas de distribución, hasta llegar al consumidor.

Los costes de producción han subido un 40% en comparación con el año pasado en esta misma fecha. Los agricultores pagan ahora un 150% más por los fertilizantes y un 96% por la energía. En el caso de los ganaderos, el alimento para los animales se ha encarecido un 35%, una situación que se agrava con la escasez de algunas materias primas tras la guerra en Ucrania y por la falta de pastos derivada de la sequía en algunas comunidades autónomas como Andalucía. 

Paro transportes

La subida de precios es un problema añadido a la cadena agroalimentaria que en las últimas semanas ha vivido situaciones de mayor tensión que en los peores momentos de la pandemia. Estamos hablando del paro de transportistas iniciado el pasado 14 de marzo y que ya va por su decimoctavo día. 

Estanterías de un supermercado sin productos.

Aunque la actividad parece que se recupera tras el acuerdo del Gobierno con las grandes patronales del sector, las cadenas de distribución han vivido situaciones muy complicadas. Nos referimos al desabastecimiento puntual de productos como la leche o el arroz que llevaron a los consumidores a repetir imágenes vividas en pleno confinamiento con el acopio de papel higiénico.

Además, las empresas de distribución calcularon pérdidas de 130 millones de euros de media por este paro. Así lo aseguró Felipe Medina, secretario general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), hace unos días. Lo que eleva a más de 2.000 millones las pérdidas ocasionadas en los supermercados.

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