Antiguas oficinas de Popular con el logo de Santander justo después de que el grupo comprara la entidad.

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Banca

Blackstone y Santander aún tienen unos 3.000 millones de 'ladrillo' del Popular en cartera

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Santander acaba de cerrar prácticamente un ciclo al reducir considerablemente su participación en Quasar, el vehículo que constituyó a medias con Blackstone para digerir los activos inmobiliarios del Popular, entidad que compró hace ya más de siete años tras su intervención. Lo que queda actualmente en la cartera de este instrumento son activos valorados en unos 3.000 millones de euros, menos del 30% del valor de los originales.

La última memoria de Quasar, correspondiente al ejercicio 2023, pone de manifiesto que el activo de este vehículo era de unos 3.900 millones de euros en ese momento.

La valoración actual estaría en torno a unos 3.000 millones, tras descontar las desinversiones realizadas a lo largo de 2024, según informan a EL ESPAÑOL-Invertia fuentes del sector.

En las últimas cuentas consolidadas de un ejercicio completo de Santander, que son las del año pasado, el activo de la sociedad aparece valorado en 4.770 millones de euros, con un importe de capital más reservas de 366 millones de euros.

La valoración actual de los activos equivale al 26% del valor que tenían los mismos en 2018, primer año de vida de Quasar, que era de unos 11.423 millones de euros, según reflejan sus cuentas de aquel año.

El ladrillo del Popular

Santander creó en marzo de 2018, menos de un año después de la adquisición del Popular, este vehículo financiero con Blackstone. El objetivo era dar salida a los activos inmobiliarios tóxicos del banco que adquirió por un euro en junio de 2017. Tras hacerse con el negocio, el banco lanzó una ampliación de capital por unos 7.000 millones de euros.

En aquel momento, el banco se quedó con el 49% de la joint venture, mientras que el fondo inmobiliario americano se convirtió en propietario del 51%. Blackstone se ha ocupado durante este tiempo de la gestión y estas participaciones se han mantenido hasta ahora, cuando Santander ha reducido su peso hasta el 10%.

Lo ha hecho a través de una operación -denominada acordeón en el argot financiero-, que consiste en llevar a cabo una reducción de capital y, de forma casi simultánea, una ampliación que ha respaldado Blackstone. Fuentes financieras aseguran que Santander mantiene una participación residual para seguir aprovechando los créditos fiscales que recibió para acometer la compra del Popular.

El activo de esta sociedad lo conformaban los inmuebles adjudicados, los créditos dudosos procedentes del sector inmobiliario y otros activos del Popular, entonces valorados en algo más de 11.000 millones de euros. En su momento se habló de un valor bruto de unos 30.000 millones.

Con esta operación, Santander termina de reorganizar sus servicers tras vender el 15% que tenía en Aktua a Intrum el pasado julio y salir de doValue -anteriormente Altamira doValue- en 2022, donde hasta el momento ostentaba una participación del 15%.

La entidad lanzó en mayo de 2022 una gestora inmobiliaria llamada Diglo, que en 2023 obtuvo unas ganancias de 3 millones de euros, lo que supone tres veces más que el año anterior. La propiedad de este servicer, que gestiona los activos adjudicados que se quedó Santander, corresponde en su totalidad al banco.