El tiempo se le acaba a Credit Suisse. La entidad se apresura a concretar la venta de varias partes de su negocio, para centrarse en el área de banca privada, antes de que el próximo 27 de octubre presente su plan de reestructuración. Su objetivo es calmar los ánimos del mercado tras perder la mitad de su valor bursátil en lo que va de año.
Entre las diferentes posibilidades que se manejan -y tal y como han adelantado varios medios financieros- Credit Suisse, inmerso también en varios escándalos, pretende reducir o salir de varios negocios considerados hasta como ‘las joyas de la corona’ para centrarse en la banca para altos patrimonios en Suiza.
Sin embargo, a pocos días de que tenga lugar ese anuncio, sigue sin estar claro de qué negocios puede desprenderse y a qué precio, ambos factores fundamentales en un rompecabezas que determinará cuánto puede pedir el banco a los accionistas en una posible ampliación de capital, según recoge la agencia Reuters.
Ventas
Teniendo en cuenta la opinión de varios analistas, Credit Suisse podría necesitar hasta 9.000 millones de francos suizos como parte de su reorganización. Una porción de esa cantidad puede provenir de la venta de activos y otra, a través de la entrada de nuevos inversores en su accionariado.
Mientras que Reuters apunta a la posibilidad de que la entidad haya puesto el cartel de 'se vende' a su brazo de gestión de activos en Estados Unidos, según Bloomberg, Credit Suisse estaría considerando la posibilidad de escindir parte de su negocio de asesoramiento y banca de inversión, que pasaría a denominarse First Boston.
De lo que sí se ha desecho Credit Suisse ha sido de su participación en Allfunds. El banco suizo se ha visto obligado a vender el 8,6% en el banco mayorista de fondos de inversión y plataforma wealthtech española. Lo ha hecho a través de una colocación acelerada a 6,195 euros por acción, con la que ha recaudado 334 millones de euros.
La operación ha tenido lugar en un momento en el que su cotización acumula una caída anual del 50%. Entre finales de septiembre y principios de octubre se llegó a temer una posible quiebra del gigante bancario suizo, al más puro estilo Lehman Brothers.
¿Quiebra?
Fue entonces cuando los derivados de Credit Suisse, unos productos financieros que cubren el riesgo de crédito -como si de un seguro de incumplimiento se tratasen, los famosos CDS- se dispararon. Alcanzaron su mayor nivel jamás registrado, por encima de las observadas en la crisis de 2008.
De su lado, los CDS se situaron en los 278,2 puntos básicos en su horizonte a cinco años, por encima de los 267,3 puntos básicos que alcanzaron en la crisis financiera. Al mismo tiempo, las acciones llegaron a caer hasta los 3,54 francos, mínimos históricos.
Aunque la sombra de una posible quiebra se ha reducido y los expertos comparan más su situación con la de Deutsche Bank en 2016, el Banco Nacional Suizo (SNB, por sus siglas en alemán) está siguiendo de cerca la evolución de Credit Suisse.
"Estamos vigilando la situación. Están trabajando en una estrategia que debe salir a finales de octubre", indicó el miembro del Consejo de Gobierno del banco central Andrea Maechler en declaraciones recogidas por Reuters.
Escándalos
En los últimos años, el banco suizo acumula una serie de escándalos financieros relacionados con la gestión del riesgo, como la quiebra del hedge fund Archegos -que le provocó un agujero de 5.000 millones de dólares- o los préstamos a la firma de factoring Greensill Capital.
En 2019, la entidad estuvo involucrada en un caso de espionaje corporativo, mientras que el año pasado fue multada en Reino Unido y Estados Unidos por un escándalo de bonos en Mozambique. Sus fondos se usaron para sobornar a funcionarios corruptos del Gobierno del país y para pagar 'mordidas' a varios exbanqueros de Credit Suisse y otros intermediarios.
El banco suizo, uno de los mayores de Europa, cerró 2021 con pérdidas de 1.572 millones de francos suizos, unos 1.489 millones de euros, en contraste con el beneficio de 2.669 millones de francos, o 2.528 millones de euros, contabilizado por la entidad un año antes.
La primera mitad de 2022 no fue mucho mejor. Registró unas pérdidas de 1.866 millones de francos (1.918 millones de euros). Los malos resultados propiciaron la destitución de su anterior consejero delegado, Thomas Gottstein, y el nombramiento en el mismo puesto de Ulrich Körner, quien ahora está al frente del proceso de reestructuración.
Gobernanza
La designación de Körner ha sido la última de una larga lista de cambios en su cúpula directiva. Inmerso también en una crisis de gobernanza, antes de Thomas Gottstein, el puesto de consejero delegado de Credit Suisse fue ocupado por Tidjane Thiam entre 2015 y 2020. Tuvo que dimitir ese año tras verse envuelto en un caso de espionaje a un antiguo trabajador del banco.
También en 2020, Credit Suisse contrató a Antonio Horta-Ossorio como presidente. Tuvo que dimitir nueve meses después de su nombramiento tras una investigación interna que demostró que el banquero no cumplió con las cuarentenas impuestas para intentar controlar la pandemia de coronavirus.
El cargo fue asumido el pasado enero por Axel Lehmann, el exdirector de operaciones y jefe del negocio suizo de UBS.