El Banco de España presentará el miércoles una revisión a la baja de sus proyecciones macroeconómicas y, según ha anticipado hoy el gobernador, Pablo Hernández de Cos, reflejarán una desaceleración económica.
El supervisor bancario tiene previsto revisar el miércoles sus actuales previsiones, publicadas en junio, que estimaban un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 4,1% este año, del 2,8% en 2023 y del 2,6% en 2024.
Lo hace después de que el propio Gobierno haya empeorado sus proyecciones el lunes. Si bien el crecimiento del PIB para este año se ha revisado al alza, hasta el 4,4% (una décima más que en julio), el correspondiente a 2023 se ha reducido hasta el 2,1%, seis décimas menos que la previsión del pasado verano. Este mismo martes, el Ejecutivo tiene previsto aprobar en Consejo de Ministros los Presupuestos Generales del Estado de 2023.
Un escenario que, según ha advertido Hernández de Cos durante el V Foro de Banca de El Economista, puede terminar derivando en consecuencias negativas para los bancos, a pesar de que la situación actual a corto plazo les resulte favorable por la subida de los tipos de interés.
En este escenario, el Banco de España advierte a la banca de que va a tener que ser muy prudente en los próximos meses, especialmente en relación con las provisiones y la planificación del capital.
Aumentar provisiones
"Aunque la situación de partida del sector bancario resulta positiva, es preciso que se extreme la prudencia y se haga un seguimiento minucioso de los riesgos, que pueden experimentar una evolución adversa de forma rápida y obligar a plantear nuevos escenarios de tensión", ha afirmado Hernández de Cos.
Es por eso que desde el Banco de España recomiendan a las entidades "que sean muy cuidadosas con su política de provisiones y con su planificación del capital en los próximos trimestres". Es decir, que refuercen su escudo protector contra los impagos y que sus políticas de reparto de capital a los accionistas sean las adecuadas en estos momentos de incertidumbre.
"En un horizonte algo más amplio (que puede extenderse uno o dos años), es cuando se manifestarían buena parte de los efectos negativos sobre la capacidad de hogares y de empresas para hacer frente a sus obligaciones financieras del contexto actual y previsto. Como consecuencia, las entidades tendrán que aumentar sus provisiones para poder cubrir las potenciales pérdidas", ha advertido.
Además, la propia inflación elevada supone un aumento de los costes operativos de las entidades. "El impacto neto de todos estos canales de transmisión de la nueva situación macroeconómica para las entidades en un horizonte de tres años podría ser negativo en determinados escenarios", ha añadido.