El Gobierno de Pedro Sánchez empeora sus previsiones de PIB para 2023 por el impacto de la crisis energética, la inflación, la subida de tipos y la guerra en Ucrania. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha rebajado su pronóstico de crecimiento para el año que viene hasta el 2,1%, seis décimas menos de lo que había calculado el pasado mes de julio (2,7%).
Es el segundo gran recorte que hace el Gobierno a sus previsiones de crecimiento este año: el programa de estabilidad enviado a Bruselas en abril todavía calculaba una expansión del 3,5%. La rebaja total desde entonces es de 1,4 puntos porcentuales.
Para este año, Calviño revisa ligeramente al alza el crecimiento hasta el 4,4% (una décima más que en julio). Una mejor que se explica por la fortaleza de la expansión registrada hasta septiembre. Estas previsiones serán las que sustenten el cuadro macroeconómico de los Presupuestos de 2023, que el Gobierno tiene previsto aprobar "en breve", según ha dicho Calviño.
"Este año todos los indicadores apuntan a un crecimiento incluso más fuerte de lo que preveíamos, en el entorno del 4,4%, en línea con las previsiones de otros organismos internacionales. Es una previsión prudente, puesto que los indicadores y los datos que tenemos hasta el mes de septiembre podrían permitir una revisión al alza incluso mayor", ha relatado la vicepresidenta a su llegada a la reunión del Eurogrupo que se celebra este lunes en Luxemburgo.
¿En qué se basa esta mejora del pronóstico para este año? Calviño insiste en que todos los datos disponibles indican "un fuerte crecimiento de la economía española hasta el mes de septiembre: tanto la actividad económica como los ingresos fiscales, la evolución del mercado de trabajo, de la inversión".
Por lo que se refiere al año que viene, la vicepresidenta ha señalado que "la preparación de los Presupuestos Generales del Estado se está basando en un escenario macroeconómico también prudente que prevé un crecimiento para el 2023 del 2,1% de la economía española. Una tasa de crecimiento que estaría por encima de los países más importantes de nuestro entorno y la media de la UE y de la zona euro", sostiene Calviño. El Gobierno de Sánchez ha optado también por la "prudencia" en sus previsiones de ingresos fiscales para el año que viene, ha agregado.
Según la legislación comunitaria, España y el resto de países de la UE deben enviar su plan presupuestario a Bruselas antes del 15 de octubre. ¿Cuándo se mandará el plan español? "Estamos dando los últimos retoques y yo espero que en breve podamos tener ese proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023, que efectivamente serán la base del plan presupuestario que enviaremos a Bruselas antes del 15 de octubre", responde Calviño.
La vicepresidenta del Gobierno asegura que la política presupuestaria de España se basa en tres principios: prudencia, responsabilidad fiscal y justicia social. "Queremos seguir apoyando a los ciudadanos españoles, seguir amortiguando el impacto de la inflación generada por la guerra en las fronteras de Europa. Pero al mismo tiempo continuar también con la reducción del déficit público y de la deuda pública, cumplir los compromisos de consolidación fiscal", ha indicado Calviño.
A su juicio, la "responsabilidad fiscal" es una precondición "fundamental" para la "estabilidad financiera", así como para "seguir con un crecimiento sostenible y estable a medio plazo".
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