Mapfre quiere salir de la Sareb, pero no a cualquier precio. Y, teniendo en cuenta la actual normativa fiscal, aceptar ahora la oferta lanzada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para hacerse con su participación supondría para la compañía asumir una pérdida de unos 12,5 millones de euros, algo a lo que no está dispuesta. "No podemos aprobar esto en el consejo de administración", reconoce Fernando Mata, director financiero de la aseguradora.
En el momento de la creación de la Sareb, en 2012, Mapfre fue una de las compañías que fueron apeladas para entrar en su capital con una pequeña participación, que con el paso de los años, al igual que en el caso de la banca, ya no vale nada. Es por eso que la aseguradora no tiene interés alguno en mantenerse en su capital, pero hay una "limitación fiscal" que le echa para atrás.
Antonio Huertas, presidente de Mapfre, lo dejaba claro durante la presentación de resultados de la compañía. "No queremos estar, ya no tiene ningún sentido que estemos en Sareb salvo por el tema fiscal", señalaba el directivo, que reconocía que desde su creación se sabía que la compañía "tenía un plan de negocio demasiado ambicioso".
Cambio fiscal
La inversión que Mapfre realizó en la compañía cuyo control quiere tomar el Estado ascendió a unos 50 millones de euros (10 millones en acciones y otros 40 millones en deuda convertible), con lo que ostenta una participación del 1,11%, aunque su valor se ha ido deteriorando con los años al ritmo de la disminución del valor patrimonial de la Sareb.
Mapfre ha ido contabilizando estos deterioros y los ha tenido en cuenta para el devengo del Impuesto de Sociedades, con lo que ha generado una suerte de crédito fiscal por importe del 25% de ese deterioro (es decir, una cuarta parte de los 50 millones invertidos). Como toda la participación ha reducido su valor a cero, el importe de este crédito fiscal se estima en unos 12,5 millones de euros.
"Si vendiéramos este año, con la actual normativa fiscal, eso no sería fiscalmente deducible, entonces esta inversión, además de haber sido fallida, haría que perdiera Mapfre los 12,5 millones que tenemos ahora que deducir como crédito fiscal. Obviamente no es la decisión más oportuna que pueda tomar el consejo", concretaba Mata.
Una situación que lleva la posible oportunidad de venta hasta el año 2026. Esto es así porque la normativa fiscal que obligaría a Mapfre a apuntarse la pérdida de esos 12,5 millones este año si vendiera su participación -un cambio normativo que entró en vigor en 2021- no le permite deducirse la pérdida de la inversión hasta 2025. Es por tanto que no se plantea, con la situación actual, deshacerse de esta participación hasta el año siguiente. "Venderemos en 2026 y hasta ese momento aplicaremos en la base fiscal ese crédito fiscal que tenemos", añadía Mata.
Replanteárselo
Eso sí, existe la posibilidad de que Mapfre se replanteara su negativa a vender la participación si la Dirección General de Tributos, dependiente del Ministerio de Hacienda, concediera un permiso a la aseguradora y otras compañías potencialmente afectadas por el mismo tema para deducirse la pérdida. En ese caso, "se replantearía seguro, porque estar no queremos estar, ya no tiene ningún sentido que estemos en Sareb salvo por el tema fiscal", como expuso Huertas.
La compañía, al menos por el momento, no ha planteado este tema directamente al Gobierno, si bien ha trasladado estas preocupaciones a Unespa, la patronal del seguro, dado que "hay varias participaciones afectadas por este asunto", añadieron los gestores, aunque hay que tener en cuenta que esta normativa fiscal solo afecta a aquellas que invirtieron más de 20 millones de euros.
Al margen de Mapfre, otras nueve aseguradoras están presentes en el capital de la Sareb. Se trata de Mutua, con un 0,66%, Catalana Occidente (0,33%), Axa (0,22%), Generali (0,14%), Zurich (0,14%), Santalucía (0,11%) y Pelayo, Reale y Asisa con participaciones inferiores al 0,1%.
Con todo, desde Mapfre confían en que, aunque no sea gracias a la aseguradora, el FROB logrará hacerse con el 4,1% que necesita para tomar el control de la Sareb con la compra de otras participaciones.
Los bancos, que tienen participaciones mucho mayores, están dispuestos a permitirlo, pero en general quieren deshacerse solo de una participación mínima para poder mantenerse en el capital hasta la liquidación de la Sareb y computarse los créditos fiscales correspondientes a sus pérdidas, de acuerdo con fuentes financieras.
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