En la sequía que azota al campo y que ha llevado ya a dar por perdida gran parte de la cosecha de cereal, otro cultivo busca vía urgente para sobrevivir, el aguacate. Un superalimento que cuenta con la ventaja de su alta demanda, y un talón de Aquiles climático: el 77% de sus cultivos están en Andalucía.
Y muy especialmente en la Axarquía malagueña. Considerada la cuna del aguacate español, y donde más producción se concentra -sale de aquí en torno al 30% del fruto nacional- su arraigo queda amenazado de muerte por la escasez de agua. Afrontarlo se ha convertido en una tarea vital para la que ya hay una solución que cuesta 144 millones de euros.
Es el presupuesto del proyecto Agua+S, una desaladora autosuficiente que Trops, la principal comercializadora nacional de aguacate, quiere poner en marcha. "Lo pagaríamos nosotros en su totalidad. No pedimos un euro a la Administración pública. Sólo necesitamos los permisos", sostiene a este periódico su CEO, Enrique Colilles.
A Trops le va buena parte del negocio en ello. En los valles de esta zona malagueña se reúne el 40% de su producción, que asciende en total a unas 10.000 hectáreas de tropical, de las que 8.000 corresponden a aguacate.
Son terrenos de más de 3.500 agricultores asociados que van desde Valencia, pasando por toda la costa andaluza hasta llegar al Algarve portugués. Todos sufren la falta de agua, pero en la Axarquía, donde el aguacate está implantado masivamente, la situación es dramática.
"En concreto en una parte, en el Valle de Vélez, está la parte de producción más importante de aguacate y mango de la península ibérica. Es donde empezó y donde más concentrado está el cultivo. Aquí la producción ha caído un 70% en esta campaña", apunta.
Y va a empeorar. Para el año que viene temen que "prácticamente no haya producción en este valle". "Los agricultores están cortando los arboles porque se están muriendo", asegura.
Colilles cree que la supervivencia de Trops, aunque difícil por la bajada de facturación que esperan de entre un 30% y un 40% y la pérdida de un centenar de contratos fijos, no está en cuestión por la "diversificación" de los terrenos, también su capacidad importadora.
Diferente será, sin embargo, el futuro de buena parte de los agricultores. "Igual hasta 1.000 agricultores no van a tener ingresos no solo este año, sino los próximos cuatro o cinco años, porque si los arboles están muertos y hay que replantarlos no van a tener dinero", apunta.
Cajamar, asegura, ha ofrecido buenas condiciones de financiación para replantar, pero sin producción que genere ingresos mientras tanto la situación se prevé compleja.
La mayoría de las explotaciones que están en la cooperativa cuentan con 2,5 hectáreas; es decir, modestas, con una rentabilidad que ronda los 25.000 euros al año.
Una desaladora autosuficiente
Sin alternativas, la gran esperanza de Trops está puesta en Agua+S. Es la respuesta que obtuvo del Instituto de Domótica y Eficiencia Energética de la Universidad de Málaga, al que la cooperativa contrató para estudiar qué experiencias en el mundo habían dado con la clave para producir agua barata y sin generar residuos.
Elos desarrollarían el proyecto, del que Trops sería el promotor. La idea se basa en tres infraestructuras coordinadas: una planta desaladora colocada cerca del mar; una red de estaciones de bombeo encargada de impulsar el agua desalada a través del curso de un río, y un parque fotovoltaico flotante que alimentaría la operación y que se instalaría sobre el agua de un embalse, en este caso el de Viñuela.
Desde allí, y aprovechando la infraestructura de riego actual, se daría suministro a los cultivos, pero no solo.
"Podríamos abastecer al consumo humano, al turístico y a toda la agricultura no solo en el valle de Vélez, sino en toda la Axarquía", asegura Colilles. Con el embalse lleno, se le abren oportunidades que ahora se antojan irrealizables, como aumentar incluso la zona de superficie.
"Sería agua más que suficiente y segura todos los años, para no depender de la suerte de que llueva. Acabaría con la incertidumbre", sostiene.
¿Qué falta? Permisos. Se ha presentado en la Junta de Andalucía y está en estudio, pero la cantidad de permisos y trámites que necesita desanima a Trops, que incide en la competitividad del proyecto.
Según sus cálculos, el coste de producir un metro cúbico de agua sería de 0,21 euros, mientras que el precio normal oscila entre los 0,70 euros y los 0,80 euros. "Soy pesimista porque esto une dos tecnologías, y en España estas dos tecnologías tienen trámites independientes", apunta.