Blueground está presente en 26 ciudades de 12 países diferentes. Algunos de sus clientes corporativos son Apple, Amazon, Tesla, Netflix, Uber y EY, entre otros. Y, tras su aterrizaje en España, quiere hacer lo propio con las empresas del Ibex, escuelas de negocio o universidades. Un campo corporativo que, de momento, no tienen desarrollado como tal.

“La previsión es tener 300 pisos en Barcelona y 350 pisos en Madrid para finales de 2023”, afirma Mariano Silveyra, director general de Blueground en Madrid, en una entrevista con EL ESPAÑOL-Invertia. Y añade: “Para 2025, esperamos llegar a 3.000 pisos en España”.

De momento, suma 84 pisos en Madrid y 50 en Barcelona, que están localizados en distritos como Salamanca, Justicia o Centro, en la capital, o Gracia, Eixample y Born, en la Ciudad Condal. La inversión de la proptech de pisos de alquiler por temporada ya supera los 2,5 millones de euros. Cantidad que se elevaría hasta los 10 millones de euros durante los próximos años.

Polo de atracción

Los inquilinos de Blueground son habitualmente altos directivos, expatriados, nómadas digitales o emprendedores. Todos altamente cualificados incluyendo en muchos casos directivos de empresas de la lista 'Fortune 500'.

“Nuestro lema es ‘vivir como en tu casa pero en cualquier sitio’. Las empresas emprendedoras, y los nómadas digitales, valoran mucho la flexibilidad. Y España es un polo de atracción tremendo”, apunta Silveyra. Entre sus apuestas de futuro, ciudades como Valencia y Málaga.

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La tasa de ocupación en la actualidad es del 96%. Y la estancia media, en España, está entre cuatro o cinco meses. Dependiendo de la duración, así es el precio. “El precio está relacionado con la zona, el tipo de piso y la decoración. No son caros, y no es un producto de lujo. Eso sí, son un poco más elevados porque los amueblamos, los decoramos e, incluso, damos un soporte de 24 horas los siete días de la semana”, especifica el director general de Blueground en Madrid.

¿Qué ventajas tiene para el propietario? “En un mercado de alquiler en el que hay poca oferta, el propietario lo que busca es asociarse a largo plazo”, indica. Los contratos, en este aspecto, tienen una media de siete años.

Interior de uno de los pisos de Blueground en Madrid.

“El propietario valora la seguridad y la certidumbre. El pago lo tiene garantizado, esté el piso ocupado o no, y actualizado al IPC”, matiza Mariano Silveyra. Eso sí, entre las condiciones que pide Blueground está el hecho de que los baños y la cocina tienen que ser nuevos, y el piso debe estar reacondicionado.

Y si el propietario invierte en el piso, “podemos incrementar la renta equis euros al mes”. Pisos que suelen tener una estética bastante definida. Entre otras razones, porque tienen una fábrica que diseña y desarrolla el mobiliario en Turquía.

La historia de Blueground es curiosa. Fue cofundada por el CEO Alex Chatzieleftheriou. En los cinco años que trabajó como consultor para McKinsey, fue de acá para allá. De hecho, vivió en hoteles de 12 ciudades diferentes.

En esos años, intentó alquilar apartamentos. Un proceso complejo que le consumía bastante tiempo. A raíz de esta experiencia surgió la idea de convertir el alquiler de apartamentos en algo muy fácil, con un importante papel de la tecnología, y con la máxima garantía de calidad.