A pesar de que el pasado martes el precio del barril de petróleo cayó por la preocupación de que la economía mundial podría estar desacelerándose, y de que este es un 9,41% más barato que hace un año, el gasto por combustible lastró los resultados de muchas aerolíneas en el último ejercicio. Una de las que más sufrió estos altos precios fue Ryanair, que redujo su beneficio un 29%.
El incremento continuo de esta partida de gastos en los últimos meses llevó al consejero delegado de la aerolínea irlandesa, Michael O'Leary, a pronosticar la quiebra de muchas empresas de la competencia, como ocurrió con Small Planet y Primera Air. Sin embargo, no se manifestó acerca de cómo esta tendencia al alza podría afectar a su empresa.
El presidente de la Asociación de Periodistas de Turismo y Economía, Domènec Biosca, considera que el precio del combustible "volverá a subir" y provocará en las aerolíneas un reajuste en su modelo de negocio que, en algunos aspectos, no serán bien recibidos por parte de los clientes.
Biosca asegura que las aerolíneas deberán tomar tres decisiones estratégicas: obtener ingresos atípicos derivados de la reducción de servicios, reducir los costes de servicios o, el que menos gustará a los clientes, aumentar el precio de los billetes.
Ryanair ya no ofrece servicios como bebida y comida gratis, por lo que no tiene por donde reducir los costes de servicios. Ahora, con el pago de las maletas, también registra ingresos atípicos. Entonces, a Ryanair solo le queda una opción: aumentar el precio de los billetes si no quiere enfrentarse a las pérdidas.
El 'low cost' no existe
Precisamente, sobre este asunto se refirió O’Leary en mayo del año pasado, cuando en una entrevista a Bloomberg aseguró que “las tarifas de los vuelos subirán”. Y es que, el low cost, como siempre se ha entendido, ya no existe.
Para Biosca, “el bajo coste es un cuento” porque cada vez hay una menor diferencia de precios entre las aerolíneas. Y es que en la actualidad, “viajar barato solo se puede hacer si se compra el billete con meses de antelación”.
Este razonamiento tiene su explicación. “Cuando hay pocos clientes, bajan los precios. Pero cuando hay muchos, suben”. Es por ello que los bajos precios a la hora de viajar solo se consiguen si se hace la reserva con bastante antelación.
Ryanair tiene por delante un periodo de incertidumbre que tiene como protagonista los costes de combustible, que en 2018 aumentaron en 440 millones de euros. La aerolínea irlandesa ha hecho los deberes con antelación y tiene cubierto el 90% del carburante para el 2020 y el 35% para el primer trimestre de 2021. Aun así, es muy posible que tenga que cambiar su estrategia comercial y recurrir al aumento de precios, tal y como O’Leary afirmó hace unos meses.