La economía de la eurozona logra esquivar por la mínima la recesión, pero apenas creció un 0,5% en el conjunto de 2023. El producto interior bruto de la eurozona se estancó (0%) durante el último trimestre del año pasado, tras la caída del 0,1% registrada entre julio y septiembre, según la estimación preliminar publicada este martes por Eurostat, la oficina estadística comunitaria.
La cifra supera las expectativas de los analistas y del propio Banco Central Europeo (BCE), que habían pronosticado una recesión leve (es decir, dos trimestres seguidos en negativo) durante la segunda mitad de 2023. Aún así, la eurozona ha sufrido un año de atonía económica debido a la crisis inflacionista, la fuerte subida de tipos de interés, el debilitamiento del entorno internacional y las tensiones derivadas de las guerras en Ucrania y Gaza.
El país miembro más afectado es Alemania, precisamente el motor de la eurozona, cuya economía se contrajo un 0,3% durante el cuarto trimestre del año, debido sobre todo al declive en los sectores de la construcción y la maquinaria. Durante el resto del año, la economía alemana ha estado en situación de encefalograma plano, por lo que el promedio anual es también una caída del 0,3%.
Por su parte, la economía francesa registró un crecimiento cero durante el último trimestre del año pasado, una situación de anemia económica que ya se arrastraba desde el verano. En el conjunto del año, Francia experimentó un avance del 0,9%.
En el extremo contrario de la clasificación, Portugal (0,8%) y España (0,6%) son los países de la eurozona que más crecieron entre octubre y diciembre. Por su parte, Italia superó también las previsiones y se expandió un 0,2% gracias al buen comportamiento de la industria, los servicios y las exportaciones, que compensaron la debilidad del consumo interno.
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Como cada trimestre, el país que distorsiona los datos de la eurozona es Irlanda por su enorme dependencia de las multinacionales basadas allí. En el cuarto trimestre del año pasado, la economía irlandesa cayó un 0,7%, aunque es habitual que las estadísticas de Dublín sufran revisiones importantes en los próximos trimestres.
En el conjunto de la Unión Europea, la economía también se mantuvo estancada el último trimestre del año, tras una contracción del 0,1% durante el verano. En 2023, la economía de la UE apenas avanzó un 0,5%.
De cara a los próximos meses, el BCE espera que la economía de la eurozona siga en una situación de extrema debilidad: sólo empezará a repuntar muy paulatinamente a lo largo del año. Según sus últimas previsiones, el crecimiento para el conjunto del año se situará en el 0,8%.
No obstante, la presidenta Christine Lagarde ya avisó en su última comparecencia la semana pasada de los riesgos a la baja para el crecimiento. En particular, el impacto de los altos tipos de interés (que se sitúan en máximos históricos del 4,5%) podría ser mayor del esperado. Otros factores de peligro son la desaceleración del comercio mundial y las guerras de Ucrania y de Gaza.
Sin embargo, Lagarde insiste en que todavía es "prematuro" para discutir sobre posibles recortes de los tipos de interés, y aleja una posible decisión en este sentido al menos hasta el verano.