Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), ha rechazado que se vaya a producir una "recesión técnica" en la zona euro, si bien ha advertido de que "el crecimiento va a ser moderado, reducido", lo cual "tendrá un impacto en la solvencia de las familias y las empresas".
El exministro de Economía ha afirmado que "queda camino por recorrer" en política monetaria para rebajar la inflación, pese a la subida de 375 puntos básicos de los tipos de interés que ya se ha llevado a cabo. El siguiente paso del BCE estará marcado por "los datos".
"Vamos a ver qué pasa con la inflación. La subyacente sigue estando en niveles elevados y muestra dificultad para desacelerarse", ha advertido, añadiendo después que ya se ha producido un "endurecimiento muy claro" de las condiciones de financiación, con una "caída muy intensa de la demanda del crédito".
No obstante, "queda ver cómo este endurecimiento se traduce en la actividad". Según ha señalado, se puede producir un "retardo que puede ser de entre 12 a 24 meses", por lo que "todavía se tiene que reflejar [el efecto de los tipos de interés] en términos de actividad".
De Guindos ha proyectado que "la inflación general se va a rebajar", gracias a una "caída muy importante" de los precios de la energía. Con todo, aún se mantiene en niveles elevados en comparación con el objetivo del BCE, que es del 2%.
Prudencia para la banca
Por otra parte, De Guindos ha afirmado que la crisis bancaria de Estados Unidos no ha afectado a la banca europea, si bien "es importante tener en consideración que, a diferencia de los bancos americanos, la subida de los tipos de interés a la banca europea le viene bien". De hecho, se está produciendo ya un incremento de los márgenes de intereses.
"Nuestro cálculo es que las mejoras de los márgenes más que compensan la caída de la valoración de la cartera de renta fija", ha dicho, aunque "la situación no es sencilla".
Con todo, debido al "entorno ", desde el BCE consideran que "los bancos deberían ser prudentes en el pago de dividendos para apoyar la resiliencia del sistema bancario de la zona euro". "Aumentar el pago de dividendos no debería ser visto como una señal de fortaleza", ha añadido.