Así lo indican los datos del Ministerio de Hacienda. Según esta información (cuyos datos más recientes son de febrero), en lo que va de año el gasto público de las regiones se ha incrementado un 5,7%, hasta los 33.124 millones de euros (1.796 millones más). Ello pese a haber dejado atrás lo peor de las crisis desatada por la guerra en Ucrania. 

En cualquier caso, se trata de un fenómeno común en los meses preelectorales. Ya sucedió en 2018 y en 2019, cuando las mayoría de las regiones se desviaron de los límites a los que obligaba la conocida como regla de gasto.

Una obligación, cabe recordar, que no existe este 2023 debido a la supresión de las reglas fiscales (que volverán a estar activas el próximo año). 

En lo que va de 2022, y a las puertas de los comicios, una de las partidas que más se dispara es la de las prestaciones sociales, que se eleva más de un 26% respecto al mismo periodo del año pasado. Por otro lado, el gasto en remuneración de salarios se eleva un 6%, siendo la partida que más fondos 'devora' de las comunidades autónomas, con 14.793 millones. 

"Este aumento se debe, en parte, al incremento salarial fijado para 2023 del 2,5% aplicado sobre el importe consolidado a finales de 2022", explica Hacienda. A ello hay que sumar el incremento del 2% que se aprobó de manera retroactiva para todo el año pasado. 

La región que más ha aumentado el gasto público es Navarra, con un 30% más respecto al mismo periodo de 2022. Uno de los apartados más notables es el incremento del gasto en subvenciones, que se eleva un 60%, mientras que la partida de prestaciones sociales sube un 20%. 

En País Vasco no habrá elecciones este 2023, sino en 2024. Con todo, es la segunda región donde más se eleva el gasto público, con un 13,4%. Hasta ahora, ha disparado la inversión en prestaciones sociales, que está por encima del 148% respecto al mismo periodo del año pasado. 

La Rioja aparece en el tercer lugar de este particular podio con un incremento del gasto público del 12,5%. En su caso, llama poderosamente el incremento del gasto en remuneraciones de asalariados, con un 11,7%. 

Todo ello tras un 2022 en el que el déficit autonómico se multiplicó por 23. Pasó de estar en un 0,05% del PIB en 2021 a un 1,14% del PIB el año pasado. Y todo ello a pesar de las partidas extraordinarias y de compensación fiscal desplegadas por el Gobierno. 

¿Qué se vaticina para este año? El Ejecutivo ha puesto como tasa de referencia (recordemos, las reglas fiscales están desactivadas) del déficit autonómico un 0,3% del PIB. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) considera que la mayoría de las regiones podrán cumplir con este techo... Con cuatro excepciones: Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Castilla-La Mancha. 

Sea por las elecciones o cuestiones de financiación autonómica, este panorama tendrá que cambiar, forzosamente, en 2024, año en el que se recuperarán los techos de déficit y deuda pública por mandato europeo.