BBVA empeora la previsión del Gobierno y estima una caída del PIB del 11,5% este año
El último informe del banco alerta de un "daño estructural" en el mercado laboral español por la crisis del coronavirus.
14 julio, 2020 12:08Noticias relacionadas
El Gobierno no tiene planes para modificar su cuadro de previsiones macroeconómicas, a pesar del impacto agravado que ha tenido el coronavirus en el PIB español. Pero no es esta la postura de los think tanks, que sí que están revisando sus vaticinios apuntando a una mayor caída de la economía nacional.
Es el caso del BBVA Research. Si bien, en un principio, este ente había previsto una caída media de la economía en 2020 del 8%, ha corregido esta previsión para situarla en el peor de los escenarios, pronosticando un desplome del 11,5% del PIB en 2020 respecto a 2019.
De esta manera, el BBVA prevé una mayor reducción del PIB que el propio Ejecutivo, que espera que el descenso se quede en el 9,2%. En cambio, la entidad bancaria sí que pronostica una recuperación mayor en 2021, del 7%, que los servicios económicos gubernamentales deja en un 6,8%.
Así mismo, el déficit podría irse al 14,4% del PIB este año (en 2019 se quedó en un 2,8%), bajando al 8,4% en 2021, y la deuda pública superaría el 122% en dos años.
El agravamiento de la previsiones se debe, según el BBVA, a la prolongación de las medidas del confinamiento y las correspondientes restricciones sobre la demanda interna. En total, en el primer semestre del año la caída del PIB podría sobrepasar el 20%, aunque se prevé un crecimiento del 10% en el tercer trimestre del año respecto al segundo.
Caída del consumo
De hecho, “las dudas sobre la salud y la situación laboral”, junto con las condiciones provocadas por el estado de alarma, “produjeron un ajuste del orden del 25% en el gasto en consumo de los hogares españoles” en el primer semestre de 2020. “El consumo social ha concentrado la caída de actividad” ha explicado Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, destacando el impacto en el sector servicios. Las exportaciones y las importaciones también han descendido, pero en un grado menor.
Según indica el experto, durante la presentación del informe, el control de la epidemia y la flexibilización de restricciones han permitido el inicio de la recuperación, que se nota en “prácticamente todos los sectores de consumo individual” e incluso ya se empieza a notar en el consumo social y el turismo.
El BBVA resalta que las políticas públicas, que han movido recursos equivalentes a un 15% del PIB, habría evitado una caída mayor de la actividad. Además, en el tercer trimestre se movilizarán más iniciativas como la prolongación de los expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE), que tendrán un impacto del 1,7% de PIB.
Eso sí, la medida es necesaria. Doménech la celebra. “Hemos logrado que el empleo sea menos volátil”. Con todo, la velocidad de salida de la crisis en al recuperación estará restringida por los ajustes en sectores que no presentarán un salida en ‘V’ por la mayor destrucción de empleo. Además, hay riesgos de que determinados efectos a corto plazo se hagan permanentes.
Destrucción de empleo
En este sentido, la destrucción de empleo se concentrará en regiones del sur e insulares y contratos temporales. De hecho, según las previsiones del BBVA, el empleo se reduciría este año un 3,5% y la tasa de paro aumentaría hasta el 17,4% (en 2019 estaba en un 14,1%). Por ello, se insiste en que sean medidas que protejan a los colectivos más afectados y se asegure la supervivencia de empresas y puestos de trabajo.
En cualquier caso, Jorge Sicilia, director del BBVA Research, alerta de que "la crisis va a dejar daños estructurales seguro. Va haber empresas que por muchas medidas que se movilicen no van a poder funcionar con la misma intensidad que antes. Esto puede dar lugar a quiebras, a que haya personas que no puedan trabajar… Esto tendrá que dar lugar a cierta reconversión de los sectores".
Para Doménech, la mejor alternativa para paliar el impacto de la pandemia está en los fondos europeos de recuperación económica, que se están negociando en Bruselas, y que, bajo su punto de vista, se deberían emplear en una agenda “ambiciosa” de reformas e, incluso, en mejoras del déficit público.