El Banco de España prevé que la Encuesta de la Población Activa (EPA) que recoja los datos de este trimestre arroje una tasa de paro cercana al 20%. El organismo hace esta estimación teniendo en cuenta que el paro registrado creció un 23,2% en promedio de abril y mayo, lo que disparará la tasa de desempleo, que en el primer trimestre fue del 14,4% de la población activa.
No obstante, recuerda que "bajo ciertas condiciones, los trabajadores en situación de ERTE no se consideran, en aplicación de los criterios estadísticos europeos, como desempleados, en la medida en que mantienen una vinculación con su empresa". En sus proyecciones económicas contempla que la tasa de paro pueda llegar a alcanzar el 23,2% este año.
También subraya que la desescalada vino aparejada de una recuperación lenta del empleo. "En mayo se produjo una cierta mejora de la situación del mercado de trabajo español en términos tanto de la afiliación a la Seguridad Social, como de la cifra de trabajadores en situación de ERTE".
En concreto, el número de personas afiliadas a la Seguridad Social creció un 1% en ese mes, después de haber descendido un 4,6% en términos acumulados entre los últimos días laborables de los meses de febrero y abril. También los asalariados afectados por ERTE se redujeron un 11,5% (casi 400.000 trabajadores) a lo largo del mes en el que la desescalada se inició a un ritmo distinto por provincias.
En su Boletín trimestral de la economía española, la institución señala que en términos de horas trabajadas, el descenso del empleo ya representaría cerca del 20%. Al igual que ocurrió en sus últimas proyecciones económicas -en las que estableció tres escenarios de caída del PIB para este año (-9% en el mejor escenario -11,6% en el medio, y -15,1% en el peor)-, sus economistas condicionan sus estimaciones sobre el empleo a cómo sea la recuperación.
Aunque todo el mundo mira a China para ver qué puede ocurrir en los países que han salido más tarde del confinamiento, la falta de antecedentes de una crisis similar complica las estimaciones sobre si la recuperación será temprana o más gradual.
En cualquier caso, en el caso español, elementos estructurales -como su alta exposición al sector servicios que incorpora hostelería, comercio y turismo- hace que las proyecciones de todos los organismos sean muy pesimistas. De hecho, el FMI colocó a España como el país más dañado, junto a Italia, por el covid-19 con una caída del PIB estimada para este año del 12,8%.
En este boletín trimestral, estima que la contracción del PIB en el segundo trimestre de este año, oscilará entre el -16% en un escenario de recuperación temprana y el -21,8% en caso de que la recuperación sea gradual.
En este punto, el Banco de España llama la atención sobre otro elemento importante que tendrá efectos sobre la recuperación. El que España no hubiera hecho sus deberes fiscales ha mermado el margen de actuación del Gobierno para combatir el covid-19 en el terreno económico y ha hundido aún más el PIB.
"La repercusión de la crisis sanitaria en la economía española está siendo más intensa que en el conjunto de la zona del euro", explica el Boletín y enumera tres motivos.
Los dos primeros son "las medidas adoptadas" para combatir la crisis sanitaria y los "elementos estructurales" que hacen que sea un país con una economía muy dependiente de la interacción social y la movilidad. El tercero es que en España "la respuesta de la política presupuestaria ha sido algo menos enérgica que en las economías donde el margen de maniobra era mayor".
Deterioro de las cuentas públicas
El organismo que encabeza Pablo Hernández de Cos advierte que "el deterioro de las cuentas públicas se acentuará notablemente" en los próximos meses y que "la evolución más reciente de las finanzas públicas ha comenzado a mostrar ya, aunque todavía de forma moderada, los efectos de la crisis epidemiológica y de las medidas adoptadas" en su contexto.
Recuerda, así, que en la actualización del Programa de Estabilidad de este año ya se prevé un aumento del déficit de 7,5 puntos básicos, hasta el 10,3% del PIB. El FMI dispara ese dato hasta el 13,9%.
Además del aumento del gasto, el Estado español padece la caída de ingresos por el desplome de la actividad.
Éxito de los avales
Con todo esto, en su informe trimestral sí recoge los efectos positivos que han tenido medidas como la de los préstamos con avales del ICO sobre la financiación a empresas y autónomos.
En concreto, señala que la financiación que se deriva de estas garantías públicas ha supuesto la concesión de más de 30.000 millones de euros a cerca de 200.000 pymes españolas entre finales de marzo y mediados de mayo.
Además, los costes de financiación a empresas y familias se han mantenido estables. "La crisis del covid-19 no se ha traducido en un aumento de los tipos de interés del crédito bancario concedido a las familias y las empresas no financieras, aunque se ha elevado el coste de las emisiones de renta fija realizadas por este último sector".