¿Qué ha cambiado desde entonces? Recapitulemos. El último mandato de Garamendi está jalonado de importantes enfrentamientos con Sánchez Llibre. Muchas de las decisiones de la CEOE respecto a las medidas laborales se encontraron con la crítica de los catalanes, como el apoyo a la reforma laboral o la Ley Rider. 

Una oposición que cristalizó en las últimas elecciones de la patronal, en la que la única rival de Garamendi fue Virginia Guinda, vicepresidenta de Foment del Treball. De hecho, que la catalana se presentara a los comicios fue lo único que impidió que el vasco fuera designado por aclamación y obligó a unos comicios que el vasco ganó. 

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Pese a que en la nueva junta Garamendi mantuvo a Sánchez Llibre como vicepresidente, hizo a Miguel Garrido (presidente de CEIM) vicepresidente primero (en la práctica, número dos de la CEOE) y dejó el contacto con las cortes en manos de una comisión presidida por Salvador Navarro (líder de los empresarios valencianos). Es decir, que alejó todo lo posible la gestión política de Foment. 

Cuando entre abril y mayo Foment hizo sus movimientos para abrir su oficina en Madrid (con un primer acto en el CaixaForum), Garamendi entró en cólera, según ha podido saber EL ESPAÑOL-Invertia. Consideraba que la empresarial catalana estaba 'invadiendo' unas competencias que eran de la CEOE.

De hecho, era por entonces cuando la SBEES tenía planeado hacer la puesta de largo de su aterrizaje en la capital de España. Pero ante el clima enrarecido, Foment decidió aplazarla a septiembre. Cabe recordar que tener su propio órgano de influencia cercano a las Cortes es un viejo anhelo de la empresarial catalana.

La situación sólo se ha resuelto gracias a la diplomacia empresarial. Una diplomacia que se ha traducido en que Sánchez Llibre ha enterrado el hacha de guerra contra Garamendi. De las críticas se pasó a los abrazos. Y nunca mejor dicho. 

La 'junta del abrazo'

El giro en las relaciones entre CEOE y Foment tomó forma en la última junta directiva de la patronal nacional, celebrada en junio. En ella se votó el cambio de los estatutos de la organización que proponía eliminar el tope de dos mandatos que impedía que Garamendi se pudiera presentar a una nueva reelección, entre otros aspectos. 

Se trata un movimiento que, cuando se dio a conocer, generó determinadas críticas en los corrillos empresariales, muy fomentadas por la patronal catalana. Sin embargo, durante la junta directiva citada, sucedió un sorprendente giro argumental.

Foment votó a favor del cambio de estatutos. Pero hay más: Sánchez Llibre escenificó el cambio en las relaciones entre la patronal catalana y la CEOE con un afectuoso abrazo a Garamendi. Un gesto cuya banda sonora fue el sonoro aplauso de los presentes. 

Con este movimiento, Sánchez Llibre está claro que ha logrado, al menos, aterrizar en Madrid rebajando el nivel de polémica. Garamendi ya no critica la presencia de Foment en la capital. Es más: participará en el acto de su puesta de largo, en el que, entre otros, estarán Alberto Ruiz Gallardón e Iván Redondo.

¿Será este el último giro en la peculiar relación entre Garamendi y Sánchez Llibre? Quién sabe. Está claro que la convivencia de CEOE y Foment en Madrid durante los próximos meses dará pistas al respecto.