Bruselas

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha insistido este jueves en que es "prematuro" hablar de rebajas de los tipos de interés, pero al mismo tiempo se ha reafirmado en las declaraciones que hizo en Davos, en las que sugirió que el primer recorte podría llegar en verano.

En su primera reunión del año, el Consejo de Gobierno ha seguido este jueves el guión previsto y ha mantenido sin cambios los tipos de interés en un nivel récord del 4,5%. Es la tercera vez consecutiva que el BCE opta por el modo pausa tras el ciclo de subidas del precio del dinero más agresivo de su historia.

"El consenso en torno a la mesa del Consejo de Gobierno ha sido que es prematuro hablar de recortes de tipos", ha explicado Lagarde en rueda de prensa al término de la reunión. "También estamos de acuerdo en que (nuestras decisiones) deben seguir dependiendo de los datos, en lugar de obsesionarnos por el calendario", responde la presidenta cuando se le pregunta por cuándo empezará a bajar el precio del dinero.

[El BCE cumple el guión y mantiene los tipos en máximos del 4,5% pese al frenazo económico]

Lagarde asegura que las decisiones se tomarán "reunión a reunión" en función de los últimos datos disponibles en cada momento. El BCE prestará especial atención a las cifras más recientes sobre crecimiento de los salarios, aunque de momento no ve señales de efectos de segunda ronda que deriven en una espiral inflacionista precios-salarios.

"Estamos en un proceso de desinflación, está funcionando, pero (para bajar los tipos) necesitamos estar más avanzados, más lejos, con el fin de poder tener confianza en que alcanzaremos el objetivo (del 2%) pronto y de forma sostenible", ha insistido la presidenta. 

Lagarde ha admitido que la economía de la eurozona se estancó a finales de 2023 y se mantendrá con pulso débil durante los primeros meses del año, aunque ya se vislumbran las primeras señales que apuntan a un repunte del crecimiento.

No obstante, la presidenta ha avisado de un aumento de los riesgos a la baja para el crecimiento debido al impacto de las guerras en Ucrania y Oriente Próximo y de los elevados tipos de interés.

También han resurgido los riesgos inflacionistas por el incremento de las tensiones geopolíticas, en particular en el mar Rojo, que "podrían empujar al alza los precios de la energía y del transporte y socavar el comercio mundial". El otro factor de peligro es un aumento de los salarios mayor del previsto, sostiene Lagarde.