España ha dado pasos en la regulación de las granjas de vacuno y, a partir de ahora, las de nueva creación no podrán superar las 850 unidades de ganado mayor. Las macrogranjas existentes podrán seguir operativas.
Así se recoge en el Boletín Oficial del Estado (BOE), en el que se indica que el máximo por explotación será de 850 unidades de ganado mayor (UGM). Las vacas de leche equivalen a una unidad así como los machos de dos años o más, mientras que las vacas no lecheras de dos años suponen un 0,8 UGM, los bovinos entre seis meses y menos de dos años representan un 0,7 y los bovinos de menos de seis meses, un 0,4.
La medida se adopta ante "la necesidad de dar respuesta a los nuevos retos" planteados en el marco de la nueva Política Agraria Común 2023-2027, bajo los objetivos específicos medioambientales y sociales relacionados con las demandas de los consumidores, así como de atender los nuevos desafíos del Green Deal y de las estrategias que de él derivan como son la Estrategia 'De la Granja a la mesa'.
Además, el Gobierno ha prorrogado la obligación de identificar el origen de la leche en el etiquetado tanto de este líquido como de los productos lácteos que se elaboren en España.
Hasta la fecha, este sector no contaba con regulaciones sectoriales, como sí ocurría con el porcino, la avicultura, el sector cunícola o el equino. El sector bovino es el segundo con mayor peso en España, solo superado por el porcino. Su producción de leche y carne supone el 30% del total de la ganadería española y es el cuarto productor de carne en Europa y el séptimo de leche.
Hace un año, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció que estudiaría la creación de un etiquetado de la carne de ganadería extensiva para diferenciarla de la procedente de macrogranjas o explotaciones en régimen intensivo. Por el momento, no ha habido avances en este sentido.
Esta fue una petición que surgió de un grupo de ganaderos sevillanos con el fin crear un distintivo que permitiese al consumidor poder elegir "en cada momento" sabiendo el manejo y la alimentación que se ha utilizado con los animales.
La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) le pidió entonces un "sello de calidad" que identificase a la carne -y productos agrícolas- de ganadería familiar para que "los consumidores puedan conocer de forma fehaciente el origen de los productos que adquieren".