El exministro de Economía y vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha afirmado que "actualmente no hay una recesión". Eso sí, "la desaceleración que tenemos es producto del alza de la inflación", ha enfatizado.
En declaraciones a la cadena Cope recogidas por EL ESPAÑOL – Invertia, el vicepresidente del BCE ha destacado que "la inflación es un mal absoluto". De hecho, debido a la alta inflación y a la incertidumbre de la guerra, los próximos meses van a ser "muy complejos para la economía europea y la economía mundial".
Sin embargo, sí ha aclarado que no es momento de hablar de recesión, pero sí de una "desaceleración importante y visible".
En este contexto, la política fiscal que aplican los países europeos es importante y ésta "sí puede hacer una contribución a la situación actual", siempre y cuando "sea mucho más ajustada". Además, Guindos ha aconsejado a los gobiernos que el planteamiento de la política fiscal "debe ser razonable", ya que la situación no es igual a la del inicio de la pandemia en 2020, y "hay que ser más selectivo a la hora de dar ayudas".
Alternativas al gas ruso
Las consecuencias de la guerra en Ucrania obligan a buscar alternativas al gas ruso de cara al próximo invierno. Así, De Guindos ha subrayado que "la guerra afecta más a Europa que a EEUU". De este modo, hay que "intentar acelerar la energía alternativa y buscar otras fuentes de suministro de gas y petróleo. Hay que ahorrar, diversificar fuentes energéticas y saber que seguiremos consumiendo gas y petróleo".
En esta línea, ha recordado la medida puesta en marcha en Alemania donde los ciudadanos pueden utilizar todo el transporte público por nueve euros al mes.
También ha subrayado que Alemania está vigilando continuamente el suministro de gas procedente de Rusia porque ello puede tener un impacto "notable" sobre su economía. "Puede parar gran parte de la industria alemana, puede llevarles a una recesión y una recesión en Alemania puede arrastrar al conjunto de la eurozona", ha explicado.
Respecto a la depreciación del euro, ha comentado que el tipo de cambio no es objetivo de la política monetaria del BCE. Ahora bien, dicha depreciación "encarece las importaciones, entre las que se encuentra la de energías, pero sí beneficia las exportaciones".