España quiere cultivar más girasol para reducir su dependencia de las importaciones y hasta las lluvias le son favorables. Algunos agricultores optarán por ampliar el cultivo de esta oleaginosa en las hectáreas en barbecho, pues la tonelada de girasol se vende un 25% más cara que hace un año y, además, se trata de un cultivo que consume menos agua y que se da en comunidades en las que el recurso hídrico es un bien escaso.
El campo español ha acogido de buen agrado la decisión del Consejo de Ministros de la Unión Europea de flexibilizar los requisitos de la Política Agraria Común (PAC) para que se permita el cultivo de cereales y oleaginosas como el girasol en las hectáreas que obligatoriamente debían estar en barbecho.
Esta medida se adoptará para garantizar el abastecimiento de Europa de cereales y semillas que escasean tras la guerra en el país que hasta ahora se consideraba el granero de Europa. Rusia es el primer productor mundial de trigo y Ucrania el cuarto. En el caso del país invadido, también era uno de los principales exportadores de girasol, harina y aceite de girasol y, en concreto, era el segundo país desde el que España importaba maíz, una de las principales materias primas para la alimentación del ganado.
Buenas perspectivas de precios
La guerra en Ucrania hace temblar el bolsillo del consumidor. La tonelada de girasol cuesta un 25% más que en esta misma fecha hace un año. El precio medio de salida de almacén de una tonelada es ahora de 151 euros más, pasando de una media de 454 euros por tonelada a 605 euros, según la información consultada en el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía.
Estos precios también han subido para los agricultores. "Hace siglos que no veíamos unos precios en origen como hasta ahora. Los insumos están mucho más caros, pero si las expectativas se cumplen, tendremos unos precios que no se habían alcanzado nunca", explica a este periódico Diego Bellido, que pertenece a la cooperativa La Campiña de Lebrija (Sevilla).
En el caso del trigo y el maíz, sus futuros cotizan ahora un 43,5% y un 27,6% más caros que el año pasado en esta fecha, según la tabla de comportamiento de las materias primas. En comparación con el precio que tenía un día antes de la guerra, es decir, justo hace un mes, el maíz se ha encarecido un 8,9% y el trigo lo ha hecho en un 19,4%.
La tendencia en la última semana también es alcista: el coste del trigo se ha encarecido un 3,75%, y el del maíz, un 3,47%. Estas subidas son menores que las registradas en la primera semana de guerra, cuando el precio del trigo se disparó un 43,4% y el maíz hizo lo propio en un 18,3%.
Menos agua que otros cultivos
Otro factor a tener en cuenta es la escasez de agua. Favorecerá que se cambien algunos cultivos como el maíz por el girasol, que precisa de menor dotación de agua para su crecimiento.
Andalucía, Castilla y León y Castilla-La Mancha son las tres comunidades en las que se cultiva mayor superficie de girasol y, por tanto, en las que más agricultores se sumarán a emplear las hectáreas de barbecho para este cultivo. Por mucha voluntad que haya, no todas las tierras son aptas para sembrar el cultivo.
Precisamente, la cuenca del Guadalquivir, que atraviesa fundamentalmente a la comunidad andaluza, se encuentra en situación de sequía extraordinaria desde noviembre.
En algunos casos puntuales, incluso se cambiarán hortalizas como el pimiento o el tomate por girasol, asegura Bellido. "También puede que ser reduzca la superficie de hortalizas y se amplíe la parte destinada a girasol", apunta a este medio el encargado de internacional en Asaja, Ignacio López.
La misma perspectiva es la que manejan en la cooperativa de Montellano (Sevilla). Su presidente, Rafael Guerrero, cultiva girasol y cree que este año "muchas hectáreas que no se puedan sembrar de arroz o de algodón por falta de agua se pondrán con girasol. Necesitan siete u ocho veces más agua que el girasol", asegura Guerrero.
Hace unas semanas, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) comunicó que su previsión era que los agricultores contasen con una dotación máxima de 1.000 metros cúbicos por hectárea en el peor de los escenarios. Esta previsión es muy inferior a la dotación máxima de 6.000 metros cúbicos por hectárea a la que se puede optar en años de bonanza hídrica.
Esta previsión tendrá que revisarse al alza tras las precipitaciones de las últimas semanas en Andalucía, que han hecho recuperar agua a los embalses. A pesar de ello, los embalses andaluces se encuentran al 30,4% de su capacidad, guardando un 14% menos de agua que hace un año. Eso sí, estas lluvias son "oro para el campo".
El Consejo de Ministros de la UE dio luz verde el lunes a que se pudieran emplear estas hectáreas para cultivos de cereales y oleaginosas (girasol, colza y soja, entre otros) para aumentar el abastecimiento.
La PAC hasta ahora ha obligado a los agricultores a dejar un 5% en barbecho para garantizar la fertilidad de la tierra. España cuenta con 2,2 millones de hectáreas sin cultivar, casi un 10% de las declaradas como tierras de cultivo.
Aún no se ha concretado qué cultivos. Sin embargo, "hay pocos que se puedan poner ya por la fecha en la que nos encontramos. Es tarde para el trigo, las habas, los guisantes o los garbanzos, pero no para el girasol", precisa a este periódico Pedro Gallardo, quien además de cultivar girasol y trigo desde hace 26 años en Cádiz, es el presidente sectorial de Cereales, Oleaginosas y Proteaginosas dentro de COPA-Cogeca, la plataforma europea que une a las asociaciones agrarias y a las cooperativas.
"Muy demandado por España"
Esta posibilidad de cultivar las hectáreas dedicadas al barbecho ha sido una medida "muy demandada por España" y consistirá en que, en la presente campaña, los barbechos puedan ser cultivados, cosechados o destinados a pastoreo, según han explicado desde el Ministerio de Agricultura a este periódico.
Desde el Departamento que dirige Luis Planas consideran que son varias las circunstancias que invitan a pensar que se sembrará mayor superficie de girasol. En primer lugar, los altos precios en el mercado, seguido del "déficit existente para poder compensar la producción de aceite de girasol que se importaba de Ucrania".
También añaden como argumento a favor de su siembra la disponibilidad de semilla y la suficiente capacidad de la industria molturadora (la que muele granos o frutos). No obstante, en el Ministerio precisan que, en cualquier caso, la decisión de qué sembrar corresponde a los agricultores.
El incentivo con el que contarán los agricultores para la siembra serán los precios. "Creemos que mayoritariamente se cultivará, el precio es muy interesante", aseguran desde Asaja.
"Ver la letra pequeña"
En la misma línea se sitúa la previsión de la cooperativa La campiña de Lebrija. "Lo vamos a cultivar pero hay que ver la letra pequeña. Si aún así cobramos la ayuda y con la sequía que nos está asolando, no nos queda otra opción que sembrar", asegura Diego Bellido.
"Aún el Ministerio tiene que sacar una normativa al respecto", pero el sector está "esperanzado" con que se pueda cultivar toda la superficie útil: "con las cosas del comer no se juega". Así se expresa el presidente del grupo de trabajo de cereales y oleaginosas de COPA-Cogeca.
No todas las fuentes consultadas se han mostrado a favor de sembrar más girasol. Tal es el caso de Rafael Guerrero, el presidente de una cooperativa de Montellano. “Sé que muchos van a sembrarlo, pero yo no, prefiero dejarla descansar para que el terreno no se empobrezca”, precisa.
España importó el año pasado 606.000 toneladas de litros de aceite de girasol y produjo 507.000 toneladas. En cuanto a las semillas de este producto, produjo 878.000 toneladas de semilla de girasol e importó 228.000 toneladas en 2020, según datos de la Federación Europea de Aceites y Oleaginosas (Fediol).
Algunas cifras
En el caso de Andalucía, ahora se podrían cultivar 66.000 hectáreas que estaban en barbecho obligado por la PAC y, además, hay otras 250.000 sin sembrar por otros motivos. Esta comunidad podría aportar 200.000 toneladas de cereales y unas 100.000 de girasol si se emplean las que estaban dedicadas al barbecho por obligación de la PAC, según cifras de la Consejería de Agricultura.
Sobre las hectáreas para cultivo en Europa, los últimos datos disponibles, que incluyen a Reino Unido porque aún no habían tenido lugar el Brexit, indican que en la UE se cultivaban 173 millones de hectáreas. Tres cuartas partes de ellas se ubicaban en solo siete países.
El país con mayor superficie dedicada a estos fines en 2016 era Francia, con 27,8 millones de hectáreas agrícolas, seguida por España con 23,2 millones. Más lejos se encontraban Reino Unido y Alemania, con 16,7 millones de hectáreas cada una. Los siguientes países que aportaban más hectáreas eran Polonia (con 14,4 millones); Italia (con 12,6 millones) y Rumanía (con 12,5 millones).
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