El contexto económico global vive una creciente incertidumbre, con las tres principales economías mundiales (EEUU, China y Europa) en un proceso de desaceleración y el Fondo Monetario Internacional (FMI) augurando la llegada de una recesión para la tercera parte de la economía mundial, en 2023.
Según el barómetro mensual TIC Monitor, elaborado conjuntamente por VASS y el Centro de Predicción Económica, las empresas aseguran haber registrado un incremento interanual del 7,8% en su demanda de talento especializado. Esto choca, frontalmente, con la empleabilidad de las grandes empresas tecnológicas, que ya acumulan más de 100.000 despidos desde el año 2021. Pero, son, precisamente, las compañías tecnológicas aquellas donde sería más factible vislumbrar experimentos como la jornada laboral de 32 horas a la semana.
La quimera de este nuevo modelo de trabajo no es nueva en nuestro país. En 2023, algunas pymes se atreven a probar, pero el debate se mantiene, avivado por voces como la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que apunta a un modelo que reduzca las horas y mantenga el salario.
Javier Mourelo, director de People and Culture en RSM, la firma de servicios de auditoría, legal, fiscal y consultoría, considera que puede ser una fórmula interesante, siempre y cuando se produzca de manera voluntaria: "En los países nórdicos, por ejemplo, es muy común la existencia de contratos de dos, tres o cuatro días semanales, pero siempre bajo el paraguas del acuerdo previo entre las dos partes", comenta.
El caso es que no se trata de acumular 40 horas semanales y compactarlas en cuatro días, sino reducirlas a 32 y que acabe siendo positivo (es decir, se mantenga o aumente la productividad, se mejore la conciliación etc) para la compañía y los trabajadores.
"Para que una empresa pueda aplicar este modelo, primero debe planificar muy bien un cambio en sus procesos y en la organización de las tareas"
Pese a que ya hace más de cuatro años de la implantación de la Ley de Control, casi a modo de precedente, todavía es un aspecto de la gestión empresarial que sigue generando controversia y polémica. De hecho, según datos publicados por Grupo SPEC, la mitad de las empresas no pasarían una inspección por el registro horario a los tres años de la ley.
De hecho, desde septiembre del 2019 hasta mayo del 2022 los inspectores han detectado un total de 3.299 infracciones en materia de registro de jornada en toda España, siendo, además de una necesidad legal, uno de los principales quebraderos de cabeza para los responsables de RRHH. Así lo manifiestan desde Woffu, empresa especializada en la digitalización de la gestión del tiempo de los empleados.
Es un paso previo para que se produzca el cambio definitivo hacia el modelo de la jornada laboral de cuatro días a la semana. Javier Mourelo reflexiona sobre la evolución de los últimos cinco años del mercado de trabajo y el golpe sobre las mesas de los despachos que estudian fórmulas de flexibilidad para empresas y profesionales: "Lo negativo, sin embargo, son las planteamientos rígidos y uniformes para realidades diferentes, es decir, el inadecuado café para todos. El porcentaje de empleados a jornada parcial va aumentando de manera lenta en España y lo previsible es que no haya un cambio brusco en los próximos años. No parece previsible (ni adecuado) que la jornada de 32 horas se imponga a corto o medio plazo", expone Mourelo.
Dos ejemplos gallegos
En España, ya hay varias empresas pertenecientes a diferentes sectores, que se han atrevido a dar el paso. Dos buenos ejemplos los encontramos en Galicia, con la tecnológica Tecalis y la escuela de programación, HACK A BOSS, que ya ha implementado el modelo y confiesan que ha sido una evolución compleja, realizada de forma paulatina.
En palabras de su CEO, Pablo Rodríguez: "Es elemental documentar todos los procesos, cambiar hacia una mentalidad de trabajo por resultados en todos los equipos y, en tercer lugar, experimentar y comprobar si la empresa se resiente al dar algún día suelto a los equipos durante el año. Por último, es necesaria una labor de comunicación muy concienzuda, hay que educar a la gente también en el hecho de que para el jueves deberían estar todos los objetivos semanales listos", cuenta.
En su caso sucedió de manera natural. "Comenzamos con el teletrabajo y el aumento de la flexibilidad, lo que acabó derivando en última instancia en una semana laboral de cuatro días", añade Rodríguez, que avanza que su equipo no se guía por los días sino por los objetivos alcanzados durante la semana. "La gente sabe los lunes lo que tiene que hacer y para el jueves lo tiene hecho. Para que una empresa pueda aplicar este modelo, primero debe planificar muy bien un cambio en sus procesos y en la organización de las tareas. Alcanzar los mismos objetivos reduciendo un día la jornada de la noche a la mañana no es posible".
La prueba piloto de HACK A BOSS, ha resultado un éxito. Durante 2022 han aumentado su ritmo de contrataciones, triplicando la cifra de empleados que de hace un año. Además, en sus encuestas de satisfacción internas, la empresa tiene una valoración de 9.5 puntos sobre 10.
Pilar Llácer es profesor doctor en EAE Business School y autora del libro Te van a contratar y lo sabes. Tiene una opinión poco esperanzadora en cuanto a la posibilidad de acortar la semana. "Para las compañías, en los actuales entornos de incertidumbre y transformación constante, necesitan profesionales que no solo sean productivos, sino que innoven y aprendan de forma constante. Si por el efecto de la automatización dentro de la transformación digital, se han simplificado tareas, la solución no es trabajar menos horas sino hacerlo de manera flexible y teniendo en cuenta que las horas que 'sobran' deberían de dedicarse al aprendizaje y ayudar a crecer los negocios de manera exponencial y sostenible".
Isidoro López-Briones Santos, responsable de estrategias tecnológicas digitales de GOWtech, no cree posible que suceda. "Prefiero y aunque tampoco es fácil, buscar como objetivo jornadas de 32 horas semanales con una distribución acordada entre trabajador y empresa, lo que permitiría mejorar la conciliación de la vida privada y laboral sin no agotar diariamente al trabajador y mejorando su rendimiento".
"Si la automatización ha simplificado tareas, la solución no es trabajar menos horas, sino hacerlo de forma flexible"
Para él, la integración de herramientas para optimizar el tiempo con la adecuada organización de las tareas y reducir las horas de trabajo mediante la disponibilidad inmediata de la información que se necesite, son pasos previos a un cambio tan significativo: "Será más fácil en aquellas empresas cuyo principal trabajo se pueda realizar desde la oficina y cuya atención al cliente no tenga que ser necesariamente realizada por una persona".
A pesar de que GOWtech no se ha sumado a este particular experimento, sí se atreve a establecer un marco temporal, aproximado, a partir del cual llegar al nuevo modelo: "Entre nueve y quince meses, desde que una compañía quiera implantarla, para que lleguen a tiempo de realizar la debida digitalización, adaptación de los trabajadores y proceder a una reducción gradual de las horas".
Pilar Llácer, por su parte, traslada que se sigue pensando en un modelo de productividad ligado a la primera revolución industrial, donde se necesitaban una serie de horas para realizar unas tareas. "Las personas ahora necesitan retos, con unos objetivos muy marcados y sobre todo flexibilidad. Otra de las hipótesis de trabajo, errónea, para implantar esta medida, es que parte de la idea que todas las semanas tenemos la misma cantidad de trabajo y esto no es cierto. Habrá semanas en las que se podrá trabajar más o menos horas", señala.
Ella invita a las empresas españolas a cambiar la mentalidad de sus directivos, ligada a ese tópico de que trabajar es sinónimo de presencialidad: "España es el único país europeo que ha reducido su porcentaje de teletrabajo durante el 2022", un hito del que poco podemos alardear, en su opinión.
No será antes de 2030
En cuanto a un posible deadline a partir del cual se pudiera contar con una masa mínima crítica de compañías pioneras en este nuevo modelo laboral, HACK A BOSS no comparte algunos vaticinios que apuntan a que, en 2025, el 65% de las empresas del sector tecnológico y de otros sectores similares habrían implementado la semana de cuatro días.
"Creo que no será antes de 2030. Tampoco creo que debamos poner el foco exclusivamente en la semana de cuatro días sin viernes. Creo que lo más importante es ofrecer flexibilidad. Habrá trabajadores que deseen tener el lunes libre, o que quieran hacer algo un jueves. Creo que esa es la flexibilidad real a la que debemos aspirar, y pienso que solo sobrevivirán las empresas que abracen esta idea de verdad", culmina Pablo Rodríguez, CEO de HACK A BOSS.
Resulta evidente que no será compatible con todas las tipologías de compañías, al menos en el medio plazo. Su resultado alentador dependerá del modelo de negocio de la empresa en cuestión, pero también de la voluntad de sus responsables para intentar implementarlo, sin olvidar la capacidad de sus trabajadores para adaptarse al cambio.