Hace tiempo que existe un debate abierto sobre el concepto I+D+I (Investigación, Desarrollo e Innovación) en relación a cómo debe figurar el último de esos términos, el de la innovación, en esta nomenclatura. Cuando se incorporó, fue considerado el hermano pequeño de este trinomio, concediéndole –valga el juego de palabras– una contribución minúscula (I+D+i) a los avances que se están produciendo en materia científica y tecnológica.
Sin embargo, voces autorizadas colocan la Innovación a la misma altura que la Investigación y el Desarrollo para llevar a las empresas a obtener “resultados favorables en términos de impacto económico, competitividad, productividad y mejora de la calidad de vida de las personas”.
Así lo defiende la nueva presidenta de la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit), Laura Olcina, en una entrevista con D+I pocos días después de su nombramiento. Una conversación en la que respalda el modelo de centro tecnológico como “eje impulsor” y “aliado estratégico” de la I+D+I empresarial, y en la que también ha participado el director de Fedit, Áureo Díaz-Carrasco.
Más visibilidad
Laura Olcina cuenta con más de 27 años de experiencia en el mundo de la empresa y de la investigación académica. Desde el mes de noviembre compagina la presidencia de Fedit con su posición de directora gerente del Instituto Tecnológico de Informática (ITI), la mayor asociación del sector TIC de la Comunidad Valenciana, agrupando a más de 260 empresas.
Entre las prioridades de la hoja de ruta en su nuevo cargo figura “dotar de mayor visibilidad la labor de los centros tecnológicos, que están logrando excelentes resultados en términos de impacto social y económico, generación de conocimiento, o investigación y avances tecnológicos, así como fomentar una mayor relación y cooperación entre los mismos”.
En la actualidad, Fedit integra a 43 centros tecnológicos y tres agrupaciones repartidas por toda la geografía española. Cuentan con aproximadamente 8.700 profesionales que dan servicio a más de 27.000 empresas cliente y realizan alrededor de 5.000 proyectos de I+D+I al año generando unos ingresos de 662 millones de euros. Unas cifras nada desdeñables.
D+I: A pesar de ello, los centros tecnológicos todavía son uno de los grandes desconocidos del tejido económico de nuestro país.
LAURA OLCINA: Los centros tecnológicos son un elemento clave en el proceso de transferencia de tecnología, por su capacidad para desarrollar una I+D+I orientada al mercado, dado su conocimiento de la realidad empresarial del sector en el que operan. Un centro tecnológico tiene los pies en el suelo y la mirada puesta en el horizonte, que trabaja en el ahora, pero con el pensamiento puesto en un futuro a 3 o 5 años vista.
En la actualidad, son la principal puerta de acceso del tejido empresarial a la innovación, hoy en día el 30% de la innovación empresarial que se produce en España viene de la mano de los centros tecnológicos.
"Un centro tecnológico trabaja en el ahora, pero con el pensamiento puesto en un futuro a 3 o 5 años vista".
Según un estudio de la universidad Carlos III, las empresas clientes de los centros tecnológicos atribuyen a su trabajo con ellos el 31,4% del incremento en su cifra de negocio, el 31,1% del aumento en sus beneficios, el 30,6% de la creación de empleo y el 28,95% de la mejora de su productividad.
D+I: Para explicar mejor cuál es la función de los centros tecnológicos, se podría decir que son una especie de laboratorio donde las empresas investigan e innovan antes de aplicar sus soluciones, ¿cómo se puede fomentar esa colaboración?
L.O.: Los centros tecnológicos son los principales aliados de las empresas en materia de I+D+I. Sus laboratorios, centros demostradores, espacios de datos son infraestructuras donde poder realizar pruebas sin miedo al fracaso, y donde las empresas tienen ese espacio seguro y controlado en el que poder innovar.
Por otro lado, cada vez más las líneas de financiación a proyectos de I+D, van de la mano de la figura de firmas cooperantes, que participan en el proyecto, o bien transmitiendo las necesidades del mercado, o probando y midiendo los resultados obtenidos. En este tipo de proyectos, la colaboración y participación de las empresas es de principio a fin.
Impulsores de la innovación
A pesar de todo ello, Olcina reconoce que el número de compañías innovadoras en España es claramente insuficiente. Y aquí la pregunta es obligada: ¿Qué tipo de barreras encuentran las empresas, sobre todo las pymes, a la hora de afrontar una mayor innovación tecnológica?
L.O.: Son muchas las barreras a la innovación identificadas: barreras económicas, tanto de acceso a la financiación pública como dificultades para financiar con recursos propios; falta de formación relacionada con la innovación y dificultad para atraer talento; además de barreras culturales, de aversión al riesgo y resistencia al cambio, entre otras.
[Los centros tecnológicos crecen mientras miran con preocupación la inestabilidad política]
Solo mediante la formación en innovación y la sensibilización, conseguiremos ciudadanos y empresarios más innovadores. Nuestra sociedad debe entender qué es la innovación, en qué consiste y acercarse a la misma para ver sus beneficios.
Si queremos que nuestros ciudadanos innoven, que contemos con talento innovador, deberemos educarles para ello. Porque apostar por la innovación es invertir en nuestro futuro.
"Nuestra sociedad debe entender qué es la innovación, en qué consiste y acercarse a ella para ver sus beneficios".
En esta apuesta, el acompañamiento de los centros tecnológicos es fundamental. Una pyme generalmente no puede permitirse tener un laboratorio de I+D+I. Los centros tecnológicos aportan ese valor añadido a las empresas, las impulsan y las acompañan en ese proceso, es un gran salto, pero con red.
D+I: ¿Qué diferencia a los centros tecnológicos del resto de agentes que realizan I+D+I en nuestro país?
ÁUREO DÍAZ-CARRASCO: Nuestra especificidad tiene que ver con su modelo de organización, y que se ha reconocido en el Registro Estatal de Centros Tecnológicos: entidades sin ánimo de lucro, con una mayoría de empresas en los órganos que toman las decisiones estratégicas del centro, y con una obligación de mantener un balance entre financiación privada (al menos un 35% de nuestros ingresos), proyectos de I+D+I (al menos un 30% de nuestros ingresos) y financiación pública (como máximo, un 30% de financiación no competitiva).
Este modelo no ha sido impuesto por ninguna Administración externa, sino que es el reflejo de la evolución de una trayectoria de más de 50 años en algunos de los centros tecnológicos que pertenecen a Fedit. Ningún otro organismo de investigación tiene estos requisitos de forma obligatoria, y lo habitual es que ningún otro lo cumpla de forma habitual.
Nuestro objetivo es generar conocimiento propio, pero sabiendo colaborar con universidades y otros organismos de investigación más orientados a ciencia básica y que pueden profundizar más en determinadas líneas de investigación y, a la vez, ser el primer punto de apoyo de las empresas (especialmente pymes) y la industria.Y eso solo lo podemos conseguir mediante otra de nuestras características: la de ser agentes de intermediación entre los demás integrantes del sistema de I+D+I.
Siempre decimos que somos los organismos de investigación más orientados a la cocreación de tecnología con las empresas, a la cooperación con otros agentes de investigación, y los que más atención prestamos al impacto (económico, social, tecnológico, etc. …) de nuestra actividad en el entorno más cercano.
Más políticas públicas
Un relato que desde Fedit sustentan en datos que acreditan sus argumentos. Así, en el reciente informe ‘Impacto proyectos Cervera 2019-2022’, al cierre de este año se estima que el volumen de los ingresos generados por los centros tecnológicos participantes alcanzará los 109,31 millones de euros.
“A los que hay que sumar cerca de 175 millones de euros procedentes de diversas líneas de financiación pública (autonómica, nacional y europea)”, añade Díaz-Carrasco. “De ese modo, se puede estimar un impacto económico total de 284,31 millones de euros en los 5 años de desarrollo de esta iniciativa, lo que supone aplicar un multiplicador de 7,18 sobre la aportación inicial del programa”.
"El objetivo es generar conocimiento, a la vez que somos el primer punto de apoyo de las pymes y la industria".
D+I: ¿Cuáles son los principales avances que se han producido en los últimos años en materia de políticas públicas para promocionar la I+D+I en los centros tecnológicos?
A.D.: Desde hace unos años, tanto las administraciones públicas como el conjunto de los agentes de I+D+I son cada vez más conscientes de que el principal punto de mejora es el aumento de la inversión privada, que se encuentra muy por debajo de los indicadores en otros países. Y esto ha generado, en mi opinión, un clima más favorable a diseñar instrumentos que la incentiven.
De hecho, el Plan Estatal de I+D+I, vigente en la actualidad, incluye muchos más mensajes a favor de la innovación y de la I+D+I empresarial que sus homólogos en años anteriores.
D+I: Pero sigue sin ser suficiente…
A.D.: Lo que sucede es que no basta con un mero cambio en la narrativa si no van acompañados de modificaciones reales, en las políticas de asignación de fondos, en los mecanismos de evaluación de propuestas, en las políticas de compartición de riesgos en proyectos de I+D+I, etc. Y es ahí donde nuestra sociedad aún se encuentra esperando una transformación real si queremos equiparar nuestro sistema de I+D+I a los más avanzados de Europa.
Eso incluye las políticas para promocionar la I+D+I en los centros tecnológicos, que, es importante que insista, son el instrumento principal para que las empresas de todo tipo y tamaño puedan invertir en I+D+I y avancen para ser más innovadoras, competitivas y tecnológicamente potentes.
"Si queremos equiparar nuestro sistema de I+D+I a los más avanzados de Europa, no basta con un cambio de narrativa".
Se van observando cambios en la dirección que desde Fedit llevamos años demandando. El hecho de que CDTI haya comenzado a financiar directamente a centros tecnológicos supone uno de los más importantes de los últimos años porque supone reconocer su capacidad como entidades que traccionan a empresas e industria para innovar.
El programa Cervera [mencionado más arriba], reclamado desde Fedit durante muchos años, ha supuesto un hito al recuperar una política de cooperación interregional entre centros tecnológicos que se había perdido desde la crisis de 2010. Y hay programas que, poco a poco, van teniendo menos barreras de entrada para la participación de estos organismos de investigación.
D+I: Sobre esa recuperación de la cooperación entre centros tecnológicos, ¿existen diferencias en cuanto al apoyo de las diferentes administraciones públicas a este modelo de fomento de la innovación?
L.O.: Efectivamente, dado que el artículo 149.1 de la Constitución Española no reserva la competencia de innovación al Estado, muchas comunidades autónomas asumen de forma plena esta competencia. Y en la práctica, la mayor parte de autonomías han establecido diferentes mecanismos de apoyo a la innovación tecnológica.
Sí hay diferencias entre el apoyo de las diferentes comunidades autónomas tanto a los centros tecnológicos como a las empresas en materia de innovación, por ello la existencia de programas de apoyo a nivel nacional, a los que tanto empresas como centros tecnológicos pueden concurrir en igualdad de condiciones, es fundamental.
D+I: ¿En qué es necesario seguir avanzando para que los centros tecnológicos tengan un papel más relevante en nuestro sistema de I+D+I?
A.D.: Necesitamos políticas de fortalecimiento estructural para que puedan potenciar sus líneas de investigación a medio y largo plazo, sin estar tan pendientes de determinadas convocatorias de proyectos que no garantizan estabilidad a medio plazo.
O un programa que fomente el desarrollo de infraestructuras tecnológicas en las instalaciones de los centros tecnológicos, y que estén a disposición de las empresas que quieran evaluar productos antes de lanzarse a producirlos en masa.
O un programa de investigación aplicada estatal mucho más ambicioso y donde la administración pública comparta más los riesgos (y también los potenciales beneficios) con las empresas. O avanzar en la creación de startups a partir de los resultados de investigación de los centros tecnológicos…