La gran tradición minera de Asturias, abandonada con el paso del tiempo, dará paso a una tendencia sin la cual ningún territorio podrá aspirar a posicionarse a la vanguardia tecnológica y científica: la supercomputación.
Hace dos años, el gobierno del Principado ya avanzó sus intenciones y en el arranque de este 2024 ya ha presentado un proyecto que pronto será una realidad, la conversión de una antigua mina en un hub dedicado a esta tecnología.
La intención es que este proyecto tenga réplica en otras antiguas explotaciones de extracción y, de esta manera, convertir Asturias en un punto importante en el mapa español de la supercomputación.
Aun así, más allá de las iniciativas concretas, conviene reflexionar sobre la estrategia, muy estudiada por parte del gobierno autonómico. Convergen en ella dos aspectos fundamentales, la necesidad de disponibilidad de recursos energéticos e hídricos y, por otro lado, las posibilidades de disrupción que ofrecen estas antiguas explotaciones.
Vayamos por partes. En relación con lo primero, a la disponibilidad de recursos para hacer posible estas explotaciones, Asturias cuenta con una aliada de excepción, la increíblemente extensa red de galerías mineras subterráneas ahora inutilizadas que, actualmente, se encuentran inundadas.
Son, según fuentes del ejecutivo autonómico, alrededor de 5.000 kilómetros, una distancia equivalente a una ruta en línea recta desde Oviedo a Nueva York. Pues bien, estas antiguas galerías mineras son las principales garantes de recursos hídricos para futuras explotaciones tecnológicas.
Las mismas voces cuantifican la disponibilidad actual de agua en 83 hectómetros cúbicos, cantidad que, por ponerla en contexto, garantizaría el suministro hídrico para una población de 15.000 habitantes aproximadamente durante 80 años.
Evidentemente, el reclamo de la disponibilidad de recursos hace especialmente atractivo el emplazamiento asturiano para cualquier tecnológica que quiera desarrollar centros de supercomputación sostenibles desde el punto de vista medioambiental.
No conviene olvidar que este tipo de infraestructuras necesitan grandes cantidades de agua para refrigeración y de energía para un funcionamiento solvente.
Desde el gobierno asturiano recalcan que prácticamente todas las antiguas explotaciones mineras, en caso de ser utilizadas como hubs tecnológicos, tendrían asegurado el suministro hídrico, ya que "tienen inundadas, si no todas, gran parte de sus galerías".
Además de la estrategia medioambiental, que posiciona a la región como atractivo y que despertó la curiosidad de compañías como Oracle, Orange, Cellnex, Nokia, Huawei y T-System en la pasada edición del Mobile World Congress, emerge también la estrategia relacionada con los proyectos concretos.
En un principio, el Principado tiene previsto actuar en la antigua mina de San Jorge con un proyecto concreto para crear la nube asturiana, y para poner a disposición de empresas como las mencionadas instalaciones para supercomputación.
Ahora bien, desde el gobierno regional admiten que "podría haber más pozos que reúnan condiciones similares" para realizar proyectos similares. En total, podría haber una veintena de explotaciones susceptibles, revelan desde Hunosa.
Otras ideas innovadoras para las minas
Este tipo de actuaciones se plantean en superficie, es decir, en las llamadas salas de máquinas y en de embarque. Los armarios de CPD se pondrían en superficie y el agua necesaria se extraería, como ha quedado explicado, de las galerías inferiores inundadas. En estos edificios estarían también las unidades energéticas.
Sin embargo, la estrategia de reconversión minera a través de la innovación va más allá de la supercomputación. Y es que, según ha podido saber D+I, para otras minas hay proyectos diferentes, uno vinculado al estudio sobre habitabilidad en la luna y otro con invernaderos bajo tierra.
Aun así, efectivamente, la idea que está más madura es la de la mina de San Jorge, que será un centro de procesamiento y almacenamiento de datos, en el marco del convenio con Hunosa y la Universidad de Oviedo.
El objetivo es contar con una instalación singular que ofrezca soluciones tecnológicas, garantice la ciberseguridad y posibilite trabajar con inteligencia artificial, big data o el internet de las cosas.
Para este proyecto, la Agencia de Ciencia Sekuens cuenta con un presupuesto de tres millones vinculado al Fondo de Transición Justa (FTJ) y en su desarrollo participará la sociedad Gestión de Infraestructuras Públicas de Telecomunicación (Gitpa), que ya cuenta con un boceto de la propuesta.
"La iniciativa plantea actuar sobre la sala de máquina de extracción, la sala de embarque y el castillete, todas ellas instalaciones en superficie del complejo minero de Hunosa. La actuación deberá respetar en todo momento la protección de los inmuebles como patrimonio industrial", indican desde el gobierno asturiano.
10.000 litros de agua al día
La sala de máquina de extracción se ubica en un edificio de 196 metros cuadrados de superficie útil, con una altura máxima de 14 metros. Allí se propone levantar dos plantas para acoger hasta 70 armarios de servidores de datos, unidades de almacenamiento y alimentación. Este espacio podría contener más de 1.600 procesadores y superar las 105.000 unidades de procesamiento independientes.
Un centro de proceso de datos de este tipo consume unos 10.000 litros de agua al día, según las estimaciones de Gitpa. En el caso de San Jorge, el complejo está conectado a un sistema de extracción de agua del interior de las galerías mediante bombeo automático, por lo que se dispondría de abastecimiento sin recurrir a la red de consumo.
Respecto a la energía, el consumo estimado es de 30 kilovoltios al día. San Jorge cuenta con dos líneas de alta tensión que garantizarían el suministro.
Además, la instalación dispone de una completa red de comunicaciones por fibra óptica, con un anillo interior de hasta ocho fibras ópticas en diversas dependencias. El pozo está en un enclave estratégico, cercano a una línea de fibra de la red Asturcón, con conexiones directas a los campus universitarios de Mieres y Gijón, al edificio de servicios múltiples del Principado (EASMU) y al centro de proceso de datos.
"Esta infraestructura será el primer paso hacia una nube asturiana soberana, donde la administración pueda recopilar y centralizar sus datos, además de un espacio para generar nuevas empresas y modelos de negocio. Nuestra idea es que sea el germen de futuras actuaciones", ha valorado el consejero de Ciencia e Innovación, Borja Sánchez.
También ha insistido en que la comunidad ofrece "una oportunidad competitiva" para estos equipamientos. "Podemos instalar centros de procesamiento de datos eficientes desde el punto de vista energético y sostenibles desde el punto de vista medioambiental", ha precisado.