Desde la pequeña comunidad portuaria de San Pedro en Los Ángeles, Braid Theory se perfila como uno de los candidatos dispuestos a revolucionar el presente y futuro de la industria “bluetech”.
La ciudad californiana cuenta con una industria tecnológica cada vez más potente, de ahí que haya recibido el nombre de Silicon Beach, pero las oportunidades en el sector marítimo no han recibido la atención que se merecen.
Ann Carpenter es una de las mentes visionarias que se encuentran detrás del proyecto Braid Theory, fundado en el año 2016. La compañía apuesta por un sector poco explorado y explotado, pero con gran impacto para la economía.
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Antes de fundar Braid Theory, Ann Carpenter y Jim Cooper, cofundador del proyecto, trabajaron juntos en PortTechLA, una incubadora centrada en el sector marítimo. PortTechLA cerró sus puertas y unos meses más tarde, Carpenter y Cooper decidieron dar el paso y lanzar su propia compañía.
“Braid Theory surgió por la falta de inversión en compañías dedicadas a la economía azul. Siempre han existido becas y ayudas por parte de las entidades públicas, pero el sector privado no ha prestado atención a esta importante industria”, explica Carpenter a D+I. “Apenas existían aceleradoras en el sector, así que decidimos iniciar una consultoría dedicada a propulsar la economía marítima”.
El nombre de Braid Theory refleja sus principios básicos: la trenza simboliza cómo compañías, startups e inversores pueden trabajar de manera conjunta para fortalecer los lazos de la industria. Ahora, Braid Theory va más allá y, además de apoyar el sector con servicios de consultoría, también tiene sus propios programas de aceleración.
La economía azul es mutidisciplinar y tiene un impacto directo en diversos sectores, algo que quedó tangible durante los problemas de logística que se produjeron en la pandemia. “La economía azul puede aportar soluciones para una gran variedad de sectores y desde Braid Theory trabajamos con las compañías que han encontrado la manera de resolver algunos de los mayores retos a los que nos enfrentamos”, asegura Carpenter.
El cambio climático, la energía, la distribución de productos y de bienes básicos son solo algunos de los problemas destacados por Carpenter. El ecosistema de startups con soluciones “bluetech” puede ofrecer soluciones a estas amenazas.
Para formar parte de los programas de Braid Theory, el factor más importante para su equipo es que las startups cuenten con tecnologías basadas estrictamente en la ciencia. Su enfoque es global y no regional: “los clientes de las empresas con las que trabajamos son internacionales. Sus soluciones se van expandiendo por los puertos de todo el mundo”, explica la fundadora de Braid Theory.
Braid Theory apoya a más de 100 compañías cada año, acercándolas no solo a inversores, sino también a otras firmas más grandes con las que sus modelos de negocio puedan encajar. Se busca no solo inversión en estos proyectos, sino también alianzas duraderas.
El enfoque internacional de Braid Theory les ha llevado también a trabajar con gobiernos como el de Canadá, para apoyar a empresas interesadas en expandir sus operaciones en Estados Unidos. Carpenter destaca la amplitud del abanico de la economía azul: “Hemos trabajado con startups y compañías un poco más grandes de todo el mundo que están desarrollando soluciones para reducir las emisiones en los océanos, o que por ejemplo están mejorando la logística en nuestros puertos”.
Alianzas para propulsar el movimiento “bluetech”
El programa de aceleración de Braid Theory tiene un enfoque diferente a otros similares. En vez de trabajar con decenas de startups al mismo tiempo, Braid Theory se enfoca en ofrecer un servicio más especializado para entender las necesidades de cada compañía y brindar un apoyo personalizado.
Se trata de un programa riguroso, según sus fundadores, donde cada compañía tiene que comprometerse a un intervalo de entre 60 y 90 días de trabajo, según el tipo de programa. En una primera fase, Braid Theory analiza el modelo de negocio de las startups, sus servicios y precios y les ayudan a perfeccionar estos elementos a través de mentores especializados en el sector.
Las startups aceptadas en su programa de aceleración reciben, además, conexiones directas con empresas más grandes del sector para poner a prueba sus conceptos. Durante cuatro meses tienen la oportunidad de trabajar con firmas establecidas para probar sus modelos de negocio. Cualquier startup puede acceder al proceso de selección a través de la web de la aceleradora.