Radiografía de los centros de datos en España: así crece la industria digital de moda
- Actualizamos el mapa de referencia del sector, con las grandes cifras de un centenar de centros de datos que operan (o lo harán) en nuestro país.
- La llegada de los hiperescalares prosigue su curso, mientras los operadores de 'colocation' buscan responder a un mercado en auge.
En 2022, D+I - EL ESPAÑOL dio un paso inédito hasta la fecha: hacer una radiografía completa de todos los centros de datos que prestan servicio en nuestro país. Un ejercicio periodístico y documental que implicó varios meses de trabajo, un fuerte esfuerzo de visualización de la información y, finalmente, trajo consigo el reconocimiento unánime del sector. Dos años más tarde, esta industria se ha erigido como una de las más pujantes económicamente de nuestro país, por lo que era obligado actualizar el estado del arte de estas infraestructuras en España.
Surge así esta segunda edición de la radiografía del mercado de los centros de datos en España, en la que recogemos las principales métricas (muchas de ellas, no desglosadas hasta la fecha) de casi un centenar de data centers. Incluimos, además, no sólo los que ya están operativos, sino también los planificados para un futuro cercano en una propuesta que busca no sólo tener una foto fija de la industria en 2024, sino también una visión de lo que sucederá en años venideros.
[Radiografía de los centros de datos en España: quién, dónde y por qué todos hablan de ellos]
En el siguiente gráfico pueden navegar a lo largo y ancho de la geografía española para, de un simple vistazo, comprobar datos fundamentales como su localización exacta, su tipología, superficie técnica o potencia instalada. En este mapa no se incluyen los CPD propios de empresas que no ofrecen servicios desde ellos a terceros, esto es, los que tienen las grandes compañías para su uso interno. Igualmente, la selección responde a una extensa búsqueda por parte de la redacción de D+I - EL ESPAÑOL, sin ningún interés o contraprestación publicitaria.
Evolución exponencial en los últimos años
La primera comparación entre esta radiografía y la publicada hace menos de dos años ofrece una conclusión contundente: el número de centros de datos instalados en nuestro país está creciendo de manera exponencial en tiempos recientes.
De acuerdo con los datos recopilados, durante la década de los años 90, se pusieron en funcionamiento seis de estas construcciones, un número que casi se duplicó en los siguientes diez años, sumando 11 instalaciones nuevas. Mientras, entre 2010 a 2019, el impulso continuó, pero el ritmo se ralentizó y apenas se abrieron 16 en este período.
Sin embargo, a partir de 2020 se ha producido un boom en este campo que ha hecho que, en apenas cuatro años, se hayan conocido 36 nuevas construcciones. Esto supone que, en menos de un lustro, se han más que duplicado las instalaciones de la década anterior.
Por años, 2022 se lleva la corona como el ejercicio en el que más centros de datos se han inaugurado, con 15; seguido de cerca de 2024, donde se cuentan los que han empezado a estar operativos con el inicio del nuevo año o que lo estarán en los próximos meses, con diez. Las perspectivas hasta 2026 son, igualmente, muy positivas, con numerosos proyectos en marcha para seguir llenando la península de más fortificaciones de la era digital.
Por ejemplo, Microsoft tiene entre sus planes abrir un CPD en los próximos años en Aragón que, actualmente, se encuentra en construcción; también, la tecnológica Meta inaugurará otro en Talavera de la Reina en 2030. Mientras la firma Adam está trabajando en otro en Cerdanyola del Vallès en 2025.
Madrid copa el ‘colocation’, Aragón los hiperescalares
Respecto a la tipología de los centros de datos presentes en España, el uso más repetido vuelve a ser el de colocation e intercambio de datos, como ya lo fue en la primera edición de este análisis, con un 65% de los data centers dedicados a este ámbito.
De la misma forma, la tendencia en el resto de categorías se mantiene y apenas varía unos decimales respecto al informe anterior, con los hiperescalares en segundo lugar, con un 19%; seguidos de los que se enfocan en el hosting y servicios en la nube, con un 10%; y, por último, los que se dedican a uso interno, que apenas suponen el 6%.
La Comunidad de Madrid es, de largo, la región que recoge el mayor número de centros de datos de la geografía española, con 40 de ellos. La mayoría de los detectados en este mapa se encuentran en localidades del norte de la Comunidad como Alcobendas, Alcalá de Henares, San Sebastián de los Reyes, Tres Cantos u otras más pequeñas como Algete o Meco. De ellos, la inmensa mayoría son centros de colocation que necesitan de la masa crítica de la capital para poder ofrecer sus economías de escala.
A Madrid le sigue, de lejos, Cataluña, con 11 de los centros de datos recopilados; Aragón, con seis; Andalucía, con cinco; País Vasco, con cuatro; Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana, ambas con tres; o Asturias e Islas Canarias, con dos. También presumen de, al menos, una construcción de este tipo regiones como La Rioja, Galicia y Murcia.
El caso de Aragón es paradigmático, pues ha pasado de estar completamente ajena al ecosistema mundial de los centros de datos a contar con algunos de los campus más grandes de nuestro país, en concreto, los de Amazon Web Services (AWS) y Microsoft. El de los primeros, inaugurado en 2022, está siendo además ampliado, mientras que el de los de Redmond apenas acaba de ser anunciado cuando todavía ni han finalizado las obras de sus centros en Madrid.
“Es cierto que en algunas regiones se está produciendo un desplazamiento de infraestructuras a ciudades más pequeñas, lo que está incentivando el estudio de ciudades secundarias”, explica José Antonio Cano, director de Investigación y Análisis de IDC. “Y este impacto económico en las diferentes regiones debe servir de aliciente para que los grandes hiperescalares y gobiernos se planteen estrategias para atraer estos centros de datos y dinamizar la economía local”.
Cada vez más grandes
Entre las novedades que trae esta última radiografía, se encuentra la mirada hacia la potencia que tienen estas construcciones. Según la información provista por las compañías, un tercio (30%) de los mismos refiere menos de 1 MW en sus instalaciones, seguido de los que tienen entre 1 y 5 MW, que componen otro tercio (30%).
A partir de aquí, comienzan las divisiones, ya que, los que tienen entre 10 y 15 MW siguen con un 18%, pero los de entre 5 y 10 MW les acompañan muy de cerca con un 14%. Cierran la clasificación los de mayor potencia: siendo un 5% los de entre 15 y 20 MW y apenas un 2% los de más de 20 MW.
Otra de las variables analizadas en esta edición son los metros cuadrados de superficie técnica. Los datos recopilados presentan una gran disparidad, que van desde el centenar, en casos como el del centro de Atos en Tres Cantos, hasta los 300.000, que suma Meta en el de Talavera de la Reina (Toledo).
La inteligencia artificial, motor de este crecimiento
Si en la anterior radiografía de este sector atribuíamos a la consolidación de la nube el auge de los centros de datos en España, en esta ocasión hemos de sumar un nuevo factor a la ecuación: la inteligencia artificial.
Este mantra, que se repite hasta la saciedad desde la democratización de ChatGPT a finales de 2022, está siendo un nuevo acicate para llenar los centros de datos de nuevos procesos y cargas de trabajo. Además, está obligando a una parcial reformulación de su propia concepción y equipamiento.
[El consumo energético: el elefante en la habitación del auge de los centros de datos]
“El auge de la inteligencia artificial (con su extensión de la IA generativa) durante 2023 ha provocado la necesidad de incorporar cambios que permitan absorber y procesar la miríada de casos de uso de negocio que están floreciendo”, añade Cano. “Así mismo, el diseño de procesadores específicos adaptados a esta carga lleva consigo la adopción de la IA en el propio diseño de las instalaciones, de manera que se logre una eficiencia entre el consumo energético, la refrigeración y la obtención de altas densidades de potencia asociadas al procesamiento de cargas de trabajo de inteligencia artificial”.
En ese sentido, explica el analista, la infraestructura informática para grandes modelos de formación de IA requiere de mucha potencia y refrigeración avanzada: “La mayoría de las empresas no están preparadas para desplegar este tipo de entornos. Además, la oferta de GPU apenas se ha mantenido a la par de la demanda en los últimos tiempos. Es poco probable que el crecimiento actual pueda mantenerse o acelerarse a corto plazo”, avisa Cano.
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