Durante mucho tiempo, la lista de motivaciones para migrar cargas de trabajo a la nube pública ha estado comandada por dos palabras propias: precio y escalabilidad. Las compañías buscaban en estos modelos de 'cloud computing' la respuesta a la flexibilidad que un mercado cambiante demandaba al mismo tiempo que pasaban de anotarse gastos en capital (CAPEX) a gastos operativos (OPEX).
Sin embargo, a esta dupla de razones le faltaba un ingrediente más, un factor más que inclinara la balanza en favor de subir a las nubes de los grandes colosos -como Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud-. Y ese elemento extra no tiene que ver ni con el dinero ni con la disponibilidad de recursos, sino con la sostenibilidad.
Así lo pone de manifiesto un reciente informe de la firma de análisis Gartner, según el cual los aspectos de sostenibilidad -medioambiental, social y de gobernanza (los famosos ESG)- van a convertirse en un claro factor a la hora de decidir qué proveedor de nube pública eligen. En concreto, el estudio detalla que las emisiones de carbono de los hiperescalares serán uno de los tres criterios principales en estas lides para 2025.
“Si bien esencialmente todos los proveedores de la nube tienen iniciativas de sostenibilidad, su progreso en el cumplimiento de los objetivos y estrategias de reducción de carbono para lograr emisiones netas de carbono cero varía enormemente”, explica Ed Anderson, vicepresidente de Investigación de Gartner. "Las métricas de sostenibilidad y las herramientas de ubicación de la carga de trabajo aún son inmaduras y no siempre transparentes, lo que dificulta que las organizaciones evalúen de manera completa y precisa los verdaderos impactos de sostenibilidad de su uso de la nube en la actualidad".
Pongamos algunos datos al más alto nivel para entender el auge de este factor en la mente de los CIO de todo el mundo: más del 90% de las empresas aumentaron sus inversiones en programas de sostenibilidad desde el comienzo de la pandemia en comparación con las inversiones anotadas en 2017. Y, a su vez, los grandes proveedores hiperescala "están invirtiendo agresivamente en operaciones y entregas sostenibles en la nube, con la aspiración de lograr eventualmente cero emisiones netas dentro de una década, si no antes", en palabras del analista.
El impacto de los movimientos que estos grandes nombres de la industria tecnológica tienen en la evolución medioambiental asociada a los centros de datos es notable. Recordemos que los diez grandes proveedores del sector copan alrededor del 70% de todo el gasto TI en la nube.
"Las iniciativas de sostenibilidad de la nube comenzarán con los principales proveedores de la nube, que son algunos de los operadores de centros de datos más grandes del mundo y son fundamentales para reducir las emisiones de carbono relacionadas con la digitalización", añade Anderson.
60 millones de toneladas de dióxido de carbono menos
Al respecto cabe señalar otro estudio, en esta ocasión de Accenture, el cual asegura que la migración a la nube pública puede lograr una reducción de casi 60 millones de toneladas de dióxido de carbono a nivel global por año, el equivalente de quitar 22 millones de coches de la carretera.
De hecho, las migraciones iniciales a la nube ya pueden reducir por sí solas las emisiones de carbono en más de un 84%, en comparación con la infraestructura convencional. Las reducciones pueden incrementarse incluso más, hasta un 98%, mediante el diseño de aplicaciones específicas para la nube pública.
Plasmación en nombres propios
Estas propuestas no son algo abstracto, sino que tiene reflejo concreto en las estrategias de los ya mentados proveedores de nube pública. Es el caso de Amazon Web Services, firma que anunció en un lejano ya 2014 su objetivo de usar energía 100% renovable en sus centros de datos en todo el mundo. Para 2018, el 50% de la energía ya provenía de fuentes renovables. Las inversiones fueron notables, incluyendo la construcción de dos ingentes plantas solares en Sevilla y Zaragoza.
En el caso del segundo contendiente de la nube pública, Microsoft, nos encontramos con un abordaje similar con su propuesta Azure. La firma de Redmond cuenta con un ambicioso plan para llegar a un modelo de energía 100% renovable para 2025, con el propósito adicional de eliminar más emisiones de carbono de las que emite la compañía -neutralidad de carbono- para el año 2030. Y, para 2050, Microsoft aspira a compensar toda su huella histórica de emisiones.
Cerrando el triunvirato encontramos a Google Cloud. La multinacional californiana también comparte la meta de usar energías libres de carbono en todos sus centros de datos para 2030, incluyendo innovaciones en la cadena de valor y del sistema de distribución de electricidad para eliminar e incluso revertir el impacto de emisiones de su actividad.
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