El coche autónomo es la eterna promesa no sólo en términos de comodidad en los desplazamientos, sino especialmente por su potencial en materia de seguridad y de salvar vidas. En los últimos años hemos visto numerosos proyectos piloto al respecto, iniciativas ambiciosas como la de Waymo y algunos vehículos que ya prometen experiencias "semiautónomas" como Tesla. Pero, más allá de los avances en tecnologías como el lidar o la inteligencia artificial, hay una barrera que hoy por hoy frena la irrupción no sólo del automóvil autónomo, sino también del conectado. Y es, valga la redundancia, la falta de una red de comunicaciones capaz de responder a todas las exigencias de este nuevo paradigma.
La industria no está precisamente inmóvil al respecto. E incluso existe una asociación (la 5GAA) que aglutina a 130 actores relevantes e implicados en este devenir de la movilidad que acaba de presentar su ‘roadmap’ de cara a los próximos años, con el fin de ir poniendo fechas a los avances que se esperan en torno al coche conectado, primero, y al autónomo después.
Nuestro particular trayecto comienza este mismo año. Si bien la 5GAA reconoce trabajos que nos preceden, no se trataba de "despliegues masivos de casos de uso de C-V2X". Este 2020, de hecho, ha dado vida a la versión 16 del estándar de la 3GPP en estas lides, con nuevas revisiones previstas para 2022 y 2023.
Vayamos kilómetro a kilómetro, empezando por los primeros servicios conectados de adopción generalizada: la eficiencia en el tráfico. Este curso, la 5GAA estima que se extenderán los servicios de información de tráfico e incidentes en las vías. Para dentro de dos años, esa funcionalidad evolucionará para recopilar y compartir esa información de cara a los futuros coches autónomos. Ya en 2024 veremos la captación e intercambio de mapas en HD y tiempo real y, finalmente, en 2025 llegaremos a la interconexión de los sensores de información en carretera. De hecho, la mayoría de estas tecnologías ya se pueden ir trabajando sobre las actuales redes 4G, e incluso se espera que éstas convivan para siempre junto a la 5G debido a la escasa exigencia técnica requerida en este campo.
Por fuera de la red controlada por los operadores de telecomunicaciones irán la mayor parte de los aspectos de seguridad relacionados con el tráfico, con conexiones directas entre los distintos ocupantes de la vía. Hablamos de conceptos como la asistencia electrónica a las luces (que permitirá reflejar las señales de otros vehículos de manera dinámica en nuestro propio coche a partir de 2022) o las alertas ante elementos considerados "débiles" en la carretera, como viandantes o ciclistas, tecnología esta última que no llegará de forma amplia hasta 2024.
La magia de la 5G se reserva, por tanto, para el tercer de los campos analizados por la asociación: la conducción autónoma. En su primera etapa, ya iremos viendo algunos avances en aparcamiento automatizado en zonas habilitadas para ello y conducción teledirigida, en ambos casos desde este mismo curso y en base a redes 4G/LTE. Serán las interacciones más complejas con los peatones, las maniobras cooperativas entre distintos automóviles y especialmente la gestión dinámica de intersecciones y del tráfico, junto al intercambio de datos avanzados de sensórica, los que necesiten de las bondades de la 5G, aunque ninguna de esas capacidades se espera para antes de 2026. Con ello, la fecha estimada para un coche completamente autónomo, al menos en cuanto a conectividad se refiere, no llegaría hasta 2029, a finales de la década.
Maxime Flament, CTO de la 5GAA, también ha puesto números a los requerimientos de espectro que el coche conectado/autónomo va a demandar en los próximos años. De acuerdo a su análisis, los primeros servicios basados en LTE para la seguridad básica apenas requerirán entre 10 y 20 MHz de espectro en la banda de los 5,9 GHz. Al incorporar servicios de conducción avanzada hemos de sumar otros 40 MHz en esa misma franja, usada para comunicaciones entre vehículos y objetos de forma directa. La cosa se complica al introducir en la ecuación las conexiones basadas en las redes de las ‘telco’, y concretamente la 5G: la asociación estima que serán necesarios al menos "50 MHz de espectro adicional y agnóstico en términos de servicio en bandas bajas como la de 1 GHz". Eso en las zonas rurales, porque en las ciudades se prevé que el espectro imprescindible para el coche conectado "sea de al menos 500 MHz adicionales en las bandas de 1 a 7 GHz".
"Este ‘roadmap’ es una herramienta muy útil para la sincronización de las numerosas decisiones y actividades de nuestros miembros y el mercado en general para convertir en realidad los casos de uso de la 5G en la automoción", detalla Johannes Springer, director general de la 5GAA. "Los conductores demandan una conectividad continua, lo que nos exige cooperar entre fabricantes, ‘telco’ y gestores públicos".
En este sentido, es importante la formación directivos y cuadros intermedios de la industria de la automoción para que sean capaces de visualizar el alcance y potencial de la 5G. Inndux Digital Group, editoria de INNOVADORES, y la Fundación Pons te invitan a inscribirte en este curso.
FUTURO
"La 5G nos permitirá alcanzar objetivos de capacidad, latencia y fiabilidad que harán de la conectividad a bordo un éxito", destaca Uwe Puetzchler, directivo de Nokia. "Máxime gracias a ventajas de esta red como el ‘network slicing o los recursos en el edge".