El concepto de aprendizaje automático fue acuñado por Arthur Samuel en 1959. Se trata de una técnica de la inteligencia artificial que les confiere a las computadoras la habilidad de aprender sin que hayan sido explícitamente programadas para ello.
Según un estudio de MIT Technology Review y Google Cloud, las principales ganancias que buscan las empresas al usar el aprendizaje automático son: análisis de datos más extensos para encontrar claves a desafíos, ventaja competitiva, análisis de datos más rápido, mayor velocidad para comprender, capacidades de I + D mejoradas, mejora de la eficiencia de los procesos internos y mejor comprensión de los clientes.
Según IDC, se espera que la adopción total a nivel empresarial de herramientas y soluciones de aprendizaje automático alcance el 65% antes del final de la década, y los gastos ascenderán a 46 mil millones de dólares americanos. En promedio, el 55% de los CIO corporativos han identificado el aprendizaje automático como una de las prioridades principales para la aceleración de negocios.
Según Mckinsey el aprendizaje automático puede ayudar a clasificar, predecir y resolver problemas. Tiene gran potencial para publicidad personalizada, optimización de precios, productos financieros personalizados, prevención de temas de salud, descubrimiento de nuevas tendencias de consumo, mantenimiento predictivo en energía y fabricación o diagnóstico de enfermedades.