En julio de 2020, la NASA mandó a Marte el rover Perserverance. El objetivo de este robot explorador es recolectar y estudiar muestras de la superficie del ‘planeta rojo’ utilizando diferentes tecnologías. Una de ellas es LIBS.
LIBS es el acrónimo, en inglés, de espectroscopía láser de ruptura inducida. Una técnica desarrollada inicialmente para determinar la composición elemental de los materiales y que, en este caso, se emplea para examinar la materia inorgánica de la superficie marciana.
Ahora, un equipo de investigación de la Universidad de Málaga ha validado este sistema de análisis para detectar compuestos orgánicos. “LIBS consiste en la emisión de un haz de luz pulsada sobre cualquier superficie, de manera que la temperatura evapora el material que contiene y queda disponible para conocer su composición atómica con gran precisión”, explica José Javier Laserna.
Este investigador es el autor del artículo, publicado en la revista ‘Spectrochimica Acta Part B: Atomic Spectroscopy’, que confirma el uso de esta tecnología para detectar la presencia de huellas biológicas en Marte.
Una de las características de Perservernace es que es capaz de analizar rocas que se encuentran hasta a siete metros de distancia, multiplicando las posibilidades de recogida de las muestras más inaccesibles.
En busca de la biofirma marciana
La composición química de las rocas es siempre similar. Lo que distingue a unas de otras es el porcentaje de los elementos que contienen, la estructura y su organización atómica. Si en algún momento de su formación o erosión se hubiera incluido en ellas algún material orgánico, habría dejado una huella. Esta biofirma es lo que los expertos pretenden rescatar y para lo que proponen a LIBS como una opción válida.
Esta tecnología se usaría para la búsqueda de restos de carbono, hidrógeno y nitrógeno en la superficie de Marte. Concretamente, para la detección de radicales como el cianógeno (CN), el carbono dímero (C2) o los aminos (NH). Si se encontrara alguna de estas moléculas significaría que existieron compuestos nitrogenados, aromáticos o aminas, moléculas orgánicas que determinarían la presencia en el pasado de alguna forma de vida.
Sin embargo, reconocer residuos orgánicos en materiales mediante la técnica LIBS puede verse afectado por diversas circunstancias. Una de las complicaciones que puede darse en el análisis de muestras es que se obtengan moléculas de carbono, pero que estén provocadas por agentes externos, como la propia atmósfera de Marte, rica en dióxido de carbono. Aún así, los investigadores del proyecto han demostrado en un espacio simulado en laboratorio la validez del sistema en la identificación de biofirmas en los materiales.
Para confirmar esto, el estudio probó LIBS con una variedad de gases de fondo, concretamente con atmósfera terrestre, gas CO2 puro y atmósfera de Marte simulada, actuando sobre distintos compuestos orgánicos. En la mayoría de los casos, los componentes atmosféricos y el carbono inorgánico están dentro de los límites para obtener una señal medible.
También observaron que el carbono atmosférico puede reaccionar con nitrógeno orgánico, lo que confirma la posibilidad de identificar la presencia de un compuesto biológico que contenga nitrógeno.
Aunque LIBS no es el método analítico idóneo para la identificación de moléculas orgánicas, en este caso se propone como el primero de los pasos para descubrirlas en Marte. Si este sistema las detecta habría que seguir profundizando en la composición con otros métodos más precisos, como la espectroscopía infrarroja. Sólo así se obtendría un mapa más detallado de la muestra y se podría concluir si realmente en Marte hubo vida o no en algún momento desde su formación.