Tecnología española en el segundo intento de Firefly por alcanzar órbita: Ienai acerca un futuro sin basura espacial
La 'startup' pondrá en órbita este próximo enero el primer propulsor espacial para un picosatélite diseñado en España que cabe en la palma de la mano.
30 diciembre, 2021 03:30Noticias relacionadas
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El sector aeroespacial español se reivindica ante una industria mundial dominada –hasta 2020, año de inflexión– por las grandes compañías que ahora observan con atención el avance de la democratización de un mercado en el que van apareciendo pequeñas empresas con altas dosis de innovación y tecnología. Su evolución es firme; sin prisa pero sin pausa.
La startup Ienai Space se enmarca dentro de este proceso de irrupción de nuevos actores en el escenario aeroespacial global en el que podría escribir su nombre con mayúsculas si el próximo enero culmina con éxito el lanzamiento de Firefly, en su segundo intento por alcanzar órbita.
En 2020, año de pandemia, se lanzaron al espacio más satélites que en ningún otro ejercicio, un hito que solo se vio eclipsado por el récord en financiación inyectada en el sector -unos 9 billones de dólares-, explica a D+I el CEO de la startup española, Daniel Pérez. Esta cifra ya fue superada en septiembre de este año.
El número de empresas en todo el mundo dedicadas a esta industria también ha experimentado un gran crecimiento al pasar de alrededor de 100 compañías antes de 2010 a más de 400 en la actualidad solo en Europa.
"Tiene que ver con la filosofía del 'nuevo espacio' porque, aunque habilitada por múltiples desarrollos tecnológicos (miniaturización y menor coste de lanzamiento) se trata de tomar más riesgos e innovar más", explica Daniel Pérez.
El picosatélite con el propulsor de Ienai Space se integrará en el lanzador Alpha de Firefly y, según confirma a D+I el CEO de la startup española, "si el propulsor funciona correctamente, nos posicionará como una de las dos únicas empresas del mundo capaz de desarrollar un sistema para picosatélites, en los que empieza a haber mercado".
El motor que llevará la misión de Firefly es una versión miniaturizada de la tecnología de Ienai Space. Sus motores se llaman ATHENA (Adaptable Thruster based on Electrosprays for Nanosatelites: motores adaptativos basados en electrosprays para nanosatélites, en su traducción al castellano) y, concretamente, este motor recibe la calificación de ATHENA-pi, al ir integrado en un picosatélite.
En busca del límite inferior de la tecnología
El objetivo del motor, a nivel interno, es "demostrar el límite inferior de la tecnología en cuanto a la potencia mínima a la cual podemos operar".
De cara al picosatélite, "el motor intentará compensar las fuerzas de resistencia aerodinámica que aún se experimentan a 300 kilómetros de altitud, para prolongar la misión en el tiempo, evitando que ésta salga de órbita debido a dichas fuerzas en pocos días", clarifica el emprendedor.
Incluso si la misión no lograra el éxito anhelado, la experiencia habrá sido de gran valía para la empresa española. "No solo porque nos ha acelerado para tener una tecnología que funcione, sino porque hemos experimentado la fase de integración con un satélite, la fase de calificación de la tecnología para que pueda sobrevivir al lanzamiento y también al entorno espacial".
El lanzamiento de Firefly con la tecnología de Ienai también supondrá un paso más hacia uno de los retos de la industria aeroespacial: lograr el final de la basura espacial, uno de los retos al que se enfrenta esta sociedad.
Hacia un espacio 'limpio'
Y es que, parafraseando al propio CEO de Ienai Space: "No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia".
Esa es la filosofía que hay detrás de las futuras aplicaciones de los motores que desarrolla Ienai; permitirían que los propios propulsores de un satélite, acabada su 'vida útil', "puedan retirarlo de la órbita, haciendo que se desintegre y evitando que se convierta en basura espacial".
Pero ¿cómo lo consigue Ienai? La clave está en su tecnología conocida como electrosprays ubicada dentro del área de propulsión espacial eléctrica, un tipo de sistemas de propulsión donde "el chorro de propelente se acelera a través de campos magnéticos o eléctricos y la energía para ello se obtiene del propio sistema de potencia eléctrica de los satélites".
Se podría decir que la forma en que Ienai "ataca el mercado" les hace únicos en el mundo con su método para satisfacer ah hoc las exigencias de cualquier ingeniero.
"La clave aquí es simplificar el proceso de dimensionamiento del motor. Y lo hemos conseguido de tal manera que los ingenieros solo deben introducir el tipo de plataforma que van a volar, la potencia disponible y las maniobras que quieren llevar a cabo", indica Daniel Pérez.
Con esos parámetros, el software desarrollado por estos emprendedores "genera una configuración preliminar del motor -con más o menos emisores- y más o menos propelente de forma totalmente customizada para el cliente".
Detrás de Ienai Space está el sueño de cuatro fundadores que se conocieron en la Universidad Carlos III de Madrid durante sus tesis doctorales en el área de ingeniería espacial. El proyecto empresarial despegó en 2019, aunque la idea de negocio se remonta a 2017.
Se trata de Daniel Pérez, Sara Correyero, Mick Wijnen y el David Morante -quien se retiró de la empresa a principios de 2020-. También son piezas imprescindibles del 'engranaje' humano de Ienai Francisco Berlanga -Chief Financial Officer- y Javier Cruz -Chief Scientific Officer-, quienes se unieron después al proyecto.
En la actualidad el equipo humano está conformado por once personas a tiempo completo y cuatro personas a tiempo parcial, aunque se prevé incorporar al menos tres perfiles a tiempo completo más al comienzo de 2022.
Cabe destacar que cuatro empleados llevan a cabo sus tesis doctorales en formato industrial dentro de la empresa, tutorizados por los perfiles más expertos y en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid y con el Centro Nacional de Microelectrónica del CSIC.
Ienai Space se encuentra en fase de consolidación y prevé comenzar a finales de 2022 la fase comercial, "aunque ya tenemos interés por la tecnología e incluso algunos pedidos preliminares".
"El próximo año va a ser bastante crítico de cara a demostrar que la tecnología no solo opera correctamente en órbita, sino que es capaz de hacerlo durante años sin fallo o degradación", puntualiza el CEO.
La financiación: la eterna cuestión crítica
"También esperamos expandir nuestras capacidades de software para ayudar a nuestros clientes a entender sus necesidades propulsivas una vez en órbita, e incluso ayudarles a operar motores de otros fabricantes que ya tengan en sus satélites en órbita, si así lo desean", añade.
La financiación, de nuevo, vuelve a ser una cuestión crítica para Ienai, como sucede en el conjunto del ecosistema startup español. "Acabamos de recibir una convocatoria NEOTEC del CDTI que nos va a ser de inmensa ayuda y que nos permitirá demostrar en órbita nuestro primer sistema de propulsión pensado para nanosatélites".
La startup también en proceso de plantear una ronda Serie A, para la cual nos gustaría colaborar con inversores especialistas en el sector espacial y que nos permita escalar el equipo y cementar la tecnología y los procesos de fabricación y testeo.
Respecto al momento de democratización del sector aeroespacial, el CEO de Ienai Space destaca algunas de las prioridades que el momento requiere para dar cabida a nuevas empresas.
La economía 'del trillón de dólares'
Por una parte, buscar "el rédito comercial de los desarrollos que se realicen y que estos den lugar a un ecosistema comercial autosostenible por encima de otras consideraciones, y en segundo lugar; que no se ignoren a las pequeñas empresas que son capaces de aportar innovación y agilidad al sector, y toman más riesgos que las grandes empresas"
"La nueva carrera espacial es puramente comercial, se debate en órbita baja y requiere de soluciones atrevidas; la recompensa es una parte de la siguiente 'economía del trillón de dólares' y creo que esta carrera es una en la que España no se puede permitir no correr", apostilla el CEO de Ienai Space.
Los satélites GÉNESIS de AMSAT-EA
El propulsor ATHENA-pi va integrado en los satélites GÉNESIS de AMSAT-EA, una asociación cultural española sin ánimo de lucro dedicada al estudio, la difusión de información y la promoción y el desarrollo de satélites espaciales. AMSAT-EA puso en marcha, en colaboración con universidades y empresas privadas, las misiones de satélites GÉNESIS y, en este caso, su principal objetivo es la demostración en órbita de la tecnología de propulsión de Ienai. La ingeniería de la plataforma, incluyendo hardware y software y la propia gestión de la misión, fue llevada a cabo por la empresa Hydra Space, también afincada en Madrid.