La biotecnología y los proyectos más disruptores que ponen su investigación al servicio de la calidad de vida de las personas están registrando avances que eran impensables hace tan sólo unos años. Cuando la recta final del año toca a la puerta, la startup española Baïa Food ha convertido en realidad el que está llamado ser uno de los hitos para el sector foodtech español y, por extensión, europeo.
La empresa ha logrado finalmente el espaldarazo definitivo a su proyecto innovador con la reciente autorización por parte de Europa para poder comercializar y utilizar en sus productos la miraculina, una glicoproteína presente en una baya endémica de África Occidental que transforma el sabor ácido en dulce.
La startup se convierte así en la primera empresa española en recibir la autorización de la Comisión Europea bajo el reglamento 2015/2283 para comercializar un 'nuevo alimento' en el mercado de la Unión Europea.
Comercialización en exclusiva por cinco años
Tras ocho años de I+D y con el dictamen favorable de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que avala su seguridad para el consumo humano, la compañía obtiene ahora el derecho de su comercialización en exclusiva durante un periodo de cinco años.
Esta particularidad abre un sinfin de posibilidades para personas que sufren diabetes y de otras patologías que provocan alteraciones del sabor, dado que la miraculina permite captar la dulzor de los alimentos sin azúcar ni edulcorantes añadidos.
Es el sueño que por fin acarician Loand Bensadon y Guillermo Milans del Bosch, fundadores de Baïa Food, lo que supone un punto de inflexión en el arduo trabajo que llevan desarrollando desde 2013 para tratar de comercializar este ingrediente en Europa.
"Cuando decidimos embarcarnos en esta aventura, allá por 2013, las bayas de Synsepalum dulcificum estaban categorizadas como Nuevo Alimento por la UE. Es decir, no había historia de consumo en ninguno de los Estados Miembros y por ende, antes de poder comercializarlas, teníamos que demostrar su seguridad ante la EFSA", explica a D+I Guillermo Milans del Bosch.
Miraculina: "segura" para el consumo humano
Se trata de un proceso costoso que requiere de una inversión importante de recursos y tiempo. Para proteger la innovación, "la UE protege a la empresa solicitante con un periodo de protección comercial de 5 años donde la empresa autorizada sería la única en poder comercializar el nuevo alimento en todo el territorio comunitario".
Baïa Food ya ha cosechado reconocimientos a su labor innovadora e investigadora, como el logrado recientemente en la última edición de ftalks'21, evento impulsado por KM ZERO Food Innovation Hub que ha premiado su proyecto disruptor en la pasada edición en Valencia.
De hecho, en su apuesta por contribuir a la salud de las personas, en 2022 la startup desarrollará un ensayo clínico en el Hospital Universitario La Paz de Madrid para medir el grado de mejora en la percepción del gusto de pacientes con cáncer de mama con la colaboración del CDTI, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.
Una vez más, la experiencia personal de los fundadores de la startup fue decisiva para la definición del proyecto. Guillermo Milans del Bosch recuerda con cierta nostalgia los orígenes de su aventura.
"Los dos queríamos mejorar la calidad de vida de las personas a través de un enfoque holístico y natural. Loan, por vocación profesional al ser farmacéutico, y yo, que estudié ADE y Derecho, que iba directo a trabajar en el sector bancario, por una experiencia vital en mi adolescencia", relata.
Cuidar la alimentación: clave para la salud
El fundador sufrió una apendicitis que derivó en peritonitis y que marcaría su futuro profesional aún sin saberlo. "Pasé muchos meses en el hospital y me impactó mucho ver cómo sufrían los pacientes por distintas enfermedades, muchas relacionadas con unos malos hábitos alimenticios y de salud".
"Además, por las secuelas de mi enfermedad, me di cuenta de cómo la alimentación influye directamente en nuestra salud, y lo importante que es cuidar lo que comemos", insiste.
En ese momento, ambos emprendedores se pusieron a trabajar con el único objetivo de reducir el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales cada vez más presentes en los alimentos y bebidas que comprábamos en el supermercado.
Así se cruzó en sus caminos la miraculina. Loand Bensadon la localizó en una publicación científica mientras realizaba unas prácticas en Utrecht (Holanda) y rápidamente, ambos socios decidieron viajar a Ghana, país de origen de ingrediente para probar su efecto in situ.
"Aucinamos con el efecto y vimos que tenía un potencial brutal en el campo de la salud y la alimentación así que decidimos dejar nuestros trabajos para traerla al mercado europeo", asevera.
La miraculina es una glicoproteína presente en la pulpa de la fruta de la especie Synsepalum dulcificum, una baya endémica de África Occidental que se encuentra en los países costeros del Golfo de Guinea, desde Costa de Marfil hasta Gabón. Es especialmente en Ghana donde se cultiva tradicionalmente para su consumo local, ya que forma parte de su cultura.
La particularidad de esta proteína radica en su efecto transformador del sabor y se caracteriza por enmascarar los sabores ácidos y potenciar el sabor dulce de alimentos y bebidas. Su efecto dura aproximadamente una hora.
Existen relatos del siglo XVII que describen su consumo por las poblaciones locales de la zona para mejorar el sabor de platos tradicionales a base de palma agria. Los niños también tienen la costumbre de masticar la fruta antes de consumir naranjas y limones, para potenciar su dulzor.
En este contexto, la solución de Baïa Food tiene un componente preventivo en la aparición de enfermedades como diabetes, sobrepeso, obesidad o permeabilidad intestinal "al prescindir el consumo de dichos ingredientes nocivos para nuestra salud".
También aporta valor en la mejora de la calidad de vida de pacientes enfermos y colectivos vulnerables como pueden ser las personas de la tercera edad en el problema no resuelto de las alteraciones del gusto.
Disgeusia: trastorno del gusto
"Con la pandemia y uno de los efectos secundarios del covid 19, nos hemos dado cuenta de cómo, al perder el gusto o verlo alterado, perdemos calidad de vida", puntualiza el fundador.
Alrededor del 30% de las personas mayores de 65 años tienen problemas de gusto, y cerca del 60% de las personas tratadas con quimio o radioterapia experimentan un efecto secundario conocido como disgeusia que "hace que su sentido del gusto se vea trastornado haciendo nefasta su experiencia de alimentación y, por lo tanto, hace posible la malnutrición".
Por fin, Baïa Food podrá dar respuesta a todas estas necesidades con la próxima salida al mercado de sus productos con miraculina tras la autorización, por fin, de la Comisión Europea, lo que la sitúa a la vanguardia del sector foodtech europeo.