La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) es, según la definición del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, una enfermedad vírica infecciosa no contagiosa transmitida por vectores que afecta a rumiantes domésticos y salvajes, que les autolimita durante aproximadamente dos semanas.
El problema de esta enfermedad es que no existen vacunas autorizadas en la Unión Europea, por lo que el empleo de insecticidas o repelentes específicos es la mejor fórmula para luchar contra esta enfermedad de forma preventiva.
En la Comunidad de Madrid, además de fomentar campañas de concienciación en lo referido a estos tratamientos, han iniciado una campaña para detectar posibles casos de esta enfermedad usando la tecnología. Los drones son los protagonistas.
Conviene resaltar, en primer lugar, que, según datos de la Comunidad de Madrid, esta región cuenta con 1.554 explotaciones de bovino, con un censo de 98.672 animales. Hasta la fecha, se ha confirmado la presencia de EHE en 228 instalaciones, con 1.769 reses sintomáticos notificados por veterinarios y 165 fallecidos, lo que representa una mortalidad de tan solo el 0,17%, frente al 1% que se registra a nivel nacional.
Quizá ese control tecnológico es el que reduce ese porcentaje y puede servir de ejemplo para otras regiones que quieran controlar esta enfermedad.
Y es que la Comunidad de Madrid ofrece a los ganaderos un servicio gratuito de detección con drones que, mediante cámaras térmicas, permite identificar animales enfermos en las explotaciones extensivas, especialmente útil para localizar casos de Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE).
Los drones descubren ejemplares con una temperatura corporal anormal, que hace sospechar la presencia de EHE, para que sus dueños puedan ponerse en contacto con el veterinario y obtener un rápido diagnóstico. En estos casos, las reses presentan síntomas como úlceras, inmovilidad y, además, suelen dejar de comer y beber.
Es como una especie de termómetro que va por el aire y consigue detectar esas fiebres anómalas que podrían dar pistas sobre la incubación de la enfermedad en estos animales. Como sucede con los humanos, una rápida actuación puede ser clave.
El gobierno regional ya ha comunicado esta novedad tecnológica a los ganaderos de la región y a las Asociaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG). Además, va a mantener encuentros con los ganaderos para analizar la evolución y evitar nuevos casos, con los datos recibidos conforme al protocolo establecido, y exponer el refuerzo de la vigilancia en caso de ser necesaria.
La EHE afecta a rumiantes domésticos como bovinos, ovinos y caprinos y también a cérvidos silvestres como ciervo, gamo y corzo. Sin embargo, no se transmite al hombre ni a la cadena alimentaria, pudiendo mantenerse el consumo de sus productos como leche o carne.
Además, tiene carácter vírico infeccioso no contagioso y se transmite por vectores, generalmente insectos, por lo que el traslado a zonas libres de sintomatología requiere utilizar vehículos desinsectados.
La sintomatología es normalmente leve, moderada e incluso asintomática. Los casos graves son muy pocos y la mortalidad es baja, causada por cojeras que producen falta de movilidad o bien dificultad para comer o beber por úlceras en la boca, no a la propia enfermedad.
En la Comunidad de Madrid se han detectado dos nuevos focos en bovinos de las delegaciones comarcales de agricultura de Alcalá de Henares y San Martín de Valdeiglesias, que se suman a los previos en Madrid, Colmenar Viejo, Buitrago del Lozoya, El Escorial y Torrelaguna.
Drones y sensórica como tendencia
El uso de drones en el sector primario está cada vez extendiéndose más. Ya son muchas las regiones que usan estos dispositivos para controlar el avance de plagas o el desarrollo de explotaciones y también la sensórica se está imponiendo para una mejor gestión de los cultivos.
En el ámbito ganadero, la sensórica también ha permitido que muchas empresas hayan creado dispositivos de seguimiento, es decir, un pequeño sensor que los animales pueden llevar adherido a complementos como collares para que el pastor sepa, en todo momento, dónde está el ejemplar.
Es habitual ver estos proyectos en regiones con mucha cultura agroganadera, como Castilla y León, Aragón o Extremadura, y en otras -Asturias y Cantabria serían dos ejemplos- cuyas particulares condiciones del terreno hacen que sean necesarios dispositivos de control como los descritos.
En Madrid, a pesar de no ser una región de referencia en sector primario, también hay cabida para estas disrupciones como demuestra el ejemplo de estos termómetros voladores.