La pandemia le pilló estudiando su MBA en Wharton. Estar tantas horas sin poder salir se convirtió en un acicate para crear contenido sobre su pasión, las fintech. El podcast fintech de Wharton pasó a ser lo más escuchado, comentado y compartido del sector. Antes, Miguel Armaza (Roma, 1988), ciudadano del mundo con pasaporte de Bolivia, había vivido en China y Rusia, antes de mudarse a Estados Unidos en 2007.
Una beca le permitió entrar la American University en Washington a la vez que comenzó a explorar la capacidad viral de las redes sociales: en 2009 habría creado una página en Facebook con tres millones de seguidores. De ahí a su primera gran pasión, la banca. Entró a trabajar en Citigroup en Nueva York. fue ahí cuando comenzó a invertir en fintech, la intersección entre finanzas y tecnología, el espacio en el que se ha centrado.
“Estaba rodeado de emprendedores, así que la primera inversión fue natural. Fue en Petal, una empresa basada en Nueva York. Hasta que en 2019, junto a mi socio comenzamos a pensar en formalizar estas inversiones. Poco a poco fuimos ganando prestigio y reconocimiento”, explica.
Wharton, escuela de negocios puntera
El ya mencionado MBA de Wharton, una de las escuelas de negocios más reconocidas a nivel mundial bajo el programa Lauder, une relaciones internacionales y finanzas. Así fue como llegó al podcast fintech de su escuela. Cuando tomó las riendas apenas contaba con 10 episodios. En 18 meses realizó más de 140 entrevistas con ejecutivos, inversores y fundadores de primer nivel.
“No sólo creció la audiencia, sino también el conocimiento del ecosistema. Era un momento en el que comenzaban muchas compañías y, al mismo tiempo, estábamos en casa por covid”, relata.
La magia surgió cuando los propios entrevistados le preguntaban cuál era su próximo proyecto: “El 20% de los inversores del fondo fueron entrevistados del podcast. A la mayoría no los conocía anteriormente y ahora son amigos, inversores, asesores…”, explica con ilusión.
Gilgamesh, inspirado en Mesopotamia
Gilgamesh, su fondo, nombre inspirado por el héroe de Mesopotamia que iba dónde nadie más se atrevía a ir, quiere ayudar a los emprendedores más audaces con diez millones de dólares. Su plan inicial pasa por colocar el 60% en América Latina y el 40% en Estados Unidos. Tanto Armaza como su socio Andrew Endicott han dado el salto a trabajar a tiempo completo en el fondo.
Entre las inversiones ya realizadas destacan Klar, Pomelo, Xepelin, Simplist, Reworth o la brasileña Divibank. Ambos líderes están basados en Nueva York, capital financiera por antonomasia, pero tienen claro que Ciudad de México es uno de los lugares que más está despertando, de ahí que quieran prestar especial atención a lo que acontece en la capital azteca.
En el punto de mira tienen compañías con una combinación especial. “Buscamos tecnología, servicios a pymes, pero también miramos a las que combinan cripto o tienen servicios financieros para el consumidor".