Disruptores e innovadores
'Los 100 líderes de D+I' aspiran a más agilidad y colaboración público-privada (III)
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Con motivo de la llegada de Disruptores e Innovadores (D+I) a Invertia y EL ESPAÑOL, hemos querido tomar el pulso a 100 de los principales líderes de la digitalización de nuestro país, referentes en sus disciplinas, en un contexto claramente marcado por la necesidad de que España aproveche la oportunidad histórica que se nos presenta para transformar nuestra economía y el modelo productivo con la tecnología en el epicentro.
Cabe recordar que en los próximos tres años, España dedicará 70.000 millones a digitalización, de los que más de 20.000 serán inversión pública de fondos europeos. Un momento trascendental para que nuestro país, sus infraestructuras, empresas y ciudadanos den el definitivo salto hacia la digitalización. Una coyuntura que necesita medios como D+I que informen de toda esta transición.
Para analizar cómo debería canalizarse ese capital y cuáles deberían ser los ejes vertebradores de la estrategia digital de España, en estas dos primeras semanas de vida daremos voz a los grandes líderes de Administraciones, grandes empresas, tecnológicas, startups, aceleradoras e investigadores.
Estas son sus reflexiones: el punto de partida para construir entre todos el mañana digital de nuestro país.
Rafael Brugnini
Director general de SAP España
El Gobierno debe ejercer de tractor del país en estos tiempos de recuperación y debe dar el paso hacia un gobierno basado en datos, interoperable, que en un lado de la moneda sitúe al ciudadano en el centro de su transformación, prestando servicios personalizados; y, en el otro, la capacitación de los empleados públicos, que en los últimos meses han visto modificado de una manera drástica su modo de trabajo.
Desde nuestro de vista, en lo que respecta a la digitalización de la Administración Pública, es muy relevante el impulso de la nube como la base sobre la que asentar esa transformación. Las directrices del Plan Digital 2025 van en esta línea, pero es importante que las organizaciones lo vean como una realidad y pierdan el miedo a abordar proyectos de una manera diferente, pero que les aportará más flexibilidad, escalabilidad y capacidad de centrarse en el ciudadano.
En lo que se refiere a las empresas, es necesario impulsar y facilitar la transformación del sector privado, sobre todo pymes, por su importancia en el tejido empresarial español y por su retraso en esta materia. El gran reto de la pyme española con los fondos es la dificultad para llegar a ellas, el entendimiento de los fondos y una ejecución rápida de los mismos. Adicionalmente, promover proyectos tractores que empujen la transformación de sectores con un gran peso en la economía del país como el turístico, comercio minorista o agroalimentario.
Además de todo esto es urgente, para la generación de empleo y la competitividad de España, la formación en competencias digitales de la ciudadanía en general y el impulso de una Formación Profesional y una Universidad de calidad, que proporcionen una educación de vanguardia y capaciten a los profesionales en las necesidades digitales actuales y futuras.
Paloma Real
Directora general de Mastercard España
Si bien la Administración española ocupa el segundo puesto en el Índice 2019 de Economía y Sociedad Digital (DESI) elaborado por la Comisión Europea, la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de que las administraciones públicas avancen y consoliden su proceso de digitalización, especialmente en las áreas de educación, turismo y servicios sociales. Desde un punto de vista interno, se necesita un cambio de mentalidad en cómo estas administraciones se relacionan con los ciudadanos y cómo se utilizan los datos para mejorar la asignación de recursos. Progresar en asuntos tales como la identidad digital, el turismo inteligente, la interoperabilidad entre los distintos niveles de la Administración española en materia de ayudas sociales serán de mucha utilidad en un contexto como el actual.
Respecto a las decisiones externas, la colaboración público-privada va a ser esencial, ya que las empresas pueden aportar no solamente la tecnología, sino también una visión digital que permita una completa transformación. El espíritu de la verdadera digitalización no se basa únicamente en ofrecer en formato digital lo que las administraciones públicas han puesto tradicionalmente a disposición de los ciudadanos, sino avanzar hacia una concepción holística que permita integrar, de manera transversal, todos los esfuerzos que los sectores económicos están impulsando. La transversalidad, desde nuestro punto de vista, se enfoca esencialmente a la mejora de los llamados “digital skills”, es decir, a la ruptura de la brecha digital y a procurar que la ciberseguridad respalde este proceso intensivo de digitalización.
En las actuales circunstancias, la prioridad debe de ser asegurar que los fondos europeos se canalicen de forma ágil y se simplifiquen los procesos, de cara a favorecer esa colaboración público-privada que antes mencionaba y que considero que es la manera más efectiva para que sus beneficios lleguen rápidamente a la sociedad. También hay que tener en cuenta que la arquitectura institucional de nuestro país es compleja y que muchas competencias están transferidas a las Comunidades Autónomas, por lo que debería establecerse un sistema efectivo de “ventanilla única” para que las empresas no pierdan ninguna oportunidad. En cuanto al uso concreto de estos fondos, el gobierno ha hecho patente su voluntad de que una gran parte de los mismos se destinen a la digitalización. Siendo una cuestión que afecta de manera transversal a todos los sectores económicos, es fundamental una correcta articulación de los llamados “macro-proyectos tractores”, evitando duplicidades y buscando las sinergias entre dichos proyectos para así permitir el despliegue de todo el potencial que el sector digital puede aportar a la recuperación del país y entrar con determinación en esa era de la digitalización.
Eduardo Gómez Martín
Director general de ESIC
Las administraciones públicas tienen tres tareas claves para impulsar la transformación digital de la economía española: el aumento del presupuesto destinado a I+D hasta alcanzar el 3% del PIB como pide la CEOE, un avance sustancial en la digitalización de las propias administraciones y un fuerte impulso a la formación en capacidades digitales. Este último punto es clave porque las tecnologías digitales, entre ellas la robotización, están suponiendo un cambio en los perfiles que demanda el mercado de trabajo. Un reciente informe de UGT sobre la digitalización de la empresa española señala que 10,7 millones de trabajadores no se forman nunca en competencias digitales. Este hecho limita seriamente su empleabilidad y les condena a trabajos poco cualificados. Por eso es importante realizar una digitalización inclusiva, de tal forma que ayudemos a la población laboral a adoptar y adaptarse a los nuevos modelos de negocio que ha traído la confluencia de las telecomunicaciones y la informática.
Es fundamental que los fondos europeos destinados a la recuperación lleguen masivamente a las pequeñas y medianas empresas. Al principio de la pandemia, en marzo, un estudio de SAGE desveló que el 40% de las pymes españolas no estaban suficientemente preparadas para gestionar integralmente su negocio en remoto, tal y como les obligó a muchas de ellas el confinamiento domiciliario. Como no es fácil gestionar la burocracia que conlleva el acceso a los fondos públicos, las propias administraciones públicas, con el apoyo de asociaciones patronales y cámaras de comercio, deberían establecer mecanismos de asistencia para ayudar a las pymes a diseñar planes que impulsen su digitalización. No pensemos sólo en salir de esta crisis, aunque evidentemente esta sea la prioridad, sino también en hacer crecer a nuestras empresas tanto en términos de mercados como de eficiencia e innovación. Esta vez no podemos quedarnos atrás.
Rogelio Pozo
CEO de AZTI
La digitalización no es un fin en sí mismo, es un medio para conseguir otros fines de forma más eficiente y con menor coste en general. En este sentido, en todo proceso de digitalización es crítico comenzar por mejorar las capacidades y competencias digitales de las personas, esa debe ser una de las prioridades para poder aprovechar todo el potencial de la digitalización. A continuación, es necesario tener un buen diagnóstico de que procesos hay que mejorar, en los cuales la digitalización supone un salto cualitativo en prestaciones, valor añadido, eficiencia, conectividad con las personas y clientes… Y por último, un plan bien definido con recursos y bien gestionado, la digitalización es y será un camino sin retorno pero también un camino sin fin, por lo que habrá que destinar los medios necesarios para poder alcanzar las metas.
La visión de la “sostenibilidad” se puede aplicar a todas las áreas de la actividad humana y debe servir de guía a las estrategias empresariales, las políticas públicas y los instrumentos financieros,, en definitiva, para transformar la sociedad y las personas. Aunque son muchas alternativas se debería poner el foco en cinco grandes áreas de actuación: reformas en los sistemas de producción de alimentos con desarrollos de nuevos procesos más eficientes, climáticamente inteligentes y ambientalmente sostenibles, electrificar nuestras vidas, el transporte y el mix de energías en el hogar hacía fuentes más renovables de forma mayoritaria, rediseñar los procesos industriales para ser más eficientes e impulsar la economía circular, descarbonizar los combustibles usando fuentes más renovables y menos contaminantes como el hidrógeno y otras fuentes bioenergéticas, y la reforestación y recuperación de estuarios marinos como semilleros para fijar el CO2.
Helena Torras
Managing Partner de PaoCapital
Esta crisis ha demostrado que todo puede cambiar de la noche a la mañana, que tenemos que saber adaptarnos y que necesitamos de la tecnología. Gracias a la tecnología, durante estos meses de pandemia hemos conseguido hacer cosas que hace diez años hubieran sido impensables.
Mirando al futuro, España tiene la oportunidad de posicionarse como un gran polo de innovación. En realidad son varias oportunidades, tantas como ciudades se están erigiendo en hubs de innovación: Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga, Bilbao… Cada una de ellas podrá atraer talento innovador -el mejor talento- a nuestro país. La tecnología y la innovación, además, no irán en detrimento de los sectores tradicionales sino que los impulsarán, a través de una modernización que es también fuente de competitividad. Así, uniendo el talento y la tecnología, junto con todos los valores intangibles que tiene España, podremos construir una economía mucho más fuerte y preparada para el futuro.
Consejero de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades de la Junta de Andalucía
Tenemos que ir hacia la simplificación burocrática. En el seno de las distintas administraciones, para hacer más directo, ágil y eficaz los requerimientos de la ciudadanía y las empresas. De cara a estos últimos, debemos poner a su alcance los medios para reducir la brecha digital y para demostrar que, en un mundo globalizado, solo se es competitivo en un entorno digitalizado.
Como marca Bruselas, los fondos de recuperación deben centrarse en actuaciones que aceleren la transición ecológica y la transición digital. Deberán ser proyectos que contribuyan a incrementar la competitividad en su acepción más amplia, impulsando un modelo productivo más innovador en todos los sectores económicos, siendo exigente con la capacitación laboral (la formación), que apueste decididamente por la I+D+i científica y empresarial.
Áureo Díaz-Carrasco
Director de Fedit, Centros Tecnológicos de España
Sinceramente creo que no existen fondos públicos suficientes para superar el reto de digitalización y de I+D+I que tiene por delante este país en este momento. Hasta que no asumamos completamente que hay que activar la palanca de la inversión empresarial en I+D+I, no lo conseguiremos. Más ayudas directas, más riesgo compartido en los proyectos entre administraciones públicas y empresas, y menos trabas legislativas y fiscales al uso de las subvenciones cuando se dedican a I+D+I, son sólo algunas de las claves imprescindibles. Y es indispensable implantar medidas de evaluación de ayudas más orientadas a la aplicación efectiva en el mercado y en la sociedad de los resultados obtenidos.
El diseño global de la asignación económica está razonablemente bien orientado. En lo que hay que acertar, y es el reto real, es en el diseño específico de las líneas de actividad que lo desarrollarán. Hay que impulsar la industria española, darle prioridad a la mejora de la competitividad de todos los agentes, públicos y privados, e invertir de forma sostenible, para poder mantener este pico de inversión en el futuro con los retornos obtenidos durante estos próximos años. También se necesitará apoyar proyectos a escala país que tengan una visión general de toda la cadena de valor y respaldar a todos los agentes implicados en cada proyecto que demuestren eficacia y eficiencia.
Josu Ugarte
Presidente de la Zona Ibérica en Schneider Electric
El punto de partida ha de ser necesariamente nuestra realidad empresarial y económica, un tejido empresarial en un 98% de pymes y micro empresas y con solo 4.800 empresas en el mercado medio. Si queremos tener políticas industriales a largo plazo que nos sirvan de base para crear riqueza, empleo y reducir la desigualdad debemos diseñar un plan que responda a las características de nuestro tejido empresarial. No podemos realizar planes similares a Alemania, China o Francia ya que sus estructuras económicas son diferentes. Su porcentaje de Pymes, su marca país, su nivel tecnológico, su capacidad industrial, su colaboración público-privada o el capital nacional en sus empresas son muy diferentes a las nuestras y cuando hablamos de competitividad estos factores son importantísimos.
Veo otro riesgo adicional, algunas de las políticas actuales que se están planteando, corren el riesgo de nacer obsoletas ya que obvian la transformación brutal que ha sufrido la economía en los últimos cinco años. Hoy nos encontramos con una situación realmente compleja de gestionar y en la que conviven tres elementos claves: la globalización y el mayor rol del estado; la revolución tecnológica y el impacto de las plataformas y, por último, la creciente lucha por el talento.
Desde las administraciones y los gobiernos hay que trabajar para incentivar las medidas que redunden en el aumento de la competitividad de la empresa española, y cuando hablamos de competitividad hablamos principalmente de transformación digital y gestión del talento. La creación de un observatorio integrado por expertos que comparta la visión de los mercados y la competitividad de las empresas es una necesidad que desde la administración se debería abordar de modo urgente.
Desde este observatorio se deberían diseñar y proveer a nuestras empresas de las capacidades corporativas que son imprescindibles en este nuevo entorno. Y señalaría 3 como imprescindibles: la capacidad de posicionamiento internacional de nuestras empresas; la formación en talento multicultural y en gestión de ecosistemas; y, por supuesto, la formación en tecnologías e innovación: sensórica, conectividad, analítica, inteligencia artificial, blockchain o impresión 3D.
Nacho Mas
CEO de Startup Valencia
Las administraciones públicas a nivel interno deben modificar su modelo organizativo, por más tecnología que incorporen, si no consiguen rebajar los niveles de burocracia y estanqueidad entre organismos públicos, será imposible abordar la gestión del cambio necesaria para que sus directivos trabajen con autonomía para gestionar, por objetivos claros y evaluables. A partir de este punto, con la incorporación de las tecnologías adecuadas, se podrá plantear el salto a la era de la digitalización de las administraciones y gobiernos.
Cada año nacen más startups en nuestro país, no se puede obviar que estas empresas tecnológicas emergentes, deben formar parte de la solución debido a su resiliencia, flexibilidad y componente innovador. Si se canalizan fondos para facilitar la creación y sobre todo el crecimiento de las startups, tendrán un efecto multiplicador en la digitalización de forma transversal de distintos sectores de la economía española. No se trata sólo de ayudas directas, sino de fomentar la transferencia tecnológica y eliminar trabas regulatorias y fiscales que penalizan la atracción de inversión y de talento a nuestro país.
David Yáñez
Fundador de Vortex Bladeless
La mejor manera es demostrar las cosas es dando ejemplo. Las administraciones deben hacer un enorme esfuerzo en entrar ellas mismas de una vez en la era de la digitalización y la comunicación. Podría decirse que en la mayoría de las áreas llevan unos 30 años de retraso. Esto supone para el ciudadano un gran coste económico que necesita redirigirse esencialmente a la educación, la sanidad y la seguridad legal y ciudadana.
El buen uso de estos fondos europeos va a afectar profundamente el futuro de nuestro país. No debemos de olvidar que buena parte de esta riqueza es deuda que será pagará por nuestros hijos en 35 años o más. Así, deberían de articularse estrategias que permitan dilatar en el tiempo su uso para evitar su despilfarro poco meditado y maximizar su rendimiento. Principalmente deberían orientarse a tres áreas: apoyo a emprendedores y la formación de nuevos proyectos tecnológicos, la reducción impositiva y burocrática para la pyme y, finalmente, la integración de empresas tecnológicas de demostrado éxito en el ámbito académico y universitario para incrementar el valor añadido de sus productos por medio del I+D.
***Mañana continuará la publicación con otras diez reflexiones de "Los 100 líderes de D+I"