En la Antigua Roma, todas las mujeres que nacían libres eran ciudadanas (cives). Sin embargo, las romanas tenían un papel muy limitado en la vida pública. No podían asistir, hablar ni votar en las asambleas políticas y no podían ocupar ningún cargo de responsabilidad política.
No solo esto, sino que además en su vida privada tenían una serie de prohibiciones que solo les afectaba a ellas (y no a los hombres). Entre estas limitaciones se encontraba la de beber vino. En caso de que un hombre sospechase que su mujer había tomado esta bebida, podían ampararse en el derecho de recurrir a una técnica cruel para ellas. ¿Imaginas lo que hacían?
Esto hacían los hombres romanos para saber si sus mujeres habían tomado vino
Resulta curioso saber que en la Roma antigua las mujeres tenían prohibido beber vino en tanto que era considerado un acto moralmente reprochable para ellas. En consecuencia, los hombres tenían curioso sistema para comprobar si habían consumido este producto. En cualquier caso, cabe destacar que las romanas sí bebían en ceremonias religiosas muy concretas.
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¿Qué pasaba si un hombre tenía sospechas de que una mujer de su familia había bebido vino? Pues que utilizaban una técnica llamada "ius osculo", también llamada "derecho de beso". Se trataba del derecho que tenía un hombre (pariente o familiar) para poder de besar sin consentimiento a esta mujer con el objetivo de "comprobar" si sabía u olía a vino.
En su libro Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma (Almuzara), el periodista Javier Ramos escribe que "los maridos tenían la potestad, amparada por ley, de asesinar a sus cónyuges si estas habían bebido temetum (vino puro)". El derecho al beso era una realidad en la época romana. De hecho, la mujer "estaba obligada" a besar al marido todos los días —no solo a él, sino también a todos los familiares hasta los primos segundos—.
¿Por qué las mujeres no podían beber vino en la Antigua Roma?
Las mujeres no podían beber vino en la Antigua Roma en tanto que se consideraba que era un acto moralmente reprochable que podía inducirlas al adulterio e incluso que tenía propiedades abortivas.
Algo tan simple como haberla encontrado en posesión de las llaves de la bodega o de haber estado ausente sin compañía de un miembro masculino de la familia era suficiente para considerar que podían haber bebido vino y, por lo tanto, someterlas a esta prueba.
Si una mujer daba "positivo" en esta prueba y se consideraba que había bebido vino, podía ser repudiada o castigada por su marido. Entre los castigos, en algunas ocasiones la mujer era encerrada en una habitación, apaleada o incluso asesinada impunemente.
Según los escritos que han llegado hasta la actualidad, dicha ley procedía del siglo VIII a.C., de los tiempos de Rómulo: "Si una mujer bebe vino en casa, ha de ser castigada como una adúltera".
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Otro de los testimonios que están presentes son los que recogió el escritor Publio Valerio Máximo en el siglo I d.C. Al parecer, un romano llamado Matelo "mató a golpes de fusta a su esposa, porque había bebido vino, hecho por el que ni se le acusó ni se le reprendió porque la mujer que toma cierra las puertas a las virtudes y la abre a los vicios".
Este derecho estuvo probablemente vigente hasta el reinado del emperador Tiberio (14-37 d.C.), quién habría intentado prohibirlo o al menos limitarlo a los casos fundados.
Otras prohibiciones de las mujeres en la Antigua Roma
Entre otras prohibiciones de las mujeres en la Antigua Roma, cabe destacar que las romanas no podían hacer testamento y estaban de por vida sometidas a tutela masculina, sobre todo en todos los negocios jurídicos.
También en función de la profesión, tenían una condición u otra. Por ejemplo, matrona o prostituta eran profesiones que las hacía ser consideradas inferiores según las leyes, de tal forma que estas pasaban a ser jurídicamente igual que los niños.