El puerto de Berenice, fundado por el emperador Tiberio poco después de la anexión romana del Egipto de los Ptolomeos, se construyó en las costas del mar Rojo. Poco a poco se fue convirtiendo en un importante y rico centro logístico y comercial al que llegaron exóticos cargamentos orientales de mirra, telas, seda, inciensos, perlas, textiles y animales desde la India, Arabia y África oriental.
El año pasado, un equipo de investigadores del Instituto de Arqueología de la Universidad de Breslavia (Polonia) documentó hasta 500 tumbas de animales entre los que se encontraban monos, terneros, gatos y perros en un raro y excepcional cementerio de animales datado entre los siglos I y II d.C. Entre tumbas y huesos, el equipo liderado por la profesora de arqueología Marta Osypińska encontró algunas monedas romanas, restos de cerámica africana, mediterránea, india y varias cartas en papiro datadas en tiempos de Nerón y escritas por los centuriones Haosus, Lucinius y Petronius.
“En esta correspondencia, Petronio pregunta a Lucianius, destinado en Berenice, sobre los precios de determinados productos exclusivos. También hay una declaración: 'te doy el dinero, envíalos con dromedarius [una tropa de legionarios que se desplazaban en dromedarios]. Cuídalos y encárgate de que les den terneros y postes para tiendas'”, explica la arqueóloga.
Legión cirenaica
Los expertos indican en un comunicado que el destacamento legionario destinado al puerto de Berenice formaría parte de la III Legión Cirenaica, estacionada en Egipto. Esta legión fue conocida por frenar varias ofensivas del reino nubio de Meroe en el alto Nilo y por formar parte del contingente que sofocó con extrema crudeza la revuelta judía de Jerusalén del año 70 d.C.
Veinte años después, dirigidos por el prefecto de Berenice Lucio Antistio Asiático un contingente de esta legión levantó un puente en nombre del infame emperador Domiciano en la ciudad de Coptos, en el Nilo. Antes del descubrimiento de estos papiros ya se conocían algunos detalles de los soldados enrolados en sus filas. En el año 92, se sospechó que el optio (suboficial) Tito Flavio Longo era en realidad un esclavo fugado y fue sometido a juicio en el que varios de sus compañeros juraron de forma solemne que el legionario era un ciudadano libre y el asunto no fue a más.
Esta legión dispersó destacamentos en todo Egipto y los arqueólogos creen que los últimos hallazgos de textos escritos, a los que se suman varias ostraka (fragmentos de cerámica escrita), pertenecían a la oficina o residencia del centurión que debía estar situada muy cerca del cementerio de animales.
Se encontraron en pequeños rollos, un método habitual en el que se guardaban los papiros sin escribir por lo que no esperaban encontrar nada relevante. “Sin embargo, los aseguramos y esperamos la llegada del epigrafista, el director del Instituto de Papirología de la Universidad de Heidelberg, el profesor Rodney Asta. Él y su esposa armaron un puzle de medio metro de largo y 30 cm de ancho uniendo pequeños rollos. Los cubrieron con vidrio y pudieron ensamblar varias letras a partir de ellos. Los textos aún se están estudiando cuidadosamente", explica la arqueóloga polaca que dirige el proyecto centrado en estudiar el cementerio de mascotas.
Gatos y monos
Una de las exóticas mercancías que se transportaron hasta el puerto de Berenice fueron los animales exóticos, algo que impactó a los arqueólogos puesto que la importación de especies vivas continúa siendo un reto logístico aún hoy. Las condiciones parece que dejaron que desear ya que el análisis del esqueleto de dos hembras de mono indica que padecían anemia y desnutrición antes de fallecer.
Los primates destacan sobre el resto de animales del cementerio al ser los únicos enterrados junto a unos pocos juguetes como conchas, trapos, collares y arneses. Se les daba un tratamiento especial, "casi humano", apuntan los investigadores.
"Muy a menudo, los monos se criaban con 'compañía' y tenían sus propias mascotas. No fue casualidad que encontrásemos un lechón en una tumba de mono y que en ocasiones se encuentren junto con gatos muy jóvenes. En un caso un mono verde fue enterrado abrazando a su gatito", explica el Instituto de Arqueología de la Universidad de Breslavia en su comunicado.
Los expertos llegaron al fondo de dos enormes fosos de 5 x 5 metros y descubrieron que los primeros moradores de la fosa fueron dos terneros a los que se cubrió la cabeza de un pigmento ocre y se les enterró junto a un gran fragmento de ánfora. Las primeras teorías apuntan que el lugar, además de un cementerio de animales pudo ser un centro de sacrificios rituales aunque las investigaciones siguen en marcha.