Un equipo de arqueólogos irlandeses del University College de Dublín (UCD), en colaboración con sus investigadores serbios y eslovenos, ha descubierto una extensa red de más de 100 fortalezas construidas y defendidas en la Edad del Bronce perteneciente a una entidad política desconocida hasta ahora. Este sistema defensivo se escudó durante siglos en la cuenca sur de los Cárpatos, entre los ríos Tisza y Danubio, más de mil años antes de que las legiones del Imperio romano militarizasen la frontera danubiana.
Esta ignota red de fortificaciones prehistóricas amuralladas, la más grande nunca vista antes de la Edad del Hierro, tuvo su apogeo entre 1600 y 1200 a.C., mismo periodo en el que, más al sur, la civilización micénica levantaba sus palacios ciclópeos y comerciaba con los príncipes hititas y los faraones del Reino Nuevo de Egipto.
Algunos de los hitos defensivos de esta red de fortalezas se conocen desde hace años y han sido bautizados por los investigadores como "megafuertes", entre los que destacan Gradiste Iđos, Csanádpalota, Sântana. Uno de estos espacios eclipsa a las fortificaciones micénicas, egipcias o hititas en complejidad y magnitud, como Cornesti Lacuri, en Rumanía, que está rodeado por hasta 33 kilómetros de fosos.
Estas inmensas fortalezas por sí solas ya podían obligar a cualquier ejército o pueblo invasor a pensárselo dos veces antes de intentar su conquista, pero iban más allá. Lo novedoso del descubrimiento radica en que, según afirma en un comunicado el profesor asociado de la Escuela de Arqueología de la UCD Barry Molloy, "estos sitios masivos no estaban solos, sino que eran parte de una densa red de comunidades estrechamente relacionadas y codependientes. En su apogeo, las personas que vivían dentro de esta red de sitios de la Panonia inferior deben haberse contado en decenas de miles".
Estas comunidades, ahora estudiadas en su conjunto bajo el nombre de Tisza Site Group (TSG), situadas a apenas 5 kilómetros de distancia unas de otras, están alineadas a lo largo de un corredor fluvial formado por el Tisza y el río Danubio, lo que sugiere que la red era una comunidad cooperativa distribuida en muchos lugares diferentes. Este nuevo estudio, publicado en la revista PLOS ONE, abre la posibilidad de expandir los horizontes del conocimiento sobre las relaciones entre pueblos europeos en el II milenio a.C.
"Nuestra comprensión de cómo funcionaba su sociedad desafía muchos aspectos de la prehistoria europea. Sería extremadamente improbable que cada uno de estos más de 100 sitios hubieran sido jefaturas individuales compitiendo entre sí", detalló Molloy. El investigador resalta además lo excepcional de hallazgo gracias al uso de cientos de fotografías aéreas y por satélite: "Hemos podido definir un paisaje poblado completo, con mapas del tamaño y diseño de los sitios, incluso hasta las ubicaciones de los hogares de las personas dentro de ellos. Esto realmente ofrece una visión sin precedentes de cómo estos pueblos de la Edad del Bronce vivían entre sí y con sus numerosos vecinos".
Además del análisis de las imágenes, los expertos contrastaron sus resultados sobre el terreno mediante estudios, excavaciones y diferentes prospecciones geofísicas. "La gran mayoría de los sitios se establecieron entre 1600 y 1450 a.C. y prácticamente todos se derrumbaron alrededor del 1200 a.C. y fueron abandonados en masa", desvela el investigador principal.
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En el momento en el que estos asentamientos estaban llenos de vida, se produjeron importantes novedades estratégicas y militares como el uso de caballos para empujar a los temidos carros de guerra, la élite de los ejércitos hitita y egipcio. La escala de la sociedad de TSG indica que era bastante poderosa y relevante en el escenario europeo y que podía defender sus intereses con la fuerza de las armas de forma bastante solvente, según apuntan los investigadores.
Sin embargo, sobre el año 1200 a.C., el mundo colapsó de forma abrupta: una mezcla de malas cosechas y sequías producto de un cambio climático y misteriosas invasiones desarticularon a todas las grandes civilizaciones del momento. El Imperio hitita quedó descuartizado, la Grecia micénica entró en su Edad Oscura olvidando la escritura. Sólo Egipto, a duras penas, sobrevivió al maremoto y nunca recuperó su esplendor.
La civilización de TSG también desapareció, sus pobladores se esfumaron y se dispersaron por Europa llevando consigo su tecnología defensiva, que podría haber dado lugar al desarrollo de los castros prerromanos de la Edad del Hierro.
"Es fascinante descubrir estas nuevas entidades políticas y ver cómo se relacionaban con sociedades influyentes y bien conocidas, pero es aleccionador ver cómo finalmente sufrieron un destino similar en una ola de crisis que azotó a esta región más amplia", cierra Molly.