De todos los reyes que gobernaron España desde la llegada de la Casa de Borbón a nuestro país, Luis I fue el más breve y probablemente el más desconocido de todos. Su reinado, de tan solo 229 días, pasa a menudo desapercibido por los pocos cambios que se pudieron llevar a cabo. Llama la atención que su padre, Felipe V, ostenta el récord opuesto: fue el monarca que más tiempo reinó, aunque en dos etapas, también algo anómalo.
El joven Luis, que todavía no había alcanzado la mayoría de edad, fue el primer Borbón nacido en España y creció bajo la tutela de Marie Anne de La Trémoille, princesa de los Ursinos, y su madrastra Isabel de Farnesio, quienes le educaron expresamente para gobernar. Su padre era incapaz de ocuparse de su formación, pero curiosamente supo estar a la altura una vez elegido rey.
Luis I había ocupado el trono cuando su padre debido a su probablemente trastorno bipolar, se vio obligado a abdicar. Las decisiones acordadas bajo su reinado consistieron en enviar más hombres y recursos a los territorios españoles de América y el Atlántico dejando a un lado las posesiones que la corona pretendía recuperar en Italia. Asimismo, redujo la influencia francesa que Felipe V había comenzado tras su llegada de Versalles. Fue conocido popularmente como El Bien Amado.
Sin embargo, algo se entrometió entre el trono y él. Tal y como escribe Javier Traité en Historia torcida de España (Principal), el rey no podía gobernar. "Tampoco le apetecía pasar demasiado rato con su mujer porque antes o después empezaba a hacer locuras. Así que se pasó su breve reinado en los burdeles".
Encerró a su esposa
Luis I contrajo matrimonio con Luisa Isabel de Orleans, sobrina de Luis XIV. Los historiadores explican que tenía un trastorno límite de personalidad aunque en aquella época simplemente se la redujera a una reina poseída por la locura. Solía pasearse completamente desnuda por los pasillos y mostraba su trasero a los sirvientes de la Corte.
"No hay disculpa para la conducta inconveniente de la reina", consideraba un embajador inglés. "A sus extravagancias, como jugar desnuda en los jardines de palacio; a su pereza, desaseo y afición al mosto; a sus demostraciones de ignorar al joven monarca responde el alejamiento cada vez más patente de Luis hacia ella". "Hemos hecho una terrible adquisición", confesaría la monarca Isabel de Farnesio, madrastra de Luis I.
Todos esos comportamientos fueron el origen de que el matrimonio no lograse engendrar descendencia. La reina incluso en una ocasión llegó a estar arrestada durante seis días en sus habitaciones. Sin embargo, cuando Luis I enfermó de viruela Luisa Isabel cambió por completo: recondujo su conducta y se mantuvo pegada al lecho de su marido durante los diez días que tardó la enfermedad en ser mortal. De hecho, ella también la contraería aunque logró sobrevivir.
Si bien las relaciones entre Isabel de Farnesio y el fallecido Luis I no fueran las óptimas, Isabel se entristeció de la noticia: "Para un Borbón sano que había salido...". Felipe V, que había abdicado apenas unos meses antes, tuvo que volver a reinar, algo que no había pasado en España nunca antes. Luisa Isabel fue devuelta a Francia y los meses de reinado de Luis se quedaron en una mera anécdota. Volvía a reinar Felipe V. Todo seguía como siempre.