Cada día se cumplen récords de temperatura. El calentamiento global es un hecho, secundado por la ciencia y los datos, y tanto el aumento del calor como los desastres naturales evidencian una tendencia preocupante. Sin embargo, los registros que se llevan a cabo diariamente y que marcan máximas tienen antecedentes peores.
Hasta ahora, con estudios alertando de las consecuencias por un continuo incremento en los termómetros, se avisa de las sucesivas olas de calor, de cómo se superan a menudo los 40 grados centígrados en ciudades europeas o de cómo lo que antes era algo puntual se han convertido en la tónica.
Y no es que haya habido una evolución lineal ni que el cambio haya sido brusco. Simplemente, se ha agudizado exponencialmente y puede llegar a lo que los expertos definen como punto de no retorno. En estos días, sin ir más lejos, se ha visto la evacuación de centenares de turistas de la isla de Rodas, en Grecia, debido a los incendios. Y en Death Valley, el Valle de la Muerte, se han fotografiado cifras asombrosas de calor.
Fue precisamente aquí donde se anotó la temperatura más alta jamás registrada. Ocurrió hace más de un siglo, pero lo curioso es saber la investigación que siguió la pista del dato y los diversos malentendidos hasta confirmarlo. Habría que hablar en este punto sobre lo que se creyó que era la temperatura más caliente durante 90 años era falso.
El récord histórico lo tenía El Azizia, una localidad situada a unos 40 kilómetros al suroeste de Trípoli, en Libia. Allí se habían datado 58 grados centígrados el 13 de septiembre de 1922 (136,4 grados Fahrenheit). Se citaba recurrentemente como la temperatura más alta del planeta, pero un grupo especial internacional de la Comisión de Climatología de la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) llevó a cabo una investigación durante 2010 y 2011 y lo desmontó.
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Tal y como afirmaron, este dato no es válido debido a un error en el registro de la temperatura. En consecuencia, la cifra oficial más alta en superficie fue la de 56,7 °C (134 °F), registrada el 10 de julio de 1913 en el rancho Greenland (Valle de la Muerte) en California (Estados Unidos).
Dicho comité de investigación, compuesto por expertos climáticos de Libia, Italia, España, Egipto, Francia, Marruecos, Argentina, Estados Unidos de América y Reino Unido, anotaron que cinco factores habían sido los causantes de que se estableciese el récord de temperatura extrema de El Azizia en 1922.
Según adujeron, el primero se correspondía a que hubo instrumentos problemáticos. El segundo, a un observador probablemente carente de experiencia. El tercero, a un sitio de observación emplazado en material de tipo asfalto, que no era representativo del suelo local del desierto. El cuarto, la escasa correspondencia de las temperaturas extremas con las de otras localidades cercanas. Y, por último, la escasa correspondencia con las temperaturas que se registraron posteriormente en el sitio.
La conclusión del comité de evaluación de la OMM sugería una hipótesis convincente con respecto al récord de 1922: el observador era novato e inexperimentado, sin formación en el uso de un instrumento inadecuado y cuyas lecturas podían interpretarse erróneamente con facilidad. Este sujeto, por tanto, no registró debidamente la observación y, por consiguiente, se equivocó en aproximadamente siete grados Celsius.
"Esta investigación demuestra que, gracias a las continuas mejoras en meteorología y climatología, ahora los expertos climáticos pueden volver a analizar los registros meteorológicos del pasado de forma mucho más detallada que nunca. El resultado final es un conjunto de datos climáticos aún mejor que los anteriores para el análisis de cuestiones importantes mundiales y regionales relacionadas con la variabilidad del clima y el cambio climático", sentenció Randall Cerveny, portavoz de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos de la OMM, que pone a disposición pública una lista con estos hitos.
A esta resolución le acompañaba el otro dato citado: tras caer del ranquin Libia, el punto más caluroso se trasladó a Death Valley. Un lugar que suena familiar porque acumula noticias: este punto al sureste del estado de California (en la costa oeste estadounidense) lleva tiempo encadenando récords de temperatura.
Experimentar el calor extremo
Con una geografía extraterrestre y en pleno desierto de Mojave, el 30 de junio de 2013 el termómetro marcó 53,8 °C. Se mantuvo siete años, hasta que el 16 de agosto de 2020 alcanzó 54,4 °C. Este verano se esperaba otra marca histórica. No se cumplió, pero extrañamente atrajo a miles de turistas, a pesar de que, según recogían varios medios, en las veredas se aconsejaba caminar después de las 10 de la mañana. "El calor mata. Venga preparado para sobrevivir", advertían los carteles.
Ocurría todo esto a 10 kilómetros del centro de visitantes de Furnace Creek, ese sitio donde el 10 de julio de 1913 el mercurio llegó a marcar los 56,7 grados. También se ha puesto en duda, pero de momento es la que ocupa el primer lugar en los registros. Por encima de Libia o de Túnez, que en julio de 1931 superó los 50 grados. Se puede leer en el archivo, o disfruta in situ: hay hoteles, restaurantes y una piscina para sentir lo que supone esa cantidad de grados. Aunque, viendo las previsiones de expertos y el ratificado calentamiento global, puede que deje de ser una experiencia exótica.