La Fiscalía Antidroga estudia cómo podría tipificarse como delito el transporte de más de 20 litros de gasolina sin licencia. ¿El motivo? Que esta práctica, en muchas ocasiones, se utiliza para alimentar a las llamadas narcolanchas, embarcaciones neumáticas que transportan droga hasta la costa.
Así lo confirman fuentes de Antidroga a EL ESPAÑOL. Desde hace poco más de un año, lidera este departamento la fiscal Rosa Ana Morán Martínez, que trabaja en coordinación con delegados en cada una de las 28 provincias con salida al mar de la geografía española. También está en contacto con las fiscalías de países exportadores, como Colombia o Bolivia.
Y Antidroga está preocupada por la impunidad penal de los llamados petaqueros, encargados de vender o transportar combustible y otros víveres para alimentar las embarcaciones que trasladan droga. También, por el alza de esta actividad, que facilita que los fardos lleguen a las costas españolas.
Por el momento, Antidroga pretende que el traslado, sin licencia, de más de 20 litros de combustible pueda ser considerado como delito, similar al de tenencia o depósito de sustancias explosivas.
El artículo 568 del Código Penal castiga la tenencia o el depósito de sustancias o aparatos "explosivos, inflamables, incendiarios o asfixiantes, o sus componentes, así como su fabricación, tráfico o transporte, o suministro de cualquier forma, no autorizado por las leyes o la autoridad competente".
Los condenados por este delito pasan entre cuatro y ocho años de prisión, si se trata de sus promotores y organizadores, y de tres a cinco para los que hayan cooperado.
Hasta ahora, los detenidos por estas actividades sólo enfrentan, generalmente, sanciones administrativas por acopio o traslado de material peligroso. Recientemente, Gibraltar ha endurecido los castigos contra el petaqueo hasta, incluso, la cadena perpetua.
La posibilidad de penalizar el traslado de más de 20 litros de gasolina, sin licencia, ya había sido sugerida por Ana Villagómez, la responsable de la Fiscalía Antidroga de Andalucía, Ceuta y Melilla.
Los peligros
Los peligros derivados de la labor de estos petaqueros no sólo afectan al tráfico de droga, sino que, en ocasiones, la Guardia Civil debe perseguirles a toda velocidad por zonas marítimas de Galicia, el sur de Andalucía o el Estrecho, con el evidente riesgo que ello supone para otros barcos, para las vidas de los agentes y para las de los propios delincuentes. El combustible, además, es altamente volátil.
Sindicatos y asociaciones policiales también han advertido en los últimos meses de que las narcogasolineras flotantes son cada vez más activas en las zonas calientes de la costa.
Antidroga también estudia proponer próximamente que la Audiencia Nacional adquiera unas competencias mayores en materia de tráfico de estupefacientes.
Actualmente, según marcha el artículo 65 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), este organismo judicial tiene competencias para investigar el tráfico de drogas "siempre que sean cometidos por bandas o grupos organizados y produzcan efectos en lugares pertenecientes a distintas Audiencias Provinciales".