Pedro Sánchez llegó por primera vez a la secretaría general del PSOE hace justo diez años, el 13 de julio de 2014. Diputado en el Congreso desde 2009 por la salida de Pedro Solbes, el HOY presidente del Gobierno era un hombre prácticamente desconocido cuando inició su ascenso a la primera línea.
Tras los malos resultados cosechados por el PSOE bajo el mando de Alfredo Pérez Rubalcaba en las elecciones europeas de aquel mes de mayo, la Secretaría general del partido quedó vacante. El puesto se lo disputó Sánchez a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Susana Díaz decidió no presentarse entonces. Con casi la mitad del total de los votos de los militantes, ellos fueron sus primeras víctimas.
Después todo se aceleró: su deslizamiento a la izquierda cuando sonaban las voces que anunciaban el sorpasso de Podemos, los peores resultados de la historia del PSOE (91 escaños) en las elecciones generales de 2015 y la fractura interna derivada del voto en contra a la investidura de Mariano Rajoy. Llegó su defenestración y se estableció la gestora comandada por el asturiano Javier Fernández.
La paradoja de Pedro Sánchez es que fue cadáver antes de resurgir y convertirse en el mayor killer de la política española. Desde su segunda victoria en las primarias de mayo del 2017, en una gesta memorable, el actual presidente del Gobierno ha dejado un reguero de víctimas, sacrificios necesarios a su implacable paso por Ferraz.
1. César Luena
Riojano, fue secretario de Organización del PSOE entre 2014 y 2016, durante la primera etapa de Sánchez al frente del PSOE.
César Luena era visto en aquel momento como la mano derecha de Pedro Sánchez. De hecho, su nombre estaba en las quinielas de algún ministerio e incluso de la vicepresidencia si el PSOE llegaba a la Moncloa.
Luena estuvo presente cuando Sánchez fracasó en su primera sesión de investidura de la mano de Ciudadanos, en marzo de 2016. También cuando, casi entre lágrimas, anunció su dimisión como secretario general socialista.
Sin embargo, tras la derrota del susanismo a manos del sanchismo en las segundas primarias del partido, la figura de Luena pasó a un segundo plano como diputado raso. Desde julio de 2019 es eurodiputado del grupo socialista en Bruselas.
2. Tomás Gómez
La destitución de Tomás Gómez fue quizá la muerte política más sonada en los albores de la carrera de Pedro Sánchez. Caído en febrero de 2015, en su día fue el líder de los socialistas madrileños tras ganar en 2007 unas primarias en el PSM a la ministra Trinidad Jiménez contra pronóstico. Todo, antes de que Sánchez fuese secretario general. Previamente, había sido alcalde de Parla desde 1999 hasta 2008.
Durante su mandato como alcalde se denunciaron unas irregularidades en las obras de construcción del tranvía de Parla, que más tarde aprovecharía Sánchez para apartarlo del partido. Se habló de posibles delitos de prevaricación y malversación de fondos públicos por parte de los integrantes de la Junta de Gobierno local.
En declaraciones a EL ESPAÑOL, Gómez siente que fue "tratado injustamente". Lo dibujaron como un hombre corrupto que se había enriquecido con el sobrecoste del tranvía. Él lo negó y llegó a creer que Sánchez, ya convertido en secretario general, lo respaldaba. De hecho, lo hizo en público y en privado.
En sus discursos y con algún mensaje telefónico. De pronto, un día, sin comunicárselo directamente, Sánchez lo filtró a la prensa. "Tomás Gómez, destituido". Ferraz había desalojado la sede del PSOE-M en la plaza de Callao. Y al despacho de Gómez le habían cambiado la cerradura. Quedó dentro su colección de Vespas en miniatura.
3. Susana Díaz
La gran rival política de Pedro Sánchez en el PSOE. Presidenta de la Junta de Andalucía durante seis años, apoyó a los 17 miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE que dimitieron en bloque para forzar la salida de Sánchez de la secretaría general.
Después, ella fue la candidata del aparato en las primarias que materializaron la resurrección del entonces futuro presidente del Gobierno.
Su enfrentamiento fue encarnizado, pues se tradujo en una guerra total surgida de la fractura interna más profunda que se ha dado en el PSOE desde el inicio del felipismo en el histórico Congreso de Suresnes (1974).
"No mientas, cariño". "Tu problema eres tú. La gente que ha trabajado contigo no se fía de ti", le dijo Díaz a Sánchez en un debate televisado. Su adversaria ya aludía a la faceta sibilina del personaje cuando aún apenas había empezado su periplo.
Susana fue derrotada y, aunque no dejaron de sonar las voces discordantes con el líder renacido, marcó el inicio de una etapa distinta del PSOE, una regida por la mano de hierro de Pedro Sánchez, tildada por muchos de cesarista. Esa etapa llega hasta nuestros días.
El Parlamento de Andalucía designó entonces a Susana Díaz senadora, y actualmente participa en distintas tertulias de televisión, en programas como Espejo Público, Todo es Mentira o La Sexta Noche.
4. Javier Fernández
Su tocayo Lambán ha dicho de él que cuando Alfredo Pérez Rubalcaba abandonó la Secretaría general del PSOE, se "empeñó" en que el asturiano fuera su sucesor en el cargo. Diez años después, Lambán sigue pensando que debió haber sucedido así.
No en vano, Javier Fernández dirigió la gestora que sucedió a la primera etapa malograda de Pedro Sánchez como secretario general. Hasta 2019 fue uno de los barones más reconocidos del PSOE como presidente del Principado de Asturias durante siete años.
Tuteló la abstención del grupo socialista que permitió la formación del último gobierno de Mariano Rajoy, evitando que Sánchez pactase con los nacionalistas y con Podemos, que en su etapa más embravecida, deseaba "asaltar" las instituciones.
Para la historia del PSOE quedó su discurso en el Comité Federal celebrado en plena etapa de transición del partido. Apelando a los votantes socialistas, abogó por renunciar a la "podemización" que en aquel entonces padecía la militancia y los fieles a Sánchez.
"¿Piensan que debemos ser una formación dedicada en exclusiva al enfrentamiento con el PP, o que delimitemos nuestro espacio político al de los simplificadores, de los dogmáticos que hablan en nombre de la verdad?"
Igualmente, ya en aquel día mencionó Fernández a los actuales socios de Sánchez: "Luego, escucho hablar de nación de naciones, de soberanías compartidas, o de alianzas para gobernar el Estado con fuerzas políticas que consideran que los pueblos de España son unidades con legítima opción a separarse".
Después del regreso de Sánchez, en 2019 abandonó definitivamente la política. "Muchas gracias y hasta siempre", se despidió desde su tierra natal.
5. Arancha González Laya
Fue ministra de Exteriores en el segundo gobierno de Pedro Sánchez, pero duró apenas año y medio, desde enero del 2020 a julio de 2021. Su destitución fue polémica, y estuvo sobrevenida por un conflicto diplomático con Marruecos.
El 2 de julio de 2021, en plena crisis hispano-marroquí, tuvo lugar en Rabat una reunión secreta entre una delegación española, encabezada por el embajador de España, Ricardo Díez-Hochleitner, y la embajadora marroquí en Madrid, Karima Benyaich.
Hacía entonces más de un mes que Benyaich se encontraba en la capital de este país, tras ser llamada a consultas por su el gobierno de Marruecos justo después de una incursión migratoria en Ceuta, el 17 y 18 de mayo. Esos dos días, más de 10.000 marroquíes, la quinta parte menores de edad, accedieron irregularmente a la ciudad.
La embajadora Benyaich pidió la cabeza de González Laya para allanar el camino de la reconciliación, y Sánchez se la dió.
Antes de llegar a Exteriores Laya era la directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional, la agencia de desarrollo de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de Comercio.
6. Elena Valenciano
Entre 2012 y 2014 fue vicesecretaria general del PSOE, tras la victoria de Alfredo Pérez Rubalcaba en el XXXVIII Congreso Federal del partido. Como fiel a Rubalcaba -quien más tarde apoyaría a Susana Díaz-, era de la facción que no encajaba en la hoja de ruta marcada por Pedro Sánchez desde su primera llegada a la secretaría general del partido.
Veterana eurodiputada, su actividad política siempre estuvo vinculada a la Unión Europea, aunque también pasó por el Congreso. Desde el año 2000 a 2013 fue presidenta de la Fundación Mujeres, un puesto que volvió a asumir en 2021.
Elena Valenciano, tras la reelección de Pedro Sánchez como líder -ya indiscutible- del PSOE, fue "vetada" en el año 2019 de las listas al Parlamento Europeo. Además, ella aspiraba a presidir el grupo socialista europeo. En conversación con EL ESPAÑOL, Valenciano afirma no guardar "ningún rencor" a su partido. "Una entra y sale de las listas, es algo que ocurre".
Sí admite que todo fue muy difícil para ella, puesto que, además de ser una persona muy cercana a Rubalcaba, su "veto" coincidió con la muerte de éste. "Yo era considerada una persona de Alfredo, y consideraron que debía estar fuera", señala. Pero advierte de que, aunque "apoyé a Madina" en las primarias del 2014, nunca ha tenido "ningún desencuentro con Sánchez".
7. Carmen Calvo
Apostó por Pedro Sánchez en las primarias del PSOE en 2017, cuando quien partía como favorita era Susana Díaz, y desde entonces hasta hace apenas tres años, el líder socialista había contado siempre con ella.
"El fuerte de Carmen es su capacidad para moverse con la misma soltura en las moquetas de Madrid y en la reuniones de barrio". Así definió a la exvicepresidenta del Gobierno una antigua alto cargo del PSOE.
Otro de los fuertes de esta cordobesa es su declarada militancia feminista. Sin embargo, fue su enfrentamiento con la entonces ministra de Igualdad podemita, Irene Montero, -quien le había robado esa cartera- lo que desgastó su imagen dentro del Gobierno de Pedro Sánchez, que no admitía enfrentamientos directos y públicos con sus socios de investidura.
El foco constante de conflicto que supuso, en el seno del Consejo de Ministros, la batalla entre el sector feminista del PSOE y de Podemos, acabó por determinar su salida del Ejecutivo en la remodelación del Gobierno que Sánchez llevó a cabo en julio de 2021.
8. José Luis Ábalos
Es uno de los nombres más potentes que ha tenido el PSOE y la política española en los últimos años. Fiel a Sánchez, se mostró contrario a la abstención para la investidura de Mariano Rajoy como presidente en el año 2016.
Fue uno de los ministros de máxima confianza de Pedro Sánchez durante su primera etapa en el Gobierno, cuando estuvo al frente de las carteras de Fomento primero y después de la de Transportes. Entre los años 2018 y 2021, su rostro no dejó de estar en el centro de todos los focos.
Sin embargo, cuando finalizó su periplo en el ministerio, también dejó su cargo orgánico en el partido, que era la secretaría de organización del PSOE, puesto que hoy ocupa Santos Cerdán.
Hasta que estalló el caso Koldo, nada se supo de los motivos exactos de su cese, y a pesar de la orden expresa del PSOE, se resistió a abandonar su escaño. Hoy está en el Grupo Mixto del Congreso de los Diputados, junto a Podemos.
Según ha transcendido, nunca estuvo al corriente de los cambios que preparaba el presidente Sánchez antes de su salida. Aún así, sigue votando con el Gobierno cada ley.
9. Iván Redondo
Algo sucedió entre el presidente del Gobierno y su exjefe de Gabinete, gurú y principal asesor, Iván Redondo. El anuncio de su salida fue, junto a la de Ábalos, una sorpresa. No puede decirse que sea una víctima política, porque es un consultor, pero sí una víctima colateral.
El consultor político, que a pesar de sus piropos, nunca militó en el PSOE, acompañó a Sánchez como su principal asesor en la Moncloa desde junio de 2018, tras triunfar la moción de censura contra Mariano Rajoy.
Se le veía como un ministro más antes de su salida. Sánchez le nombró director del Gabinete de la Presidencia, y después Secretario del Consejo de Seguridad Nacional. En enero de 2020, amplió todavía más sus funciones. Sin embargo, el presidente nunca le dedicó una sola palabra tras su destitución.
Redondo es ahora columnista y participa en tertulias para la televisión.