Lluís Escola y Carles Puigdemont, en Bélgica en 2018.

Lluís Escola y Carles Puigdemont, en Bélgica en 2018. Efe

Política LEY DE AMNISTÍA

El 'mosso' que escoltó a Guardiola en el Barça y ayudó a huir a Puigdemont regatea a la Justicia

Lluís Escolà, jefe del operativo de escoltas de la Generalitat, es el primer amnistiado del 'procés' junto a su jefe, el 'exconseller' de Interior Buch.

26 junio, 2024 02:43

Durante meses fue la sombra de Carles Puigdemont durante su huida de España. No sólo en Bruselas, también en enero de 2018 Lluís Escolà acompañó al expresident a una charla en una universidad de Copenhague. Allí se descubrió que el agente estaba haciendo algo más que turismo, convertido ya en la guardia pretoriana del líder de la República en el exilio. 

Las primeras sospechas surgieron en la capital belga, una semana después de que llegara allí Puigdemont, cuando un periodista comprobó que uno de los acompañantes del político huido llevaba en la solapa un pin que lo identificaba como miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

"No me saquéis, que me metéis en un follón, sólo estoy de vacaciones", les dijo entonces a los reporteros. Pero esos días de asueto se convirtieron en más de un año de vida rutilante

En octubre de 2017, cuando Cataluña celebró su referéndum ilegal de independencia, Lluís Escolà Miquel, entonces de 51 años, tenía rango de sargento en los Mossos d’Esquadra y era el jefe del operativo del área de escoltas de la Generalitat. Es decir, se encargaba de proteger al entonces presidente Carles Puigdemont allá donde fuera. 

Y quién sabe si por un exceso del sentido de deber o por su fuerte adhesión a la causa, el 29 de octubre de ese mismo año, cuando Puigdemont se esfumó de Barcelona para aparecerse en Bruselas, Escolà también estuvo con él. 

En esa fuga por carretera que ha adquirido un carácter casi mitológico, en la que los escritos apócrifos han decidido que Puigdemont huyó en el maletero de un coche, el agente lo acompañó. Incluso se investigó si fue él quien conducía el vehículo. 

No quedó claro. Como tampoco el cargo que ocupaba cuando se dejaba ver junto al expresident por las calles de Bruselas durante sus primeros meses en Bélgica. El sargento juntó entonces todas sus vacaciones para estar con su jefe, después los días libres que tenía acumulados y cuando estos se terminaron, pidió una baja médica por problemas en la espalda. 

Escola Miquel, junto a Puigdemont, en 2018 en Copenhague.

Escola Miquel, junto a Puigdemont, en 2018 en Copenhague. Efe

Así llegó hasta julio de 2018. Entonces, estando todavía de baja, ideó un resquicio para legalizar más o menos su función. Le transmitió entonces a la Generalitat que quería acogerse al estatuto de los expresidentes, que incluían, entre otras cosas, contar con un escolta. 

El Ministerio del Interior y el de Exteriores, que debían aprobar su traslado a Bélgica, lo desestimaron. Pero el entonces conseller de Interior catalán, Miquel Buch, tomó nota y lo nombró “asesor en materia de sistemas de seguridad”. Un cargo muy ambiguo, que le permitió al mosso pasar al menos la mitad del tiempo en Bélgica.

Cuatro años de cárcel

Años más tarde la Audiencia Provincial de Barcelona investigó el caso. Tomó declaración a Buch, Escolà y su entorno, entre quienes se incluía el propio Puigdemont. 

“Lluís Escolà es un patriota que si está en este juicio es por haber prestado un servicio muy grande al país y por ninguna otra razón. Y lo he visto sufrir mucho, lo he visto sacrificar su vida privada incluso para poder acompañarme en momentos en los que las autoridades españolas incumplían su deber con la ley que ha de garantizar mi protección”, adujo el expresidente fugado. 

Aunque el juez no lo vio igual. En septiembre del año pasado decretó cuatro años y medio de cárcel y 20 de inhabilitación por malversación y prevaricación para el exconseller de Interior; y otros cuatro años de cárcel y diez de inhabilitación para el mosso

Ambos recurrieron la sentencia y el agente no llegó nunca a entrar en prisión. Una situación que ya no sucederá, porque este martes Buch y Escolà se convirtieron en los primeros beneficiados por la Ley de Amnistía

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) la aplicó por primera vez al considerar que ninguno de los dos se beneficiaron personalmente del dinero público, sino que la desviación del mismo tuvo como objetivo cumplir con las directrices del procés, lo que quedaría amparado por la amnistía. 

El TSJC admite los “hechos probados” que se les imputan, pero declara la “extinción de la responsabilidad penal y civil” para los acusados. 

Lluís Scolà (izquierda) escolta a Puigdemont en Bruselas.

Lluís Scolà (izquierda) escolta a Puigdemont en Bruselas. Efe

Seguridad del Barça

El sargento tenía una larga trayectoria en los Mossos y antes de Puigdemont trabajó con otros presidentes como Artur Mas. Pero en esa carrera en paralelo a la política, hubo hueco para otro cargo de responsabilidad: subdirector de seguridad del FC Barcelona

“Era el responsable de la seguridad del primer equipo. De hecho, era miembro del primer equipo”, declaró la expareja de Escolà en el juicio. El agente pidió una excedencia de cinco años para trabajar junto al empresario Josep Maria Matamala, quien fue dirigente del club durante la primera etapa de Joan Laporta como presidente. 

Un simpatizante se hace una foto con Puigdemont con Scolà de fondo.

Un simpatizante se hace una foto con Puigdemont con Scolà de fondo.

Fue una época dorada para el Barça, en la que aglutinó a estrellas como Ronaldinho, Messi, Henry, Xavi o Iniesta. Un equipo comandado en ese último año por Pep Guardiola y en el que Escolà se encargaba de la seguridad de todos sus integrantes. 

Sus servicios terminaron cuando Josep, Jami, Matamala abandonó el club con Laporta en junio de 2010. Al agente le tocó entonces volver a los Mossos, pero nunca perdió el contacto con el empresario. 

Matamala era miembro de Convergencia Democrática de Cataluña, fue concejal en Gerona, senador por esta ciudad y, sobre todo, íntimo de Puigdemont. Más tarde fue uno de los grandes financiadores del procés y mientras él se reunía con el expresident en Bruselas, Escolà seguía ejerciendo de fiel escudero. 

Las fotos de entonces sirven casi como un álbum familiar. “45 semanas. Hemos estado con él en Francia, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Escocia y Suecia”, presumía el agente en sus redes sociales, antes de felicitarle las Navidades al líder. Le cayeron cuatro años por todos aquellos viajes, aunque esa pena ya nunca la va a cumplir.