Félix Bolaños, el 'quinto vicepresidente' de Sánchez en el que confluyen los tres poderes del Estado

Poner en unas mismas manos Presidencia y Justicia no tiene precedentes en la Democracia española, y al hacerlo, Pedro Sánchez envía un mensaje de hasta qué punto quiere amarrar desde Moncloa los cambios en la esfera judicial.   

Sánchez ha tomado esta decisión después de que todas las asociaciones de jueces y fiscales, así como el CGPJ, la Sala de gobierno del Tribunal Supremo y jueces decanos de toda España denunciaran que la amnistía que ha pactado con los independentistas constituye un inaceptable ataque a la separación de poderes y al Estado de derecho. Otro golpe de audacia.

A todos los efectos, Bolaños va a actuar como el quinto vicepresidente, porque si bien Sánchez ha decidido reservar esta categoría a cuatro mujeres -María Jesús Montero, Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera- él concentrará el mayor poder político en el nuevo Ejecutivo.

Como titular de Justicia, dos de sus principales retos serán sacar adelante la amnistía pactada con ERC y Junts, y renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato está prorrogado desde diciembre de 2018 ante la falta de acuerdo con el PP.

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Antes de asumir formalmente la cartera de Justicia, Félix Bolaños ya se ha puesto en contacto telefónico este lunes con el comisario europeo del ramo, el liberal Didier Reynders, al que visitará la próxima semana en Bruselas para trasladarle las virtudes de la Ley de Amnistía.

Bolaños defenderá ante Bruselas la tesis de que esta medida de gracia es un asunto doméstico, responde a la voluntad de la mayoría absoluta de las Cortes surgidas de las elecciones del 23-J, va a contribuir a recuperar la convivencia en Cataluña y no lesiona los intereses de la Unión Europea.

Hombre de la máxima confianza del presidente Sánchez, Félix Bolaños ha estado en la trastienda de las negociaciones más decisivas de su mandato. Coordinó los contactos con los socios parlamentarios para hacer posible la última investidura, aunque fue el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, quien pasó largas veladas en un hotel de Bruselas hasta recibir el sí de Carles Puigdemont.

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En la pasada legislatura, Félix Bolaños también fue el encargado de negociar con el PP la renovación del Tribunal Constitucional (logró la mayoría "progresista" encabezada por Cándido Conde-Pumpido) y la frustrada renovación del CGPJ: Feijóo rompió los contactos al constatar que el Gobierno iba a derogar el delito de sedición y rebajar el de malversación para cumplir sus pactos con ERC.

Pero Félix Bolaños ha sido la sombra de Pedro Sánchez desde que comenzó a tramar la moción de censura contra Rajoy, que salió adelante el 1 de junio de 2018. Pasó a dirigir entonces la sala de máquinas de la Moncloa, el hombre que mueve los hilos en la trastienda, como secretario general de Presidencia. Allí se convirtió en uno de los principales estrategas de Sánchez, también encargado de elaborar el relato que llega a los medios. 

En este cargo, también se ocupó de coordinar la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Toda una superproducción de televisión, retransmitida por 22 cámaras de TVE, que sirvió para impulsar la campaña electoral de Pedro Sánchez en las elecciones generales del 10-N de 2019.

Pero en la Moncloa Bolaños mantuvo también un largo pulso con Iván Redondo, que se saldó con la remodelación de Gobierno de julio de 2021: el primero vio reconocida entonces su labor, al convertirse en ministro de Presidencia y Memoria Democrática, mientras que el asesor áulico de Sánchez, el hombre que escrutaba las encuestas, perdió la confianza del presidente y regresó al sector privado. 

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Como ha informado EL ESPAÑOL, Félix Bolaños es hijo de emigrantes españoles: sus padres se conocieron en Alemania y, cuando regresaron a España, se instalaron en el barrio madrileño de Campamento. Luego abrieron una tienda de plantas y piensos en Móstoles.

Mientras hacía la carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, el futuro ministro desempeñó trabajos como el de repartidor de pizzas. Según su currículum oficial, fue el número uno de su promoción en el Curso General de Abogacía y en el Curso Especial de Derecho Laboral de la Escuela de Práctica Jurídica.

Tras licenciarse, ofreció a los inmigrantes del barrio de la Latina asesoramiento laboral y para obtener el permiso de residencia. Se afilió al PSOE en 2003 indignado, dice, por el Tamayazo que impidió a Rafael Simancas convertirse en presidente de la Comunidad de Madrid. El PSOE no ha vuelto a tocar poder en el Ejecutivo regional.

Se incorporó a la asesoría jurídica del PSOE y en 2008 obtuvo una plaza como letrado del Banco de España. Luego se convertiría en jefe de la división de Asesoría Jurídica Laboral y Documentación Jurídica. Ha sido profesor en el Instituto de Empresa (IE Law School) y abogado del despacho Uría Menéndez.