La España "de los principios, los límites y la palabra" que Alberto Núñez Feijóo ha pregonado durante su primer debate de investidura tiene un límite claro que le separa de Pedro Sánchez: que el PP nunca aceptará una amnistía para los encausados del procés a cambio de sus votos. "Para hablar de Cataluña, en cambio, aquí me tienen", ofreció el candidato a un Congreso de los Diputados fraccionado por el olvido delictivo a los independentistas.

La propuesta de Feijóo, planteada como una réplica a los discursos de Gabriel Rufián (ERC) y Míriam Nogueras (Junts), no podía ser más clara. Autorretratado sin matices en contra del olvido de los delitos, el líder popular urgió a los portavoces separatistas a "ser más útiles a la Cataluña real" y renunciar a "tensionarla y enfrentarla". En este sentido, el candidato a la Presidencia enhebró un discurso centrado con dos piedras angulares: desmontar el proyecto político del PSOE y detallar su propio plan de gestión

"Conmigo que no cuenten para la amnistía ni para el referéndum porque no es legal ni ético; no hay nadie por encima de la ley", sostuvo Feijóo, quien apunta que "para la amnistía y el referéndum su hombre es el señor Sánchez". Sus planes, no obstante, quedarán sepultados el próximo viernes, cuando el PP se quede —salvo sorpresa mayúscula— a cuatro de votos de lograr la mayoría parlamentaria.

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Por mucho que los independentistas defiendan, como aseveró Rufián, que "la amnistía no es el final", lo cierto es que la llave para la investidura del PSOE gira en torno a su aprobación. A ojos de los portavoces de ERC y Junts, procesos de perdón como el que ahora reclaman a Pedro Sánchez serían "necesarios para resolver conflictos políticos" como el catalán y no "seguir retrocediendo en España", al que consideran un país colonialista.

"¿Usted cree que Pedro Sánchez es el presidente del Imperio Español? No me digan que no defiendo yo al señor Sánchez", ironizó Feijóo ante esta propuesta y la acusación de colonialismo. "Le ruego que se lea la Constitución de Portugal. ¿Usted cree que Portugal es un país imperialista?", incidió, en referencia a que la ley portuguesa especifica que los partidos independentistas son inconstitucionales, a excepción de casos de colonialismo.

A pesar del cierre de filas de los independentistas en torno a sus pactos con el Gobierno, los primeros compases de la (primera) sesión de investidura dejan entrever una legislatura tensa. Junts, especialmente, advirtió este martes que sus condiciones para apoyar a Pedro Sánchez siguen siendo las mismas que puso sobre la mesa Carles Puigdemont hace tres semanas en Bruselas; es decir, amnistía como moneda de cambio y un referéndum pactado, algo que a día de hoy el PSOE no puede prometer.

De hecho, los intentos de los socialistas por orillar el tema explotaron en el momento en que tanto Rufián como Nogueras decidieron convertir sus réplicas a Feijóo en advertencias a Sánchez, eso sí, dando a entender que la amnistía ya está hecha. "No hablamos de un parche", incidió el de ERC, "ni formamos parte de ningún bloque", añadió la de Junts.

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Pese a todo, y siendo consciente de que fracasará, Feijóo sigue intentando cortejar a los posconvergentes y al PNV, a quienes lleva tendiendo su mano desde que el Rey le eligió como candidato a la investidura. "Soy un presidente de fiar", transmitió en varias ocasiones. "¿Les han votado a ustedes para que se aplique la política económica de Podemos?", preguntó, apelando a su ideología conservadora.

En los próximos días, el líder del PP se someterá a dos votaciones para ser investido como presidente del Gobierno, pero previsiblemente fracasará en ambas. Pese a ser el partido con más diputados en el Congreso (137), el mero apoyo de Vox (33) y los dos votos de UPN y CC son insuficientes para acercar al PP a la Moncloa.

Si todo sigue según lo previsto, el PSOE recogerá el testigo en una segunda investidura en las próximas semanas, esta vez con el aval de la mayoría parlamentaria y, de paso, la susodicha amnistía a los encausados independentistas como moneda de cambio.