Las encuestas siguen siendo adversas para el PSOE, pero sus dirigentes explican estos días que, al menos, han empezado a ver una pequeña luz muy al fondo del túnel a menos de un mes de las elecciones.
Explican que desde el lunes 29 de mayo casi todo lo que está pasando juega a favor de la candidatura de Pedro Sánchez, y aseguran que los pactos PP-Vox movilizan ya al electorado soclalista, incluso a los críticos con el presidente del Gobierno.
Según su análisis, la diferencia entre la mayoría absoluta de la suma entre PP y Vox, y la posibilidad de que gobierne Sánchez con apoyo de todos los demás porque la derecha no llegue a los 176 escaños, puede estar en poder recortar apenas dos puntos la diferencia entre los dos bloques. Recortando esos dos puntos, el PP ganará pero no podrá gobernar ni con Vox.
[Moncloa cree que los pactos con Vox dañarán la campaña de Feijóo como a Sánchez le pasó con Bildu]
Suele decirse que lo principal es dominar la agenda en una campaña electoral y, por el momento, se va centrando en los pactos del PP con Vox y, más concretamente, en las posiciones sobre la violencia de género o sobre el Orgullo LGBTIQ+. Con algunos bandazos y resbalones de los populares.
El equipo de campaña socialista considera que esos pactos no son rechazados por el electorado más fiel del PP, porque prima en ellos el deseo de “echar a Pedro Sánchez de la Moncloa” y, además, esos votantes no tienen otra opción en la que refugiarse.
Sin embargo, sí tienen un efecto importante entre los electores de la izquierda, teniendo en cuenta que su principal problema, precisamente, es la movilización de sus votantes.
Se frena la hemorragia
La serie histórica de las encuestas de los socialistas indica que el PSOE tiene el menor nivel de fidelidad de voto de los grandes partidos. Hasta hace unas semanas ese flujo de pérdida de votos era casi constante, pero ahora, siempre según su versión, se está empezando a frenar esa hemorragia.
“Los electores ya nos castigaron con dureza el 28 de mayo haciéndonos perder mucho poder autonómico y municipal, y ahora necesitamos que se perciba que sería excesivo un doble castigo también en las generales”, aseguran fuentes del PSOE.
Básicamente, casi todo se resume en que el elector perciba al PP ligado a Vox y prefiera el mal menor de Sánchez a la alternativa de la derecha. Y en esa estrategia tan sencilla se fundamenta la esperanza de Moncloa.
La estrategia para ello es machacar con el recorte de derechos que supondría un Gobierno de PP y Vox.
Para completarlo, Sánchez hace el recorrido por los medios para borrar el pasado de los “pactos inconvenientes”, de la distancia con los electores y de tropiezos como el de la “ley del sí es sí”.
Todas esas entrevistas están saliendo bien para el presidente, según explica el PSOE, pero tiene el inconveniente de que en casi todas ha quedado un marco malo para Sánchez: el de la credibilidad. Las mentiras, las rectificaciones o los cambios de opinión, según la interpretación de cada cual.
Pero a este inconveniente le ha surgido también un lado positivo por los errores del PP: el de la radical y pública rectificación de Maria Guardiola, la líder del PP extremeño. A la pregunta sobre las rectificaciones de Sánchez, el PSOE cree tener ya respuesta con las de Guardiola y el resto del PP en los pactos con Vox.
Y a la acusación de acuerdos con ERC y Vox, la respuesta será la de los pactos del PP con Vox.
Para la campaña, el PSOE limitará los actos multitudinarios por la imposibilidad de movilizar a sus simpatizantes y se confía en los debates y también en los ecos y las imágenes de los actos de la Presidencia europea.
Desde el PSOE sí se mira a Sumar, porque su resultado es vital para Sánchez. Su objetivo es lograr entre 35 y 40 escaños, con muchas dificultades para lograr escaños en las 21 circunscripciones en las que se reparten cuatro o menos escaños.
Aún siendo tercero, no es fácil lograr escaños en esas provincias y es posible que sus votos sin traducirse en diputados se los resten al PSOE en el bloque de izquierdas.